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Tres preguntas sobre Obama (III)

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Con esta entrega cerramos temporalmente la serie Tres preguntas sobre Obama. En las próximas semanas, en paralelo a los estirones de la carrera hacia la Casa Blanca, la retomaremos en su actual formato o introduciremos propuestas similares.

Entretanto, el nuevo libro contra la candidatura de Barack Obama, The Obama Nation, está dando de qué hablar. Según la agencia EFE, debutó el domingo en el primer puesto de las obras más vendidas del diario The New York Times.

Dice EFE que The Obama Nation, “cuya pronunciación en inglés es similar a la de la palabra abominación, es obra de Jerome Corsi, quien sugiere que Obama es un musulmán encubierto, un radical que esconde bajo su plácida fachada un gran resentimiento.

“El polémico escritor conservador saltó a la fama en 2004 como coautor de Unfit for Command ( No apto para asumir el mando), que salió a la venta en las elecciones de ese año y en el que se atacaba el historial militar del entonces candidato demócrata John Kerry.

“El libro inició una larga y devastadora campaña contra Kerry, quien finalmente perdió la contienda electoral contra el actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush.

“Corsi y sus seguidores lograron minar a Kerry en 2004 y el autor, que dice que colaborará en campañas negativas contra Obama, confiesa abiertamente perseguir resultados similares este año”.

Tres preguntas: Respuestas del escritor y periodista Armando de Armas

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Cualquier pronóstico que se haga a estas alturas del juego sobre quién será el ganador me parece apresurado. Tendría más de deseo de manifestación de una realidad que de realidad misma, más de entusiasmo ideológico que de seriedad analítica. La verdad es que puntaje más puntaje menos lo que se observa es un empate, y de aquí a noviembre puede pasar cualquier cosa.

Luego, lo interesante aquí no es el 50% de apoyo que tendría Obama dado que es joven y tiene carisma, promete bajar el nivel de los mares, salvar el planeta y sacar las tropas de Irak, sino el otro 50% de McCain, que es viejo y no tiene carisma y dice mantendrá las tropas en Irak por cien años si fuera necesario, no promete nada grandioso y viene de ocho años de lógico desgaste del Partido Republicano en el poder, con problemas económicos y altos precios de la gasolina.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Lo único bueno que podría hacer un presidente norteamericano por Cuba es invadirla como en 1898, pero Obama ni ningún otro hará eso. Entonces, creo, lo único responsable que nos queda es apoyar las políticas estadounidenses que mantengan las sanciones impuestas a esa dictadura y, de ser posible, que las endurezcan aún más. Esas sanciones son la única arma real con que contamos los cubanos libres, un arma que por otro lado no es cubana, pero que se mantiene gracias a los cubanos, para presionar y eventualmente llegar a una mesa de negociaciones con esos reformistas que tanto anuncian y que no aparecen por ningún lado. Todo eso después que se liberen los presos y se den reales muestras de cambio.

¿Es Obama un revolucionario?

No, es un demagogo consumado. Lo cual viene a ser, casi, como un revolucionario.

Tres preguntas: Respuestas del editor y escritor Jorge Salcedo

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

No sé si Obama consiga imponerse, pero es un contendiente formidable.

Si usted quiere la "aprobación del mundo", votará por Obama. Si usted quiere elegir al primer presidente negro de los Estados Unidos, votará por Obama. Si usted quiere "hacer historia", votará por Obama. Hay una gran recompensa psicológica inmediata en votar por Obama. Y Obama es joven, elocuente, carismático, mucho más carismático que su rival.

El resultado va a depender de la madurez del electorado americano. Si se atiende preferentemente a las promesas, el aura, la proyección pública, la imagen, el entusiasmo, el simbolismo, la energía de los candidatos, Obama gana. Si se atiende al récord, el carácter y las propuestas específicas de los candidatos, se impondrá McCain.

Si el debate se mantiene en el plano de las generalidades (el descenso del crecimiento económico, la impopularidad de la guerra en Irak…), Obama triunfa, porque en materia de generalidades basta con la elocuencia.

Si se debaten los problemas específicos que afectan la economía americana (las políticas energéticas de este país, por ejemplo, y el papel de los demócratas en esas políticas), el estado actual de la guerra en Irak, que ha sido un hueco negro para los terroristas de todos los países que acudieron a luchar allí, McCain tiene mejores posibilidades.

La inmunidad a la elocuencia es un deber ciudadano.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

La hipotética administración Obama, como las anteriores administraciones demócratas, tenderá a "normalizar" relaciones con Cuba. Es algo que Carter y Clinton hicieron en alguna medida.

Conozco los argumentos de quienes afirman que presionar al régimen es contraproducente, que la distensión es la mejor estrategia para salir del estancamiento, para que las cosas se muevan en Cuba. Bueno, a mí no me interesa que las cosas se muevan en Cuba. No creo que tenga sentido remover la podredumbre o embarcarla hacia el futuro. Entre la Cuba actual y una sociedad democrática no hay ningún puente posible. Hasta que no muera del todo la actual sociedad cubana, no habrá democracia en Cuba.

