Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Represión, MININT

Los “patriotas” del MININT

Dentro del Ministerio del Interior hay infinidad de oficiales que toman decisiones y que pueden ayudar a dar una buena o mala imagen de Cuba en la Isla y el mundo

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A partir del año 2009 se empezó a notar en Cuba una situación muy extraña, que tenía a una buena parte de la población desconcertada y en alerta por los acontecimientos y tendencias que iban desarrollándose. El ambiente estaba muy enrarecido y se empezaron a dar situaciones que nunca antes se habían visto:

  • Resoluciones que aparecían de la noche a la mañana y que afectaban a los trabajadores.
  • Orientaciones que bajaban de “arriba”, que aunque no estaban escritas en documento alguno, se hacían efectivas y que iban encaminadas a reducir personal laboral, o suprimir el almuerzo de los trabajadores.
  • Eliminación de dietas a empleados que trabajan fuera de la capital y que deben hacer gastos en divisas, o nuevos mecanismos que excluyen la entrega de CUC en efectivo.
  • Eliminación del presupuesto para las plazas de limpieza, lo que conlleva a que los centros de trabajo se caractericen por una acumulada suciedad o que se vean obligados los trabajadores a hacer el rol de empleados de limpieza adicional a su trabajo habitual y sin paga extra.

Se estaba creando un ambiente de descontento popular, propicio para protestas. Lo curioso era que se estaba gestando dentro del mismo gobierno, pero no en la cúpula, sino en capas intermedias de dirección.

Esta clase intermedia de burócratas, políticos y directivos, tanto civiles como militares, no gozan de la buena vida que caracteriza a la elite del gobierno; que tiene todas las facilidades, recursos en abundancia, viajes al exterior y no carece de nada.

Pero sucede que esta capa intermedia tiene la posibilidad de poner en práctica medidas en pos de apretar o aflojar, según lo considere o les convenga, y pueden crear un estado de descontento o de satisfacción popular, en dependencia del interés que los motive.

Estando la figura emblemática del “Comandante” relegada a un segundo plano y teniendo todos los poderes su hermano Raúl Castro, que no goza de simpatías ni infunde el temor que imponía la imagen omnipresente de Fidel Castro, unido a un agravamiento de las precarias condiciones de vida en la isla, es lo que asumo que mueve a personas dentro del gobierno a llevar a cabo acciones discretas que aparentan seguir la línea oficial represiva, pero que en el fondo tienen una segunda intención: poner difícil la situación en el país para acelerar su colapso.

Una institución militar como el Ministerio del Interior no está exenta de esta nueva corriente. Por el contrario, los militares son los que más sufren la falta de benevolencia del castrismo. Excepto los que tienen altos grados o cargos: los generales y coroneles. El resto pasa mucho trabajo para desenvolverse en la vida diaria, incluso para conseguir lo más elemental para la subsistencia de su familia.

Conocí a un teniente coronel que a escondidas trataba de comprar leche en polvo en bolsa negra para darle de desayunar a sus hijos al día siguiente, cometiendo así un delito por el que se investiga y enjuicia a muchas personas en 100 y Aldabó.

Dentro del Ministerio del Interior hay infinidad de oficiales que toman decisiones y que pueden ayudar a dar una buena o mala imagen de Cuba ante la sociedad, o más importante aún: ante la comunidad internacional. Dentro de la sociedad cubana todo el mundo conoce la crueldad que caracteriza al régimen, así que si se agudiza la represión trae más beneficios que perjuicios, pues hay más miedo en el cubano de a pie que lo limita de actuar o de manifestarse en contra del gobierno.

Pero las acciones mal tomadas, abusivas, violatorias de los derechos humanos que se realizan frecuentemente y que tienen la posibilidad de traspasar la frontera y darse a conocer en el extranjero, dejan mal parado al castrismo y hacen un profundo daño al sistema.

Un claro ejemplo de esto fue la represión a que fue sometida una persona conocida como: “Pánfilo”, que estando ebrio se aventuró a lamentarse ante una cámara de video por la falta de comida que hay en el país. Este video recorrió el mundo y tuvo un gran éxito de visitas en YouTube.

Para agravar más la situación, a algún oficial del MININT se le ocurrió meterlo preso y llevarlo a juicio, donde fue condenado a dos años de privación de la libertad sin haber cometido ningún delito, argumentando que lo recluyen “preventivamente” porque un juez “piensa puede llegar a cometer un acto delictivo en algún momento”, lo que es tan aberrante que parece de ciencia ficción. Esto ocurre a diario en Cuba. Muchas personas están en la cárcel sin que se hayan presentado pruebas de delito alguno en su contra, sobre todo por problemas políticos. Pero en el caso de Pánfilo había un antecedente importante: la opinión pública internacional estaba pendiente de la situación de este pobre hombre.

