Cuba libera a otro preso de conciencia que rechaza el exilio
La liberación de Hernández Carrillo se produjo horas después de ser anunciada por la Iglesia católica cubana
El Gobierno de Cuba excarceló ayer, sábado 19, al opositor Iván Hernández Carrillo, uno de los presos de conciencia del Grupo de los 75 que rechazan el exilio, con lo que quedan aún en la cárcel seis miembros de ese colectivo.
La liberación de Hernández Carrillo se produjo horas después de ser anunciada por la Iglesia católica cubana, que también adelantó este sábado la próxima excarcelación de otros seis presos, que no pertenecen al Grupo de los 75 ni están considerados como prisioneros de conciencia.
Iván Hernández Carrillo, periodista independiente de 39 años, fue condenado a 25 años de prisión en la ola represiva contra la disidencia en la llamada Primavera Negra de 2003.
En conversación telefónica con EFE ya desde su casa en Matanzas (oeste), el disidente dijo que su liberación transcurrió “sin incidentes” y ahora planea retornar a su trabajo como periodista independiente y luchar “por las libertades” en Cuba.
“Ahora planeo continuar realizando el mismo trabajo de periodismo independiente que hacía antes para informar a la opinión pública de lo que sucede en Cuba”, indicó.
Al valorar el proceso de liberaciones que comenzó en julio de 2010, insistió en que se ha desarrollado de manera “muy demorada” porque “el Gobierno ha actuado de forma tardía”.
“Tengo fe en que en los próximos días se realicen las excarcelaciones de mis otros compañeros y espero que al menos se haga de dos en dos”, dijo Hernández Carrillo.
Se refería así a los seis presos del Grupo de los 75 cuya liberación queda pendiente: José Daniel Ferrer García, Pedro Argüelles Morán, Diosdado González Marrero, Librado Linares García, Félix Navarro Rodríguez y Óscar Elías Biscet.
El Gobierno de Cuba se comprometió el año pasado a liberar a todos los presos de ese colectivo que permanecían en prisión (52 en aquel momento) tras un inédito diálogo con la Iglesia católica que fue apoyado por el Gobierno de España.
Cuarenta de esos disidentes salieron de la cárcel tras aceptar la condición de irse a España y las excarcelaciones que más se han demorado son las de prisioneros que no aceptan ese exilio.
El Gobierno cubano ha extendido esas excarcelaciones a otro tipo de presos condenados por delitos contra la seguridad del Estado pero que no están considerados como prisioneros de conciencia ni la oposición interna los reconoce en su mayor parte como disidentes activos.
Este sábado, el Arzobispado de La Habana anunció también otras seis liberaciones de este tipo: las de Roger Cardoso Nieves, Yoan José Navalón Lozano, Yosnel Batista Tang, Juan Antonio Bermúdez Toranzo, Marcos Antonio Zayas Acanda y Reinier Concepción García.
Fueron condenados a penas que oscilan entre 4 y 20 años de prisión por delitos relacionados con la salida ilegal del país mediante el uso de violencia y en algunos casos por “terrorismo” y “atentado” e incluso por delitos comunes, según la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN).
Todos han aceptado irse a España, con lo que suman 30 los presos de ese tipo trasladados a ese país.
“Nos alegramos de todas las excarcelaciones, pero sigue siendo inquietante este cuenta gotas”, indicó el portavoz de la CCDHRN Elizardo Sánchez, para quien el Gobierno cubano está “estirando” y “lentamente” la noticia de las liberaciones.
Además de las nuevas excarcelaciones, hoy se conoció que Reina Luisa Tamayo, madre del fallecido preso Orlando Zapata, quedó en libertad tras haber estado detenida doce horas y media en dependencias policiales en la localidad de Banes (provincia de Holguín, oriente del país).
Su arresto se produjo el viernes por “falta de respeto a la autoridad” cuando espetó a agentes de la seguridad frases como “Zapata vive”.
El próximo 23 de febrero se cumplirá un año de la muerte de Orlando Zapata, que falleció tras una larga huelga de hambre en la cárcel para pedir ser tratado como prisionero de conciencia, condición que le reconocía Amnistía Internacional, mientras que el Gobierno de la isla lo consideraba un delincuente.
El régimen cubano sostiene que los presos políticos y los disidentes son “contrarrevolucionarios” y “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.
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