Detrás de la normalización no hay ninguna estrategia sutil para encaminar a Cuba hacia una democracia que ni siquiera se estima mucho en el propio país, sino la admiración mal disimulada de las "políticas sociales" de la revolución. "Educación y salud para todos", "deporte para todos"… Redistribución, en fin. Algo que en papel (sobre todo papel periódico) es una maravilla, pero que en realidad corrompe por completo la fábrica social. Ese espejismo moviliza a un amplio segmento del electorado demócrata.

¿Es Obama un revolucionario?

El slogan más usado por su campaña electoral ha sido "Cambio". Así, con mayúsculas. Ésa ha sido la definición de su persona política. No creo que los cambios vayan a ser muy radicales, pero si intentaran serlo, estarían a tono con las promesas de campaña.

Radicales o no, quienes hayan seguido a Obama saben bien en qué dirección se realizarán esos cambios. La hipotética administración Obama será socialdemócrata. La socialdemocracia tiene mucho atractivo para algunos europeos y casi todos los latinoamericanos, incluidos los cubanos. Si no funciona en nuestros países, venimos para Estados Unidos y la intentamos aquí. Estoy seguro de que la mayoría de los latinoamericanos votarán por Obama. En términos generales, somos una influencia nefasta en este país.

Si usted vota por Obama, usted vota por el Cambio. No pretenda luego que no lo sabía, que lo engañaron o que no pudo preverlo.



Crónicas de Thamacun (V). Crónicas alternativas

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Cuando Camilo Cienfuegos arribó por cuarta y última vez a Thamacun, apenas permanecían allí dos mil personas. El Segundo Éxodo se había desatado meses antes, a raíz de la entrada de Fidel Castro en La Habana, momento en el que no pocos thamacuneses vislumbraron la magnitud del desastre que se les echaba encima. La isla mayor naufragaba en aguas del totalitarismo y en su periferia no iba a quedar títere con cabeza (mucho menos un islote de sesenta mil habitantes, escandalosamente opuesto al discurso predominante).

Si durante la República el nacionalismo cubano había mantenido una actitud hostil, ocasionalmente injerencista y frecuentemente desdeñosa hacia la futura Cuba Inglesa, nada bueno cabía esperar del nuevo gobierno revolucionario, cuya veleidades simbólicas presagiaban días tormentosos para los thamacuneses.

En abril de 1959 la revista Mambo y otras adversidades -la de mayor tirada en el islote- publicaba un reportaje de Rodrigo Rodson en el que aparecía una declaración atribuida a Ramiro Valdés, uno de los comandantes de la revolución. “Si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña”, habría dicho Valdés, aludiendo a una inminente anexión de Thamacun. El reportaje constituyó el pistoletazo de arrancada del Segundo Éxodo, aunque ya desde enero de ese año los thamacuneses venían haciendo las maletas.

En cuanto a Cienfuegos y su papel en la desaparición del Reducto, mucho se ha especulado. Lo cierto es que el islote apenas opuso resistencia a las fuerzas invasoras, tal vez porque el grueso de su población ya había emigrado, tal vez porque el fetiche territorial nunca cuajó culturalmente entre los antepasados de Cuba Inglesa. De cualquier manera, el guerrillero no dudó en inmolarse por la causa perdida de Thamacun o, para mejor decirlo, por la causa perdida de su propia vida. Un grupo de doce milicianos repelió junto a él los primeros embates castristas, pero su resistencia fue la de la aguja en el pajar que arde en llamas.

“El Señor de la Vanguardia” fue borrado del mapa como fue borrado del mapa Thamacun. Se dice que su amante sefardí murió molida a culatazos, mientras invocaba su nombre.

Crónicas disidentes: Fito Páez en Thamacun

un texto de Heriberto Hernández

El anuncio de un concierto del andrógino cantante argentino Fito Páez en el gran teatro del Thamacun movilizó a todos “los gays” del islote, que no perdían ocasión para, con cualquier pretexto, manifestarse públicamente, ante la cruel represión y poco reconocimiento oficial de que eran objeto por parte del gobierno dictatorial de turno.

Usando todas sus influencias lograron asegurarse al menos las diez primeras filas del enorme teatro y fueron al concierto con todas sus galas, ramos de flores, peluches y todo tipo de objetos afectivos para recibir cálidamente a su ídolo.

El argentino, que había sido profusamente difundido en los medios, pero que al parecer no era todo lo open mind que hacía suponer su famélica figura, en extremo amanerada, y sus “piquitos” y carreras hollywoodenses -tomados de las manos con el legendario Charly García en los videos-, al salir al escenario se sintió abrumado por la eufórica acogida de su “afocante” fanaticada. A la cuarta canción, el músico creyó oportuno hacer, a fin de dejar clara su pasión por las féminas, una aclaración desafortunada:

-Agradezco sus manifestaciones de afecto, pero debo decirles que a mí me gustan “las chicas”.

