www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Trova con distortion
Campaña antidrogas en Cuba… una patente de corso para la represión. El líder del grupo Porno para Ricardo está preso en Kilo 5. Su delito: ser rockero.
por ANDREI CéSPEDES, La Habana
 

La del rock cubano es una historia típica de los fenómenos culturales en una sociedad cerrada. Historia de dosificación a cuentagotas. Mecanismo de contención ante el desborde social. Historia de marginación regulada y tácita. Lo inducido cuando no queda más remedio.

Grupo musical
Porno para Ricardo.

En cualquier historia similar hay una cadena de logros parciales, cuyo enfoque estrecho y autocomplaciente puede falsear un análisis más amplio de su devenir: conciertos, festivales, programas de radio y televisión e instituciones culturales que capitalizan y canalizan, desde arriba, la pujanza del fenómeno. Sin embargo, ha sido sólo una gradual permisibilidad —oportuna y necesaria al poder— para crear una ilusión de libertad y apertura.

Si a Edmundo Dantés le hubieran permitido tomar el sol una vez a la semana y mejorado las condiciones sanitarias de su celda… nada de eso habría cambiado lo esencial de la historia: estaba preso injustamente. Algunos pueden estar satisfechos o sentirse realizados con su situación grupal o personal, pero esa conformidad no es el sustento conceptual de un análisis histórico.

La historia que sirve como referente a estas ideas es la del rock más duro y agresivo (en música, escena y textos). No es la del rock mezclado, fusionado o diluido con otros géneros, y que a la larga accede de manera expedita a los medios de difusión bien controlados por el gobierno. El rock como elemento esencial en la música contemporánea tampoco es el asunto. Dentro de lo más duro y agresivo hay un epígrafe breve, pero notable: el punk.

En Cuba surgieron grupos dentro de las normas —antinormativas— auténticamente punk a principios de los noventa. ¿Retraso de la mainstream rockera occidental? Si pensamos en Sex Pistols, es posible. Pero no se trata de la parte reproductiva o mimética de los fenómenos artísticos. En la Cuba de los años sesenta, setenta y ochenta no era inconcebible, sino imposible el fenómeno punk. El marco restrictivo de normas que pretendían fomentar la cultura por decreto, cuyo primer componente conceptual era la exclusión de todo lo que negara o cuestionara el orden y la unidad sostenidos por el poder, eran condiciones generadoras de un grado cero de permisibilidad a un grupo de ese género. Si en un país democrático occidental los Sex Pistols fueron censurados, qué podría esperarse de la integridad solemne de la isla caribeña.

El surgimiento de un fenómeno sociocultural nada tiene que ver con la cronología de un género. El caldo de cultivo son las condiciones socioeconómicas in situ. Fue a partir de 1989, con la polvareda convertida en pólvora del Muro de Berlín, que se abrieron las brechas para algo como el punk y otras cosas más en la Isla. Una vez más la gente se dio cuenta de que al menos tenía derecho a ladrar.

En 1991 apareció el grupo Rotura. En el 92, Detenidos. El núcleo fundamental de éste evolucionó hasta el actual Garage H. En el 94, Eskoria. La tónica fundamental de estos grupos era la crónica y el ataque a determinadas zonas neurálgicas de la realidad nacional: los excesos de la policía, el turismo de apartheid, la prostitución… Cosas que todos veían y muchos pretendían entender como fenómenos aislados y que no existían para la aséptica y monologante prensa cubana.

Cerrando la década, en 1999 surge otra banda punk cuya coherencia y conciencia no estaban en el simple cronicar o atacar de manera denominativa esas zonas neurálgicas: Porno para Ricardo (http://pornopararicardo.com/ ). Para entonces, lo que no había dicho la prensa, la literatura lo había convertido en materia folklórica vendible y entró en los límites de permisibilidad del régimen, que a fin de cuentas era quien recaudaba y sigue recaudando los dólares en sus tiendas.

Una banda como Porno para Ricardo no generaba nada vendible ni exportable. No es el tipo de catarsis que necesita el poder. Esta banda, en su proyección como fenómeno sociocultural, fue un verdadero suceso postmoderno. Postpunk, diría. Su primer CD-demo es elocuente. El título, Por tu culpa, indica una intención que pretende rebasar la superficie de lo cotidiano a través de un humorismo tremendamente jodedor, pero ríspido, más allá de los chistes tópicos sobre la realidad. El demo contiene cuatro temas: Nueve cuentos, Trova con distortion, Marlen y Tatiana y el que da nombre al grupo.

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