O la decisión de llevarlo a prisión, posteriormente a juicio, y terminar en condena de reclusión, fue hecha por alguien muy tonto (lo que es muy poco probable), o fue algo deliberado y con toda intención de denunciar lo que sucede en Cuba.

Más allá de que se sepa que en la Isla hay hambre, lo cual es del dominio público en este planeta, se buscaba dar a conocer las violaciones a los derechos humanos y la brutal represión del régimen. Esto se logró contundentemente. La noticia del juicio y la condena despertó una campaña internacional a favor de Pánfilo, al punto de que Raúl Castro no tuvo otra opción que ponerlo en libertad, ignorando la decisión del juez que lo condenó y demostrando que quien manda tiene todo el poder de hacer lo que se le antoje, como ocurre en todas las dictaduras.

El oficial que tomó la decisión de apresar a Pánfilo puso su “granito de arena” en contra del castrismo. De una manera encubierta, y aparentando lo contrario, dio su aporte al debilitamiento de la dictadura y contribuyó a enlodar su imagen.

Algo parecido sucedió conmigo. El Mayor Armando Freyre González sabía perfectamente que no tenía delito alguno cuando decidió mandarme a 100 y Aldabó. Estaba consciente de que tarde o temprano regresaría a México por ser ciudadano mexicano. Se aseguró de que la pasara muy mal y conociera todo el rigor del DTI Nacional, incluso alargó todo lo que pudo mi estancia en el DIVICO y me fue paseando por las peores celdas.

Hay algo muy curioso y digno de análisis. Todos los casos tienen un nombre, el cual lo elige el jefe de la sección que lo recibe. Armando Freyre escogió la palabra “patriota”: “El Caso Patriota” se llamaba.

Lo significativo es que entre las fotos que me decomisaron no había ninguna en la que apareciera un “patriota”. El Gobierno define como patriota a aquel que hizo aportes importantes en la lucha por la liberación de Cuba y que ya están fallecidos. En sólo tres fotos aparecían personalidades conocidas de la Revolución en actos públicos. En dos de ellas figuraba Fidel Castro y en otra aparecía Raúl Castro. Ambos están vivos, por lo que no caen en la categoría oficial de “patriotas”. No había ninguna foto, de un total de 214, donde hubiera ningún prócer de la guerra de independencia, ni siquiera nadie considerado como “héroe” de la Revolución. Sin embargo, sí que había muchas fotos con las siguientes imágenes:

  • Altos oficiales del ejército de Fulgencio Batista, entre ellos: Francisco Tabernilla, Genovevo Pérez Dámaso, Cantillo, García Tuñón, Díaz Tamayo, etc.
  • Prisioneros capturados en Playa Girón, catalogados por el Gobierno como “mercenarios”.
  • Soldados del ejército y la marina de las décadas de los años 1940 y 1950.
  • Ex presidentes de Cuba como: Fulgencio Batista, Ramón Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás, etc.
  • Refugiados en la Embajada del Perú esperando a poder emigrar a Estados Unidos por el puerto del Mariel en 1980.

La pregunta importante aquí sería:

¿Qué motivó a Armando Freyre González a definir este caso como “patriota”?

¿Será que esas personas que aparecían en muchas de las fotos, catalogadas por el gobierno de: “esbirros”, “mercenarios”, “lumpens”, “escoria”; eran consideradas por Freyre como patriotas?

¿O será que mi detención, y segura posterior liberación con todo lo vivido en 100 y Aldabó, era para él un acto patriótico y de denuncia ante el mundo?

Fue muy curioso que Freyre mandara a ponerme en la celda donde estaba uno de los dos implicados en el caso relacionado con los denominados: “Cinco Héroes Prisioneros del Imperio”. Parece un acto deliberado para que yo me enterara de toda la historia y pudiera contársela al mundo en CUBAENCUENTRO, a pesar de los esfuerzos del instructor de ese caso por evitar que se supiera en el extranjero, por órdenes de sus superiores: René González y el odio.

El día que Cuba sea otra vez un país democrático, ex oficiales como Armando Freyre González podrán argumentar, con toda razón, que hacían este tipo de cosas para contribuir al debilitamiento del castrismo. Si no fuera por sus acertadas y “patrióticas” decisiones yo no estaría ahora haciendo este artículo.


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