Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Jacobson, Josefina Vidal, Diálogo

Dos experimentadas diplomáticas a cargo de histórico diálogo

La estadounidense Roberta Jacobson y la cubana Josefina Vidal tienen a su cargo establecer la hoja de ruta para el restablecimiento de las relaciones bilaterales

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Las primeras conversaciones oficiales del deshielo entre Cuba y Estados Unidos estarán encabezadas por dos mujeres: la estadounidense Roberta Jacobson y la cubana Josefina Vidal, dos experimentadas diplomáticas para un diálogo histórico.

Jacobson, subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, llegará el miércoles a La Habana, como la enviada de más alto nivel de Washington en décadas para tratar la ruta del restablecimiento de relaciones bilaterales y la apertura de embajadas en ambos países, temas que se abordarán el jueves, informa la agencia Efe.

No es la primera vez que Jacobson visita Cuba: en enero de 2011 ya participó en La Habana en la cuarta ronda de diálogo migratorio entre ambos países, si bien en aquella ocasión su cargo era el de subsecretaria adjunta para el Hemisferio Occidental.

Graduada en 1982 por la Universidad de Brown y máster en Derecho y Diplomacia, esta funcionaria es especialista en América Latina y ha pasado la mayor parte de su carrera trabajando en las relaciones entre Estados Unidos y sus vecinos continentales.

Jacobson entró en el Departamento de Estado en 1986 y fue asignada al Consejo de Seguridad Nacional en 1988, para a continuación comenzar su carrera con la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental.

Entre 1994 y 1996 coordinó la Oficina de Asuntos Cubanos y su primer destino en el exterior llegó en el 2000, como ministra consejera de la embajada de Estados Unidos en Perú.

A su vuelta a EEUU, fue directora de la Oficina de Asuntos Mexicanos entre 2002 y 2007 y subsecretaria para Canadá y México hasta 2010, año en que fue nombrada subsecretaria adjunta principal para asuntos del hemisferio occidental.

En marzo de 2012, Jacobson fue confirmada por el Senado de Estados Unidos para el cargo que ocupa actualmente.

La líder de la delegación de EEUU tiene una reputación de ser determinada y tener pericia en el Departamento de Estado, donde saltó etapas al lograr un inesperado ascenso desde el puesto de servidora civil de base a un papel que se ha descrito como la “domadora de caballos” de las Américas, según la cadena de periódicos McClatchy.

Diplomáticos y especialistas en América Latina describen a Jacobson como una estadista de duro profesionalismo, aunque acompañado de humor y calidez. Jacobson supervisa a 10.000 empleados en 20 países. Es la primera mujer en ese puesto y fue la primera subsecretaria asistente regional del Departamento de Estado en elevarse a ese cargo sin haber sido primero una funcionaria del servicio exterior.

En general, algunos diplomáticos describen su ascenso en el servicio civil —no el más especializado en el servicio exterior— a secretaria asistente como “muy raro” y “prácticamente insólito”.

Su disposición rigurosa aunque alegre, dicen, le ha servido bien en otras conversaciones regionales sobre temas espinosos como acuerdos comerciales, derechos humanos y asociaciones de seguridad. Pero Cuba es un campo minado y Jacobson dará los primeros pasos hacia la normalización después de unas relaciones congeladas por más de 50 años.

Las reuniones estaban programadas mucho antes de que se anunciara el cambio de política. Durante años, funcionarios estadounidenses y cubanos de bajo nivel se han reunido para discutir acuerdos de migración. Pero el envío de alguien de tan alto nivel como Jacobson —la primera subsecretaria asistente que visita la Isla en décadas— es una señal de la seriedad de la administración de Obama sobre el curso cambiante en el tema de Cuba.

El llamado “deshielo cubano” es un resultado de negociaciones entre bastidores de la Casa Blanca que se mantuvieron tan secretas que incluso Jacobson no estuvo enterada al principio de los detalles, aparentemente para protegerla de las preguntas del Congreso si se hubieran filtrado los tratos secretos, según funcionarios con conocimiento del proceso. Jacobson recibió más tarde informaciones sobre el progreso de las negociaciones, pero no formó parte de ellas.

