En la ciudad austriaca de Graz, este año capital cultural de Europa, se está exhibiendo ¡Abre los ojos! Arte de Cuba 1982-1992. Obras de 33 artistas cubanos provenientes de una colección privada vienesa están expuestas desde abril y hasta fines de año en la elegante Haus der Kunst, del señor Andreas Lendl. Piezas de Humberto Castro, Moisés Finalé, Tonel, Nelson Villalobo, Ana Albertina Delgado, René francisco, etc., dialogan con la de otros artistas menos conocidos dentro y fuera de la Isla.

Sin título (Humberto Castro).

Por mayoría de participantes y por el arco temporal que recorre, se trata de una muestra sobre arte "de los ochenta", el cual arranca públicamente con la exposición Volumen I (La Habana, 1981) y luchará por sincronizar la escena artística local —en los setenta cerradamente nacionalista, épica y pastoral— con los grandes teatros del arte con sede en Nueva York y Düsseldorf.

Lo bueno de ¡Abre los ojos!... es ser una exposición no representativa del Nuevo Arte Cubano o de eso llamado en su momento Joven Plástica de los ochenta —si entendemos por tal una suma de etiquetas (vanguardista, contestatario, efímero…) útiles para caracterizar una zona del fenómeno, toda vez que han ido taponeando su complejidad.

El visitante no encuentra aquí ni instalación, ni objeto esculturado, ni vídeos relatando performances: son pinturas, grabados, dibujos realizados en pequeño/mediano formato, cuadros para ser colgados en la pared, engavetados o transportados con facilidad. Y los autores son en su mayoría los mismos protagonistas del boom "de los ochenta", reunidos ahora con Gilberto Frómeta y Zaida del Río, quienes tenían nombre desde los años setenta; con artistas que salen a la luz en los noventa pero estaban activos mucho antes (Alicia Leal, Cosme Proenza, etc.), y aún con unos pocos más —jóvenes también por aquellos años—, quienes ganarán reconocimiento pasando el tiempo (Ángel Delgado, Carlos Quintana, etc.).

Al estudiar este panorama de arte, descubrimos zonas de indagación donde convergieron artistas hoy muy diferentes. Hay un marcado interés en la pintura neoexpresionista, de intensidad en el pulso, simbólica en el color, la cual toma a la figura humana como centro poético: aquí están Humberto Castro, Nelson Villalobo, Rubén Rodríguez, Juan Garcés Sigas. Otra pintura, en apariencia contraria, se instala en el campo de los lenguajes abstractos, unas veces con gestualidad tachista (Frómeta), otras, con tendencia a los equilibrios y ordenamientos geométricos (Eduardo Rubén, Israel León, por ejemplo).