La respuesta del público no se hizo esperar. En la segunda fila se puso de pie un joven, que lanzándole una rosa le gritó comprensivo y didáctico:

-¡Eso es porque no has probado “las grandes”!

Cortesíahttp://laprimerapalabraque.blogspot.com/

Crónicas alternativas: Refutación de una Carta Abierta

un texto de El Inglesito

El Sr. Heriberto Hernández se queja en una reciente Carta Abierta de que el irrespeto esencial por la oposición es la característica fundamental de las dictaduras, y a continuación expresa, mediante ejemplos traídos por los pelos y ajenos a la realidad cubanoinglesa, su convencimiento de que Thamacun lo es. Si esto es así, ¿como es que los agentes de esa dictadura le permitimos faltar a la verdad histórica, en nombre de una disidencia de opereta, en uno de los foros de expresión del Hecho Thamacun?

Los argumentos de Heriberto Hernández son de lo más endebles. Estamos ante un episodio más de corrupción cibernética, que es como merece calificarse la oposición divisionista de los puntoCON (Comités de la Oposición Nacionalista). ¿Hay alguien a estas alturas capaz de poner en duda la absoluta libertad de movimiento, expresión y liberación reinante en el Reducto y más tarde entre su descendencia virtual? ¿Acaso alguien puede mencionar un solo caso de represión sexual en Cuba Inglesa? Imposible. En Cuba Inglesa somos esencialmente libres, porque nuestra libertad la ejercemos a diario, la revitalizamos en el movimiento, en la entrega, en el respeto, en la humildad, en la curiosidad. También en el placer.

Rosa la Gozadora, y Heriberto y yo lo sabemos, no es una mujer, ni una agente, mucho menos una gozadora. Rosa es el hombre asumido por la mujer, es decir, el hombre petrificado en el anhelo incesante de convertirse en mujer. Rosa es el anhelo irrealizado. Ella y la Llama y la Garganta y Heriberto son miembros de un mismo cuerpo delictivo. Manejan los puntoCON, aunque todavía no conocemos quién de ellos es el verdadero líder.

Crónicas disidentes: En defensa de Heriberto Hernández

un texto de Eugenio Piedra

El Inglesito es el Pedro de la Hoz de Thamacun. Todas las dictaduras usan tipos así para desacreditar a los líderes cívicos o a los intelectuales de prestigio. Miente, miente y miente, que algo queda.

No se puede meter en un mismo saco a Rosa de los Palos o a las desaparecidas Maribel o Lutgarda, líderes espontáneas de un abortado movimiento cívico, sin proyecciones políticas o connotaciones teóricas, y al Sr. Hernández, que es un intelectual de probada vocación democrática e independencia doctrinaria y política, al punto de discrepar abiertamente de la monocorde intelectualidad thamacunence, que se limita a aplaudir a coro los desvaríos del Concejo de los Concejos.

Tal es su honestidad, que manifiesta sus criterios discrepantes en los medios oficialistas (aunque esto no debe ser considerado un mérito más entre los innúmeros que ostenta, ya que los otros medios fueron absorbidos o censurados minuciosamente por el régimen).

Foto del escritor Heriberto Hernández cortesía dehttp://www.elateje.com/



Tres preguntas sobre Obama (II)

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Con los candidatos a la Casa Blanca calentando motores para las convenciones partidistas de los próximos días, la agencia EFE publica un dato interesante: “El aspirante presidencial demócrata Barack Obama ha recibido casi seis veces más donaciones que su rival republicano, John McCain, de las tropas estadounidenses en el extranjero.

“El Centro para Políticas Responsables, un centro independiente que analiza las contribuciones electorales, indicó que aun el ex aspirante republicano Ron Paul, que se opone a la guerra en Irak, recibió donaciones cuatro veces mayores que McCain”. Según el informe, aunque la tendencia histórica revela que los militares suelen apoyar al Partido Republicano, éstos estarían favoreciendo a Obama por un margen de 55,000 dólares. En cualquier caso, los interesados pueden acceder a la página del Centro (en inglés) aquí: http://www.opensecrets.org/

Mientras, en Cuba Inglesa seguimos con la serie de tres preguntas que comenzamos el pasado miércoles. Esta vez, agradecemos la colaboración de Enrique del Risco y Marco Antonio Ramos. Que la disfruten.

Tres preguntas: Respuestas del escritor Enrique del Risco

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Debo empezar declarando que no soy obamista. Sigo el fenómeno Obama con bastantes reservas pero, tal y como veo las cosas ahora, creo que si Obama no comete algún error mayúsculo ganará sin problemas en noviembre. McCain no parece sino estar a la defensiva, como Hillary hace unos meses, más preocupado en atacar el discurso del contrario que en exponer su propio discurso. Eso sin contar el desgaste que parece estarle pasando factura.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

La ingenuidad. Es el mayor peligro y quizás la mayor virtud que pueda ofrecer Obama respecto a la política cubana. Peligrosa puede resultar la creencia de que su buena disposición resulte suficiente para tratar con un gobierno enfrascado únicamente en ganar tiempo, y que crea ver avances en lo que no sería más que juego táctico del gobierno cubano. Positivo porque esa misma disposición en introducir algunos cambios podría desatascar un tema que hace mucho tiempo está estancado y dejar sin respuestas a su contraparte cubana.

