Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Comején

Esta palabra resume lo que dejó el presidente Obama en Cuba

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El comején no se nota al principio, mientras se alimenta de la madera hasta destruirla. El castrismo más nunca será lo mismo tras la visita de Obama.

El Presidente le inyectó comején al régimen con su habilidad política, elegancia, lozanía, juventud, determinación y carisma, durante sus 48 horas en la Isla.

Su popularidad entre los cubanos fue evidente desde su llegada: a pesar de la lluvia y de la paralización del transporte hacia los accesos a La Habana Vieja, muchos se acercaron a la Catedral y al paladar donde cenó con su familia, gritando “Obama, Obama”.

El presidente del país más poderoso del mundo aguantaba su sombrilla bajo la lluvia, sin ayudantes cargándosela a él y su esposa. Pagó su cena en el paladar “San Cristóbal”: ni gastos de protocolo ni pasar la cuenta a los contribuyentes. Ningún “dirigente” cubano haría cosas así.

Raúl Castro no lo recibió en el aeropuerto, porque se negó a visitar a Fidel Castro, como funestamente hacen tantos jefes de Estado. Pero quien quedó mal fue el dictador. Obama lo sabía: el recibimiento oficial sería la mañana del lunes en el Palacio de la Revolución. Y al terminar la visita el general tuvo que ir al aeropuerto a despedirlo.

La conferencia de prensa conjunta resultó nefasta para el dictador. No le gustan sin periodistas amaestrados: estaba nervioso, inseguro, tartamudo, fingiendo no poder escuchar la traducción por los audífonos. Contrastó la seguridad y desenfado del joven presidente del país más poderoso del planeta frente al mediocre dictador de una nación destruida por casi sesenta años de comunismo.

Lo de los presos políticos, grotesco: “dame la lista y antes de la noche estarán en la calle”, dijo Raúl Castro al periodista. En Cuba no existe separación de poderes y los órganos judiciales son caricaturas: el país funciona por caprichos del cacique. Pero aunque muy pronto aparecieron varias listas, todavía esos cubanos siguen presos.

La polémica sobre derechos humanos, patética, tratando de justificar la supresión de la libertad de expresión, reunión, religiosa, o cualquier otra, alegando que la salud pública y la educación en Cuba son gratuitas. Eso es falso: las pagan los trabajadores cobrando los sueldos o pensiones miserables que paga el régimen; con salario promedio de 28 dólares mensuales en Cuba, ¿quién paga la educación y la salud, el Estado o el pueblo?

En la reunión con los cuentapropistas Obama enfatizó que EEUU desea ayudarlos a prosperar, desinflando el mito del “enemigo imperialista”. Quedó claro que si los cuentapropistas no prosperan es porque la dictadura no lo permite.

El discurso televisado a los cubanos fue contundente e impactante. Mientras los guatacas aplaudían al dictador cuando llegó, éste gesticulaba como que las cortesías deberían ser para el visitante. Obama, citando a José Martí y balbuceando varias palabras en español, se robó el show. Con la sutileza de decir que el año en que triunfó la revolución su padre llegó a EEUU, y que él había nacido el año de Playa Girón, recordaba a todos que desde entonces Cuba ha tenido solamente dos gobernantes, no electos por los votantes.

Enterró frente a la dictadura el hacha de la guerra, dejando al régimen desnudo en plena calle. Pidió la reconciliación de los cubanos de Cuba y el exilio. Explicó lo que es la democracia en EEUU, aceptó imperfecciones, y remarcó que además de acceso a educación, salud, trabajo y vivienda, los seres humanos tienen derecho a libertades fundamentales, expresar desacuerdos sin temor a represalias, y elegir a sus gobernantes. Exaltó los logros del exilio de Miami como modelo para Cuba, nunca habló de cubanos “emigrantes”, y destacó que en la carrera por la presidencia este año han participado, entre otros, dos americanos de padre cubano, más una mujer y un socialista: ¡eso sí es democracia! Y repitió varias veces que nuestro problema debemos resolverlo nosotros los cubanos, no Estados Unidos. Por primera vez muchos cubanos pudieron ver claramente lo que es un verdadero presidente de un país democrático.

Reuniéndose con opositores puso en evidencia a papas y gobernantes europeos y latinoamericanos sin coraje para hacerlo. Noble gesto del presidente americano, que recalcó el coraje de los opositores en la isla del diablo, y humildemente escuchó lo que esos valientes le dijeron, aunque no estuvieran de acuerdo con él. No aceptó reunirse con una supuesta “sociedad civil” de Comités de Defensa, Federación de Mujeres y sindicatos oficialistas, ridículas marionetas del partido comunista.

En el juego de pelota con los Tampa Bay Rays de Grandes Ligas la primera bola la lanzaron dos veteranos cubanos: uno que vive en la Isla y otro (de Grandes Ligas) en EEUU. El primer bateador del juego fue un cubano que escapó de la Isla hace tres años. ¡Que ridículas aquellas palabras castristas sobre “la pelota esclava”!

¿Significa todo esto que la dictadura va a cambiar y abrirse a libertades democráticas, economía de mercado y estado de Derecho? Claro que no. Continuarán con su política reaccionaria y troglodita, diciéndose “revolucionarios” mientras defienden inmovilismos, miserias para el pueblo y privilegios para la pandilla y sus familiares.

Despegando Obama los esbirros digitales del régimen comenzaron sus campañas pretendiendo desmentir todo lo que dijo e hizo el Presidente. Ya un ministro castrista dijo que Obama discriminó a las empresas estatales al excluirlas de su reunión con empresarios. “Olvidó” que desde 1959 el castrismo discriminó y excluyó a las privadas al confiscarlas, y desde 1968 a los pequeños propietarios, con la “ofensiva revolucionaria”. O que esas empresas estatales cubanas nunca han sido eficientes ni contribuido a mejorar la vida de la población.

Muchos cubanos, en la Isla y fuera de ella, evalúan de forma diferente la visita de Obama: opinan que “legitimó” la dictadura, que no hizo su trabajo, que dio demasiado a cambio de nada. Respeto sus percepciones, tan válidas como las mías.

No espero que el castrismo se “desmerengue” mañana por la tarde después del aguacero. Será cuestión de tiempo. Algunos no llegarán a verlo, otros lo disfrutarán de lo lindo.

Pero la “Operación Comején” ya comenzó con esta visita.


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