Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Reformas, Cambios

Políticas fallidas

El sentido común de la política es crear políticas públicas que incentiven las mejores respuestas por parte de los ciudadanos

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No me voy a referir a los referentes propios de cómo creo sería sensato encaminar la economía del país. Voy a analizar la “actualización” en relación a su objetivo de construir un “socialismo próspero y sustentable”.

El objetivo central del gobierno cubano en siete años de reformas ha sido organizar un poco el caos institucional, legal y de dirección dejado por el ex presidente Fidel Castro. Objetivo loable, pero enmarcado en la misma estructura y sobre todo con la misma concepción de cómo dirigir la sociedad cubana, no funciona. Me refiero con esto a los ucases. Esta manera militar y/o imperial de tiempos del Zar en Rusia, de conducir la economía, es el primer enemigo de la “actualización”. Los primeros que no tienen claro las señales de la economía o los que no quieren entender esas señales, son los que dirigen el país sin escuchar a la ciudadanía y peor, en contra de la ciudadanía: en cada consigna de “la actualización” se cumple el lado más negativo y no el lado positivo de la ecuación.

Un socialismo menos igualitario pero más eficiente

En esta consigna, han logrado con todo éxito aumentar las desigualdades en grado sumo y esto es fácil constatarlo al descubrir que somos el país con el salario mínimo y medio más bajo del hemisferio occidental. Haití tiene un salarió mínimo de 89 dólares mensuales y algo más, mientras el salario mínimo cubano es de 10 dólares[1]. Estos datos, unidos al 240 % de impuestos a los productos de primera necesidad y a una cartilla de racionamiento que cubre administrada muy cuidadosamente una semana de alimentación de productos básicos de la canasta individual, nos da el panorama de la miseria generalizada frente a un costo de la canasta básica individual que oscila entre 110 - 150 CUC mensual. Desde los años 90s los precios de los alimentos en las tiendas en divisa son superiores a los correspondientes en países europeos. ¿Quienes pueden mantenerse en niveles decorosos y hasta suntuosos de vida? Los ganadores de la “actualización”. Estos son los “paladares” exitosos, y/o los alquileres de mansiones de exfuncionarios o militares cercanos a la élite política, o los hijos de esta élite, los dueños de las corporaciones militares que actúan como corporaciones capitalistas incrustadas al estado pero al margen de todo control público, los empresarios de empresas mixtas con capital extranjero, que pueden tener “faltantes” de millones pero no son removidos de sus cargos y no incluyo a artistas de renombre internacional o deportistas porque estos con actualización o no, hubieran tenido las mismas entradas en cualquier otro país. Han mejorado con los “permisos” pero no son los ganadores. Los que reciben remesas también sobreviven bien pero no son los vencedores de “la actualización”. El monto global de las remesas es grande pero no dice mucho sobre el porciento que ha logrado crear microempresas y mantener sus negocios con éxito. Ese dato no existe aún. Tampoco son ganadores los trabajadores de empresas con capital extranjero, como los trabajadores de hoteles y de la rama de turismo. Estos sobre viven bien pero no son los ganadores de “la actualización”. Entonces, observamos una política extractivista de un plus producto desmesurado, por parte del Estado, con relación a las remesas, y una política de super explotación de la fuerza de trabajo varias veces mayor que en cualquier país del hemisferio occidental, que además pretende vender al capital extranjero una ventaja comparativa centrada en la fuerza de trabajo más barata de hemisferio occidental y cada vez más obsoleta en sus niveles de instrucción, debido también a su restrictiva y absurda política contra Internet y su permanente síndrome de “fortaleza sitiada”.

Con estas políticas fallidas no se logra la segunda parte de la consigna de “socialismo más eficiente”. Las aperturas a formas no estatales de producción están maniatadas con diversos y fuertes impuestos, dependencias estatales inexplicables y mercados “concentradores” escasos, caros y mal surtidos, que los nueve o doce grupos importadores del Ministerio de Comercio Exterior, demuestran que no pueden o no quieren suplir la demanda. La política que se observa ha sido la de disminuir en un 78 % o más los subsidios a la población y mantener un subconsumo en oferta y en capacidad adquisitiva.

Esta política de mantener deprimido el mercado interno sólo abriendo con precios exorbitantes el consumo de alimentos y autos, pero también de ropa, calzado y equipos electrodomésticos, además del ineficiente transporte público y el encarecimiento del transporte privado de taxis en precios en CUC que acaban de expandir a todo el territorio nacional, conduce a provocar la reacción inversa en los trabajadores a lo que se quiere: mayor productividad. No sé a quién se le ocurre que los trabajadores producirán más con llamados al “esfuerzo y el sacrificio”, después de 23 años de desgaste de la crisis más profunda de toda nuestra historia. Si el asunto es ganar tiempo, lo están haciendo con una incompetencia acumulativa que acrecienta el descontento popular y disminuye de manera exponencial la credibilidad del gobierno. Varios economistas de la Isla han llamado la atención hacia la necesidad de fortalecer la demanda y la oferta del mercado interno para relanzar la productividad de la economía, pero la dirección del país se ha quedado estancada en “el socialismo de la igualdad en la miseria” para las grandes mayorías. Ni seguridad alimentaria después de cinco años de transformaciones en la agricultura, ni ampliación del mercado interno porque la capacidad adquisitiva del salario y la oferta restringida, constriñe el ya subconsumo acumulado.

Las empresas estatales siguen siendo improductivas y esto lo señala el propio General/ presidente cuando habla de la contracción de la manufactura este año. Los llamados a “esperar” por las transformaciones de las empresas estatales son difusos, no argumentados de lo que se espera y exigen un acto de fe contrario a toda lógica política, vista la crisis generalizada de la cual parte la “actualización”.

El país está descapitalizado y necesita de grandes y variadas inversiones extranjeras. Esto se sabe desde el inicio mismo del proceso de “actualización”, pero sólo al octavo año de las reformas se va a proponer una nueva ley de inversión extranjera. Si se mantiene el control monopólico del comercio exterior e interior (sobre todo en los precios de los insumos) y no se descentraliza la inversión extranjera con regulación estatal para que los municipios, las provincias, las cooperativas y los cuentapropistas estén en igualdad de condiciones para importar-exportar sus insumos productos y servicios, la ley será otra política fallida del gobierno.

En los años 80s se hizo famosa la consigna del actual Presidente de: “Reconocemos los esfuerzos, pero premiamos los resultados” Aplicando esta consigna a los resultados de la “actualización” le respondemos al actual Presidente: Juzgando los resultados, siguen siendo contrarios a cualquier idea de socialismo, por más difusa y “original” que esta pretenda ser. Si para construir el “socialismo próspero y sustentable” hay que pasar por políticas fallidas en su diseño e implementación y profundamente antipopulares, además de ser ordenadas en ucases inexplicables, así como mantener una fuerza de trabajo cuyo valor fundamental sea su precio miserable, creo que llegarán a entender que la población cubana no se apunta en esa opción. Claro, con la lentitud de reacción que tiene la dirección política del país, de aquí a que se enteren…, la Isla se queda con las personas de la tercera edad y de ellas, con las que ya no se sientan en condiciones de viajar.



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