Hace ya mucho tiempo que los Estados Unidos deberían tomar iniciativas propias en su relación con Cuba y no limitarse a responder provocaciones abiertas, y creo que este es un buen momento para lo primero, esté quien esté en la presidencia.

¿Es Obama un revolucionario?

No lo creo. O digámoslo más claro: prefiero no creerlo, pero incluso eso no me tranquiliza. Obama contiene dos posibilidades reales, dos modelos de presidencia demócrata: la iluminada y la pragmática. O traducidas a ejemplos concretos: Carter y Clinton.

Si predomina el iluminado y modela la realidad de acuerdo a su propia visión –como Carter o Bush Jr. hicieron en su momento-, creo que será más desastroso que si fuera un revolucionario. Si mira la realidad tal y como es y lidia con ella en consecuencia, será algo que agradeceremos a la larga. De todas maneras todavía no sabemos quién es Obama, y posiblemente ni él mismo lo sepa. Quedará esperar a ver qué resulta al fin y al cabo.

Tres preguntas: Respuestas del historiador Marco Antonio Ramos

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Creo que lo más probable es que gane el senador Barack Obama. Kerry obtuvo 252 votos electorales a pesar de no tener los recursos de Bush, y la economía estaba en mejor estado. Hombre capaz, héroe de la guerra, Kerry no tenía carisma. A los presidentes generalmente se les reelige. Pero Kerry, simplemente ganando Ohio, hubiera tenido 272 votos electorales (dos más de los necesarios).

Ahora la situación económica de Ohio favorece a los demócratas. Iowa y New México, perdidos en el 2004 por los demócratas, con 7 y 5 votos electorales respectivamente, irán para Obama sin que nadie lo dude. Y puede competir en otros estados perdidos en el 2004, como Virginia. Si Evan Bayh es su compañero de boleta a la vicepresidencia puede competir en Indiana, pues el senador Bayh es el político más popular en la historia contemporánea de ese estado.

Un problema de McCain es que no podrá contar con las altas cifras de Bush entre la llamada derecha religiosa. El voto racial perjudicaría a Obama, pero lo puede compensar con una mayor votación de jóvenes y de afroamericanos. Y tampoco McCain repetirá el alto porcentaje de voto hispano que disfrutó Bush. Pero todo puede pasar, no descarto a McCain y habrá que esperar a las dos convenciones -primero- y a los debates presidenciales -después- para tener una idea más precisa de esa situación. Esperemos pues.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

En cuanto a Cuba, la victoria del uno o del otro, quizás y parafraseando a Narciso López (si es que en realidad el ilustre venezolano lo dijo antes de morir), “no cambiará los destinos de Cuba”. Pero la imagen estadounidense mejoraría con Obama, sobre todo entre la mayoría afrocubana. Pero eso sería al principio, uno nunca sabe lo que sucederá después. Un sector atacará su intención de flexibilizar viajes y remesas, mayormente en el exilio histórico, pero otros le darán la bienvenida, sobre todo en territorio cubano.

En cuanto a eso de “línea dura” no lo he creído nunca, tengo muchos defectos pero jamás he sido un iluso. Lo de “línea dura”, lo mismo si se aplica a McCain que a Obama, es un simple cuento de camino. La política hacia Cuba tiene dos caras: una hacia al exilio, basada en cuestiones electorales, y otra hacia Cuba, de simple reacción ante lo que pueda hacer, en un momento dado, el gobierno castrista. Cuba no es una prioridad para Estados Unidos desde los años sesenta.

No sé en realidad lo que piensan los cubanos dentro de Cuba acerca de estos ilustres personajes, ahora llamados “celebridades” en anuncios políticos. Hace más de cuarenta años que salí de allí. No entiendo mucho acerca de esa mentalidad cubana de hoy porque nunca fui revolucionario ni fidelista, y salí bastante joven de una ciudad del interior y no de La Habana. Me baso simplemente en lecturas, conversaciones e investigación académica, y esto último no siempre es confiable.

¿Es Obama un revolucionario?

Aquí ningún político importante es revolucionario. Se habla de “revolución republicana” y “revolución demócrata”, pero si hubo alguna revolución aquí habrá sido, me imagino, la guerra de independencia. Algo de revolución hubo en el abolicionismo del siglo XIX y la ley de derechos civiles en 1965, precedida de una larga lucha, pero ir mucho más allá de eso sería exagerar. Por ejemplo, para citar un caso, no olvidemos que cuando gobernaba Eisenhower al país lo gobernaban tres generales: el general Eisenhower, el “General Motors” y el “General Electric”. Eso continuará porque el sistema lo exige. No puede haber revolución cuando hay una gran influencia del sector privado, lo cual no es necesariamente malo, sólo que habría que matizarlo.