Sin embargo, Jacobson estuvo íntimamente envuelta en el caso de Alan Gross, un estadounidense que los cubanos mantuvieron preso durante cinco años por acusaciones de espionaje y liberaron el 17 de diciembre en un intercambio de prisioneros que fue clave en la decisión de Obama de restablecer las relaciones. Un amigo recordó la angustia de Jacobson después que visitó a Gross en la cárcel cuando ella era subsecretaria asistente, y el secretario de Estado, John Kerry, mencionó a Gross en un comunicado que emitió a solicitud sobre un comentario por parte de Jacobson.

“Ella hizo mucho fuera de las candilejas”, dijo Kerry. “Pienso en el gran abrazo que le dio Alan Gross a ella. Esto fue de alguien que sabía que Roberta luchó por él. Ella realizó por instinto la pieza personal de diplomacia. Ella será absolutamente central en estas conversaciones con los cubanos mientras preparamos el escenario para la próxima fase en nuestras relaciones y para grandes oportunidades en el hemisferio”.

La liberación de Gross y posteriormente de 53 presos políticos cuya libertad buscaba Estados Unidos, no ha hecho nada para acallar las protestas en el Congreso de miembros que ven la normalización de relaciones como el suministrar a un régimen tiránico y desconfiable la oportunidad de consolidar su poder y reprimir a la oposición.

Un poco de lo que probablemente está por delante se hizo evidente en la audiencia de confirmación de Jacobson ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que se realizó en noviembre del 2011. Allí, algunos de los mayores críticos de Cuba, como el senador Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey; y el senador Marco Rubio, republicano por la Florida, se quejaron de que las políticas más relajadas hacia Cuba han resultado en viajes a bailes de salta, giras por las fábricas de habanos y juegos de béisbol en un momento en que el gobierno de Castro ha aumentado su represión de los activistas políticos. ¿Cómo, demandaron ellos, tiene algún sentido suavizar la posición de EEUU hacia Cuba?

“Senador”, replicó Jacobson a Menéndez, “nuestra meta en cambiar las regulaciones fue y es aumentar la capacidad de los cubanos promedio de tener contactos con los estadounidenses, no a través de su gobierno, sino tener contactos persona a persona. Al hacer eso, ciertamente reconocemos que puede haber beneficios económicos para el régimen, pero creemos que éstos se verán superados por los beneficios a los cubanos individuales de tener un mayor acceso a la información y a los estadounidenses”.

Jacobson mantuvo el mes pasado esa posición en una información a la prensa donde se le preguntó sobre las promesas de algunos legisladores de bloquear los fondos para una embajada de EEUU en La Habana.

“Las embajadas estadounidenses no son un regalo para los países”, dijo Jacobson. “Además de las funciones consulares y otras, una embajada también puede mantener una observación cercana sobre los regímenes acusados de medidas severas contra los derechos humanos”.

La contraparte cubana

Josefina Vidal, directora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) de Cuba, liderará la delegación de la Isla.

Esta diplomática, licenciada por el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, es especialista en Estados Unidos.

Tras trabajar en la embajada de Cuba en Francia de 1990 a 1997, fue nombrada en La Habana especialista principal de la Dirección de América del Norte de la Cancillería.

Gran conocedora de Estados Unidos, entre 1999 y 2003 ocupó el cargo de primera secretaria de la Sección de Intereses de Cuba en Washington. En 2004 fue nombrada subdirectora de América del Norte en el Minrex y desde 2012 ejerce como directora general para esa zona.

Para este experto en las relaciones entre Cuba y EEUU, el hecho de que dos mujeres estén al frente de estas negociaciones “va a facilitar el entendimiento”.

“Creo que las dos son grandes profesionales, que van a saber defender los intereses de sus respectivos países, pero haciendo las concesiones que sean precisas para que el diálogo avance”, opinó.


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