Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Sociedad

La respuesta es sobrevivir

Desde que el salario perdió su función, una eficiente red de producción y servicios al margen de la ley rige en toda la isla.

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Aparentemente, Cuba ha escapado al flagelo del desempleo. Lo demuestran con legítimo orgullo las estadísticas que el gobierno exhibe ante el pueblo y la comunidad internacional. "Somos un ejemplo a seguir, para el mundo subdesarrollado y desarrollado". Aunque parezca increíble, también uno de los pocos países, quizás el único, donde miles y miles de plazas esperan ser ocupadas.

Sin embargo, una evidencia llama la atención. Durante el horario de trabajo, en cualquier pueblo o ciudad de la Isla, una multitud de personas en edad laboral pulula por las calles, comercios, cafeterías, venden, compran o, sencillamente, se reúnen para conversar.

La explicación de tan contradictorio comportamiento es sencilla. No es secreto para nadie que en este país la falta de correspondencia entre ingresos y costo de la vida condujo a que el salario dejara de ser la fuente principal de ingresos. Una anomalía tan perjudicial, que es capaz, en cualquier época, sistema o lugar, de acarrear las consecuencias más nefastas para la economía, las relaciones sociales y la vida espiritual de cualquier pueblo.

Como la vida es lo primero, desde que el salario perdió su función, una eficiente red de producción y servicios al margen de la ley comenzó a regir en toda la isla. La oferta de artículos abarca desde una aguja de coser hasta un detective privado, desde una linda caribeña hasta una consulta astrológica, desde la reparación de calzado hasta la construcción de una mansión.

A falta de locales propios, la red emplea los del Estado, donde ofertan, comercializan o prestan sus servicios. Fenómeno este que originó el vocablo estaticular, es decir, gastos del Estado y utilidades del particular. El abastecimiento se garantiza mediante el robo, es decir, la lucha, un término que en la Isla, junto a los verbos escapar y resolver, designa las acciones para sobrevivir con el consiguiente perjuicio ético.

Desecharlo todo

En esas condiciones, la moral se amoldó a la sobrevivencia con los consiguientes perjuicios. ¿Cuál es el dilema de la familia si el trabajo dejó de ser la fuente principal de ingresos? La respuesta es sobrevivir. Si, además, esas conductas son aceptadas socialmente y cada familia, de una u otra forma, convive con ellas y las comparte, entonces comienza a predominar una moral negativa de sobrevivencia, que sirve para sobrevivir, pero no para edificar nada positivo.

Sencillamente, las personas respondieron con lo que podían responder: al poco valor del trabajo, las actividades alternativas; a la imposibilidad de tener empresas, la vía estaticular; a la ausencia de sociedad civil, la vida sumergida; al desabastecimiento, el robo al Estado, que en definitiva es "de todo el pueblo"; al cierre de todas las posibilidades, el escape al exilio. Si la causa se extiende en el tiempo, la consolidación de esas conductas amenazan el futuro.

Por esa razón, la prensa oficial, la única permitida, debería, junto a las tenues manifestaciones de crítica aparecidas últimamente, enfocar también las causas de tan perjudicial anomalía. Recientemente, Trabajar: ¿opción o necesidad?, un artículo publicado en Granma, planteaba que "mientras la Organización Internacional del Trabajo le augura al mundo más desempleo, en Cuba hay plazas sin cubrir y hasta quienes se dan el lujo de esperar indefinidamente". Así sentenciaba: aunque alimentarse es una necesidad básica del ser humano, el único modo de satisfacerla es producir. El autor no dijo que sin el reconocimiento de las causas y la implementación de las medidas correspondientes esa aspiración será imposible de realizar.

La salida de esa situación demanda reformas en la propiedad y los salarios, conjuntamente con la eliminación de las trabas burocráticas y las limitaciones a los derechos económicos, civiles y políticos. Es decir, desechar todo lo que ha frenado la creatividad y el interés de los ciudadanos por los resultados de la producción y los servicios.


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