El mismo Eisenhower advirtió acerca del “complejo industrial militar”. Hay un “complejo petrolero”, un “complejo médico”, un “complejo legal”, “un complejo sindical”... También un “complejo de superioridad”, pero esa es otra cosa que ha afectado a las grandes potencias, no sólo a Estados Unidos.

Como nota al margen, algunos se consideran superiores, aunque sean analfabetos “funcionales”, simplemente por no ser de la raza de color. Pobrecitos. Ignoran que en las sociedades de nuestro tiempo lo importante, lo digo con tristeza, pero creo que con algún sentido de la realidad, es el efectivo ( cash). En Norteamérica la “pureza racial” sin el cash ya no dice mucho. Al menos no como antes. Admiro entonces la sinceridad del presidente Calvino Coolidge: the business of America is business. Los calvinistas como Coolidge, y como yo mismo, tratamos de ver las cosas con algún realismo, sin que esto implique que uno no tenga ideales. El pastor Calvino nos enseñó “la corrupción total del ser humano” (versión del siglo XVI de las enseñanzas de San Agustín y San Pablo en los tiempos antiguos). Y utilizo con libertad la palabra “complejo”, casi que como anglicismo y sin decir que todo lo que hay detrás de un “complejo” de ese tipo es necesariamente malo o bueno.

Claro que Obama es una interrogación y plantea preocupaciones para muchos. Incluso para mí. Es un político nuevo. McCain, que es un político demasiado viejo (como casi lo soy yo, aparte de que no soy político), tuvo actitudes en el pasado que también plantean preocupaciones. Pero ninguno de los dos es revolucionario. Aquí nadie intervendrá ni siquiera un puesto de fritas o, más bien, un McDonald. No se nacionalizará o socializará la medicina. Habrá algunos cambios en política exterior e interior, pero sin acercarse a una revolución. El día después de las elecciones todo el mundo irá a trabajar y después de la toma de posesión vendrán días conflictivos. Al terminar su mandato, McCain u Obama, en líneas generales “el cuartico seguirá igualito”. Ahora bien, es posible que se siga reflejando la tradicional política demócrata, más inclinada a los obreros y la clase media. Menos aventuras internacionalistas, etcétera. Pero hay que seguir “monitoreando” todo esto. Es demasiado temprano.

Por el momento, Rusia nos demuestra su intención de seguir siendo una potencia influyente. En cuanto a su expansionismo me pregunto si alguien en su sano juicio pensó que ese capítulo había terminado. Los rusos no son los alemanes, tampoco los japoneses.



Esperando a los manifestantes

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Un amigo me escribe a propósito de lo que llama, muy atinadamente, “el imperialismo ruso”:

“Deberías hacer algo sobre el resurgimiento de las políticas expansionistas que siempre persiguió Rusia desde que empezó como el principado de Moscova y no tenía más que unas millas cuadradas a la redonda. Ese imperialismo ruso podría llegar de nuevo con fuerza a Cuba y retrasar la transición. Además de que ahora le complica el ajedrez geopolítico a los Estados Unidos. Un tema muy importante”.

De acuerdo en que el tema, que ya han tratado en profundidad y certeramente varios de mis colegas vecinos, amerita toda la atención del mundo. Un fenómeno colateral, relacionado con el asunto, es la ausencia, a más de una semana de iniciado el conflicto en torno a Osetia del Sur, de manifestaciones contra la guerra en España, Europa y el resto del mundo. ¿Dónde están los manifestantes que cuando Estados Unidos participa en algún conflicto bélico inmediatamente se lanzan a las calles como poseídos por el mal de San Vito? ¿Acaso, a diferencia de las norteamericanas, las escopetas rusas y georgianas son de palo?

Mientras esperamos por los manifestantes, les propongo un texto del analista y político Juan Pina, escrito en marzo pasado. A pesar de los meses transcurridos, me parece de una actualidad indiscutible. Cierro luego con un texto mío, cortesía de Libertad Digital.

Medvédev y el regreso de la Guerra Fría

un artículo de Juan Pina

Hay países que sienten la democracia como parte de su esencia cultural y se enorgullecen de sus instituciones y de la pluralidad de puntos de vista de sus dirigentes. Quizá Gran Bretaña sea el ejemplo máximo de una cultura democrática profunda e inasequible a los golpes de la

Historia. En general, Norteamérica y Europa Occidental presentan cotas altas de solidez de los valores democráticos, aunque en España falte aún tiempo de cocción. Por supuesto, hay también democracias afianzadas en otras zonas del mundo: el background cultural de una sociedad puede favorecer o entorpecer la cristalización de la democracia, pero cuando existe auténtica voluntad política siempre termina por asentarse. Es esa voluntad política la que se echa en falta en el país más extenso del planeta.

