Idania Yánez Contreras denuncia fuerte golpiza

La disidente Idania Yánez Contreras, líder de la Coalición Central Opositora, denunció al ser puesta en libertad la fuerte golpiza a que fue sometida durante su arresto y estancia en centros policiales.

Yánez Contreras declaró a “Radio Martí” que le propinaron puñetazos en la cabeza y por todo el cuerpo, la arrastraron por el pelo y le provocaron heridas con “objetos punzantes”.

En sus declaraciones la líder opositora afirma que se encuentra con fiebre, una posible infección urinaria, el pulso cardíaco alto, y deberá someterse a una punción lumbar si su estado de salud no mejora.

En el momento de su arresto, la disidente se encontraba en el vestíbulo del hospital cuando le hacen saber que a Rolando Ferrer Espinosa, uno de los opositores en huelga de hambre, le querían dar el alta y él había decidido permanecer en el hospital.

“De pronto todo el hospital estaba militarizado”, señaló. “Ya había mujeres uniformadas dentro del hospital”.

La opositora señala que se les acercó una brigada especial de represores junto con tres mujeres policías que “me cogieron por el pelo, me arrastraron, me daban piñazos por la cabeza (…) hasta que me tiraron para dentro de la brigada especial”, donde continuaron golpeándola.

La activista añade que le dieron “un puntazo” en la mano izquierda y arañazos con “algo cortante” en la espalda.

Las golpizas, declara la disidente, se repetían cada cierto tiempo, mientras la mantenían inmovilizada.

Comenta además que junto a ella se encontraba la disidente Yanisbel Valido Pérez, a quien mantenían “inmovilizada totalmente” mientras le propinaban golpes también.

La condujeron a una unidad de “Instrucción policial”, la “bajaron por los pelos” también golpeándola.

A la misma unidad habían llevado a la opositora Damaris Moya Portieles, quien según Yánez intentó detener la golpiza, momento en el cual, una de las mujeres policías tiró a Moya Portieles contra el suelo.

“Damaris cae”, continúa declarando la opositora, “se da en la cabeza y queda semiinconsciente”, mientras las represoras, entre ellas la policía política Yuniel Monteagudo Reina, reían.

Yánez fue conducida “a empujones” a una celda, a donde también arrastraron a Moya Portieles “desde el lugar donde la tenían tirada”.

La activista relata que ya en la celda se comunica por un celular con la opositora Marta Beatriz Roque para informarle dónde se encontraba y también logra hablar con su esposo, quien se hallaba sin acompañante en el hospital tras el arresto de Antúnez y Pérez Aguilera.

Las policías la sacaron “por los pelos” de la celda y golpeándola la conminan a entregar el celular, que ya ella no tenía, según cuenta. La registran “a la fuerza” y al comprobar que no lo llevaba encima la regresan “a golpe limpio” a la celda.

Tras introducirla en la celda, las mujeres policías revisan el sitio hasta encontrar el celular y se retiran.

La activista cuenta que fue en ese momento cuando Valido Pérez le dice “Mira como tienes los ojos”, que tenía inflamados, y le pide a la compañera opositora que le revise la espalda, pues “tengo algo que me duele y arde mucho”. Al levantarse la camiseta, Valido Pérez le comenta que tenía la espalda “en sangre viva”. “Mira lo que te han hecho”, le dijo.

La opositora narra que fue montada en una “patrulla” (coche policial) y conducida a otra unidad policial donde permaneció sin tomar agua ni alimentos y tirada en el suelo hasta el momento de ser liberada.

En esa celda comenzó a sufrir fiebre alta con temblores. “Me trajeron los médicos, pero yo no quería ir al policlínico, no dejaba examinarme por los médicos, no dejaba hacerme nada”, señala.

Finalmente accede a que una enfermera le ponga en vena Dextrosa, ante la posibilidad de deshidratación, pero no consiguen introducirle la aguja en la vena.

La activista señala que comienza a vomitar y traen a un médico que insiste en hacerle análisis para detectar si padece de dengue, pues “hay mucho dengue en la calle”, le comunica.

Sufrió además de sangramientos y ante la fiebre tan alta que padecía, el médico sugiere trasladarla a un policlínico, a lo que la activista se niega.

Sólo aceptó ingerir dos comprimidos para que se le bajara la fiebre.

La disidente añade que tras ser liberada se trasladó al hospital donde le realizaron unos análisis, “el eritro dio alto y el leucograma alterado”, evidencia de un virus, le comunicaron los médicos. Le recomendaron además verse con un neurocirujano por los golpes que tenía en la cabeza.

Tras el examen, continúa explicando la disidente, el neurocirujano le indicó una radiografía que no dio fractura craneal, si bien le recomendó reposo y analgésicos para el dolor.

Más tarde, le examinan las heridas de la espalda que “llevaba cura” y le recomendaban una punción lumbar ante los síntomas de fiebre, vómitos y dolor de cabeza, añade.

La activista señala que le indicaron antibióticos para una posible infección urinaria y medicamentos para el dolor y que debería someterse a la punción lumbar si en dos días no se encontraba mejor.

En el momento de hablar para Radio Martí, Yánez Contreras se encontraba con fiebre, el pulso cardíaco alto (120 pulsaciones), si bien la presión arterial no se encontraba afectada.

Yánez Contreras concluye sus declaraciones alertando a sus compañeros de oposición sobre “lo que pueda pasar”, y se muestra decidida a que, en caso de su muerte, sean ellos los encargados de ocuparse de sus servicios fúnebres, sin cremación, recalca.

“En este caso mi familia no manda, mandan los opositores”, señaló.

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