Rusia es por su historia y por su cultura una sociedad europea que debería formar parte junto a nosotros de la familia geopolítica y económica occidental. La acción de Yeltsin como primer presidente de la Rusia postsoviética nos llevó a la creencia feliz de que, en efecto, Moscú iba por ese camino. Se iba a conjurar la amenaza nuclear rusa, controlada por una nueva clase política aliada de Occidente. Se iba a afianzar la seguridad mutua mediante la pertenencia de Rusia a las instituciones euroatlánticas, y tarde o temprano Rusia sería un miembro más de la nueva Europa sin fronteras para las personas, el capital, los bienes ni los servicios.

Vladimir Putin emergió como el sucesor joven, eficaz y pragmático de Yeltsin, pero pronto acabó con el sueño que acabo de describir, revelando su auténtica faz. Putin resultó ser un adalid de la perdida ortodoxia soviética, enmascarada ahora en una pseudodemocracia, y rediseñó el presente ruso como la paciente antesala de un futuro imperial en el que Rusia volvería a plantar cara a Occidente. Esto implicaba importar el modelo económico capitalista, porque es el único que funciona, pero bajo una estricta supervisión por parte de la camarilla de magnates emergidos de la KGB. El propio Putin fue un eficaz agente del cuerpo de espionaje y represión política comunista, caracterizándose por su capacidad para el seguimiento y la delación de disidentes. Pese a su juventud, Putin no representaba un paso adelante frente a Yeltsin, como se nos hizo creer, sino un regreso al régimen anterior, aunque muy maquillado.

Putin se quitó poco a poco la careta de demócrata, de líder partícipe del interés occidental por globalizar la libertad. Cada año de su mandato ha sido peor que el anterior. Ha respaldado a dictadores como Milosevic y Lukashenko, ha apoyado el exterminio kosovar y ha ejecutado el checheno, se ha aliado con grandes democracias como Irán y China en contra de los intereses de Europa y Norteamérica, desestabiliza a países prooccidentales como Georgia e intentó matar al presidente de Ucrania durante su campaña electoral, chantajea al Viejo Continente con el grifo del gas natural, atemoriza a Occidente con el botón nuclear y amenaza con apuntar otra vez los misiles contra nosotros simplemente por establecer un paraguas defensivo que en nada perjudica a Rusia (sólo a su capacidad de amedrentarnos). Putin se ha ido alejando poco a poco de nosotros, de nuestro modelo de convivencia y de nuestro respeto por las libertades y los derechos humanos y civiles. Ha asesinado periodistas y disidentes (a veces usando nada menos que polonio radiactivo), ha expulsado supuestos espías como en los viejos tiempos, y también como en los viejos tiempos ha restaurado el antiguo himno nacional estalinista con apenas unos retoques en la letra.

Es que, en realidad, lo que quieren Putin y su nueva nomenklatura es volver a esos viejos tiempos: convertir a Rusia en líder de un bloque geopolítico y militar antioccidental aliándose para ello con quien haga falta: con los ultraislamistas, con Corea del Norte, con el grupo de dictaduras comunistas que está emergiendo en América Latina… Todo vale. Y como la apariencia de democracia es sólo eso, una apariencia, pues se permite el lujo de celebrar elecciones de cartón que otorgan el 70 % de los votos a un solo partido (el suyo, claro). Esto se parece también mucho a los viejos tiempos de grandes unanimidades y votaciones al 99.99 % en los congresos del partido único.

Alimentando a la extrema derecha y a los restos del Partido Comunista, Putin ha evitado que surja una auténtica oposición (socialdemócratas, liberales, conservadores), como en cualquier país normal. Las pocas voces democráticas de la Rusia de Putin, como Kaspárov o el partido Yabloko, han sido sistemáticamente acalladas. ¿El mandato de ocho años es un engorroso corsé? Pues no pasa nada, se pone a un delfín fiel como presidente y se baja un peldaño para ser ahora primer ministro. Hay que cambiar algo para que no cambie nada y para que el proyecto a largo plazo siga su curso: el regreso de la bipolaridad y la Guerra Fría. Esa es la triste agenda que Putin le ha encargado a su pupilo, el simpático Dimitri Medvédev, joven del siglo XXI por fuera pero apparatchik del soviet supremo de los años sesenta por dentro.

Cortesía http://www.juanpina.com/Blog.htm

Jugando al ajedrez

un artículo de Armando Añel

En el ajedrez de la geopolítica abundan las jugadas simbólicas, como la que recientemente hiciera Rusia en relación a Cuba –y viceversa-, y como la que acaba de hacer Estados Unidos con respecto a la inminente “independencia” de Osetia del Sur. En el ajedrez real, ciertamente, hay poco espacio para la simbología, si se descartan la apertura escogida por los jugadores –que puede simbolizar un talante agresivo, displicente e, incluso, conciliador o derrotista- y alguna que otra repetición de movidas. Pero en el ajedrez de la geopolítica lo simbólico domina la categoría.

Recientemente, la independencia de Kosovo, apoyada por la Unión Europea y Estados Unidos, puso de malhumor a los imperialistas rusos –esos imperialistas venidos a menos-, que reaccionaron primero con una jugada simbólica: recordarle a Washington que Cuba continúa siendo, potencialmente hablando, su estado asociado en el Caribe. El espectáculo de miles de kosovares agitando banderas norteamericanas –un espectáculo que se repitió en recientes intervenciones del presidente georgiano-, debe haber sacado de paso a Putin y su camarilla.

En este contexto se inscriben los rumores sobre un desplazamiento de bombarderos rusos a Cuba y la visita, hace apenas un par de semanas, de una importante delegación rusa a la Isla. Desfilaron por la Habana, entre mojito y mojito, el vicepresidente ruso Igor Sechin y el general de ejército Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia. Lo que cocinaron en los interludios e intersticios del encuentro oficial sólo lo saben ellos, pero evidentemente el propósito simbólico de la movida se cumplió con creces.

Ahora, otra jugada rusa -no tan simbólica como la anterior- acaba de tener lugar: la invasión de Osetia del Sur, que con su independencia de Georgia, a la vuelta de la esquina, pasará a convertirse en una especie de colonia rusa en el corazón del Cáucaso. Ya Raúl Castro salió a defender el uso de la fuerza por parte de sus aliados, como lo hiciera Fidel Castro –salvando las distancias- cuando la invasión rusa a Checoslovaquia. El general, probablemente acicateado por su moribundo hermano, ha acusado al gobierno de Georgia de atacar Osetia del Sur en complicidad con Estados Unidos.

Por su parte la Casa Blanca, al reconocer implícitamente que no intervendrá en Osetia del Sur –siendo Georgia un aliado de Estados Unidos aspirante a ingresar en la OTAN-, ha dado un paso atrás simbólico, y comprensible. La zona de influencia rusa en la región se mantiene así incólume, mientras Washington todavía espera, a cambio, una mayor cooperación de Putin en el diferendo que mantiene con Irán y, por inercia, que la jugada simbólica expuesta arriba –con relación a Cuba- sea sólo eso: una jugada simbólica.

Que no llegue la sangre al río, advierte Estados Unidos a Rusia. Algo que, otra vez salvando las distancias, también parecen advertirle Moscú y La Habana a Washington. Este es un ajedrez efervescente.

Cortesía http://www.libertaddigital.com/



Tres preguntas sobre Obama (I)

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A partir de la que sigue, dedicaremos varias ediciones a exponer la opinión de reconocidos analistas, residentes parcial o permanentemente en Estados Unidos, sobre la candidatura del senador Barack Obama. Será en base a tres preguntas fundamentales que nuestros invitados y colaboradores responderán a su aire.

Dichas ediciones, dada la agilidad noticiosa del tema, podrían aparecer consecutivamente. Agradecemos la colaboración de Jorge A. Sanguinetty, Néstor Díaz de Villegas y Roberto Lozano. Que disfruten sus aportes.

Tres preguntas: Respuestas del analista y economista Jorge A. Sanguinetty

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

No creo que Barack Obama se imponga. La elección deberá ser muy apretada, pero ahora la situación en Georgia posiblemente favorezca a John McCain.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

A mí me parece que Obama estaría más dispuesto a negociar con Raúl Castro. Y aunque no creo que eso sea bueno para Cuba, podría romper el estancamiento actual y ayudar a la Isla a evolucionar en el postcastrismo. Sin embargo, creo que sería correr un riesgo muy elevado.

¿Es Obama un revolucionario?

No sé si Obama es un revolucionario, pero sí creo que es un misterio. Deja demasiadas cosas en el aire, muy vagas, lo cual me da mala espina. Nadie sabe lo que él piensa. Aunque no se puede descartar que sólo esté queriendo ganar el voto de los descontentos para después no hacer nada revolucionario, con lo que la opción radical seguiría en pie.

Tres preguntas: Respuestas del analista y escritor Néstor Díaz de Villegas

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Ojalá gane Obama. En estos momentos el Partido Republicano es totalmente inefectivo y cualquiera que pretenda influir en la política nacional o internacional mejor que se cambie de bando. Los republicanos se han mofado de cómo Obama hizo campaña en Berlín, y esa mofa revela la incapacidad del GOP para entender el mundo moderno.

Es un hecho que el presidente de los Estados Unidos de América debe hacer campaña en todo el mundo, y los republicanos ni siquiera se han dado cuenta de que al perder las elecciones globales, que son virtuales, Bush perdió también cualquier apoyo real.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Podría determinar el ascenso de los negros a la presidencia de Cuba en un futuro próximo, algo que es igualmente deseable y que hace mucho tiempo debió suceder. Las posibilidades de cambio real en Cuba están hoy en las manos de Manuel Cuesta Morúa, del doctor Oscar Elías Biscet. Esos son los hombres que traerán el auténtico cambio a Cuba. Un cambio que significa continuidad, pues se restablecería una línea que parte de Fulgencio Batista y del espíritu del 4 de septiembre y que fue interrumpida por el gobierno jesuita de Fidel Castro.

Lo he dicho antes: Fidel Castro ha gobernado como un negrero, y esa situación debe culminar necesariamente en la emancipación de los negros.

El peligro es que con Obama lleguen al poder los Ray Nagin, los Jesse Jackson, los Danny Glover y toda el ala reaccionaria y racista de la negritud. A nivel local, significaría una oportunidad de ascenso para los demócratas del tipo Raúl Martínez.

¿Es Obama un revolucionario?

Barak Obama es un revolucionario en el sentido norteamericano de ese concepto, no en el sentido haitiano. No es una revolución de Saint-Domingue lo que se nos echa encima, sino una auténtica revolución americana. En el pasado, tanto Martin Luther King como Thelonious Monk han llevado a cabo grandes revoluciones americanas, no es nada nuevo.

Tres preguntas: Respuestas del investigador y economista Roberto Lozano

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Las probabilidades de victoria están a favor de Obama, como bien reflejan las apuestas en los mercados políticos virtuales. En primer lugar, el panorama político nacional es muy parecido al de 1980, cuando Ronald Reagan, con poca experiencia en política exterior, desafiaba al partido de un presidente con baja popularidad. En segundo lugar, la inestabilidad económica y el peligro de una contracción cíclica también favorecen a Obama, ya que el electorado tiende a culpar al partido que controla el poder ejecutivo cuando las cosas no van bien económicamente. Definitivamente, el electorado no está mejor económicamente ahora que hace cuatro años.

En tercer lugar, tanto la impopularidad de la guerra en Irak como el resurgimiento de los talibanes en Afganistán también favorecen a Obama, ya que éste considera a Afganistán el teatro principal de la guerra contra el terrorismo y gran parte del electorado cree, como él, que es necesaria una retirada de las tropas norteamericanas en un plazo razonable de dieciséis meses, que permita ahorrarnos el costo de la guerra para acometer inversiones de infraestructura en el país y reorientar las prioridades de la estrategia militar.

En cuarto lugar, el desenlace de las elecciones ocurrirá, en ausencia de alguna revelación dañina contra Obama, como resultado de lo que ocurra en las convenciones de los partidos y los debates presidenciales. El contraste entre las plataformas políticas de ambos partidos y la comparación que haga el electorado de sus propuestas y de su costo y beneficio puede aumentar la ventaja de Obama o acortar la distancia entre ambos candidatos.

Finalmente, recordemos que la imagen es muy importante. Mucho más para un país que vive pegado al televisor, y en ese aspecto Obama también lleva la mejor parte, debido a su carisma y juventud.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Lo bueno es que si Obama se retira de Guantánamo y suspende el embargo debilitaría la imagen del enemigo que tanto ha usado y necesitado el régimen totalitario para mantener a la sociedad cubana en constante movilización. Lo cierto es que sería mucho más difícil justificar la represión política en un ambiente de distensión con los Estados Unidos, y lo más probable es que en esas condiciones el régimen ponga en práctica un paquete de medidas económicas para maximizar sus beneficios económicos, siempre y cuando no peligre su permanencia en el poder.

Lo malo es que Cuba devendría así en el Vietnam del Caribe y entonces nadie podría asegurar cuándo va a llegar la democracia al país. Habría que esperar varias décadas para que el régimen se fuera reformando gradualmente, como en China. Obama debe comprender que el embargo económico es uno de los instrumentos más efectivos que tendría su presidencia para negociar una apertura política en Cuba. Por eso, la suspensión unilateral del embargo sería un error estratégico para el gobierno de Obama y una gran victoria para el régimen totalitario cubano, una especie de regalo que lo ayudaría a consolidarse en el poder y seguir explotando al pueblo cubano indefinidamente. El fin del embargo aliviaría el déficit de divisas del régimen, al facilitarle acceso al crédito y al flujo de turistas norteamericanos que ahora no puede recibir de forma directa.

¿Es Obama un revolucionario?

Todo depende de cómo se defina qué es un revolucionario. Si revolucionario es alguien que desea cambios radicales en el sistema socio-económico de su país y aspira a lograrlos por cualquier medio, al estilo de Mao o Castro, definitivamente Obama no lo es.

Pero si revolucionario es alguien que desea hacer ajustes a un sistema que se ha mantenido en proceso de cambio evolutivo permanente, por medio de los métodos tradicionales y aceptados, con el objetivo de mantener esa máquina creadora y destructora que es la sociedad norteamericana trabajando de forma más compatible con una trayectoria exitosa de largo plazo, reduciendo algunas de las deficiencias que pondrían en peligro su viabilidad -como la creciente discrepancia en los ingresos-, entonces estaríamos en presencia de un “revolucionario” al estilo de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, el arquitecto de un nuevo equilibrio social al estilo de Franklin Delano Roosevelt.



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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