Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Blade Runner, Cine, Arte 7

¿Alguna vez segundas partes fueron buenas?

Es una lástima que al final este filme se vaya convirtiendo en una película de aventuras muy rutinaria

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Por lo general, las secuelas o segundas partes de filmes destacados (los malos nunca tienen continuación), son bastante malas, pero hay excepciones. Por ejemplo, la segunda parte de El Padrino es un filme excelente al cual muchos consideran superior al original. Kill Bill 2 es casi tan buena como la primera, pero en este caso decir que es una secuela es un poco engañoso, pues fue en realidad una sola película que las distribuidoras obligaron a Tarantino a dividir en dos, ya que era demasiado larga. Muchas secuelas se hacen con demasiada prisa cuando el filme original se ha convertido en un gran éxito de taquilla y por lo tanto, no son hechas con el mismo cuidado ni con la misma inspiración.

Blade Runner 2049 se ha estrenado treinta y cinco años después que la original. Confieso que cuando vi por primera vez Blade Runner (1982), me gustó, pero no entendí toda la algarabía alrededor de ella. Quizá porque la ciencia ficción no es mi género favorito, por haber salido yo mismo recientemente de un universo casi de ciencia ficción y porque mi inglés no era tan bueno como yo me creía, lo que me hizo no entender los diálogos completamente, me tomó verla un par de veces más y algunas lecturas críticas (entre ellas el entusiasmo que rebosaba Cabrera Infante sobre el filme), para darme cuenta de su grandeza.

Blade Runner era una combinación de neo-noir con ciencia ficción que se diferenciaba mucho de las otras películas que de ese género se hacían entonces. La escenografía, la iluminación, la tonalidad del color, el estilo de actuación y el guion, basado nada menos que en una novela de Philip Dick, le daban un aire de hedonismo apocalíptico, realmente sui generis. Parecía un filme irrepetible. La historia de los replicantes (seres creados por la bioingeniería), que se rebelaban y reclamaban humanidad y de los Blade Runners, humanos encargados de eliminar a los rebeldes, resultaba atractiva, amena y a la vez trascendental. Ridley Scott, junto con los guionistas Hampton Fancher y David Peoples, crearon una obra que mezclaba muchas de las convenciones del noir y de la ciencia ficción, con temores existenciales reales, en momentos en los cuales el desarrollo de la inteligencia artificial y la clonación, apenas comenzaba su descomunal despegue.

Quizá por todo lo anterior, no fue hasta 1999 que se comenzó a pensar la secuela y varios esfuerzos y esbozos durante los diecisiete años siguientes tuvieron que seguir para que finalmente se realizara la segunda parte. Ridley Scott, el director de la original, decidió limitarse a producir. Hampton Fancher, el guionista que se había separado antes de terminar la original por “diferencias creativas” con Scott, volvió para encargarse del guion. Peoples (excelente guionista que tiene en su haber Unforgiven y Twelve Monkeys), quien había sido traído para darle los toques finales al libreto de Fancher, no participa de la secuela. En su lugar, de coguionista actúa Michael Green, quien ha sido mayormente productor y guionista de televisión, aunque ha escrito los filmes The Green Lantern, Alien:Covenant y Logan.

Blade Runner 2049 es la historia de K, un replicante de nueva generación, a quien se ha convertido en blade runner, cuya tarea es eliminar a los replicantes de viejas generaciones y a los rebeldes que siguen reclamando humanidad. K se considera casi humano y calladamente tiene aspiraciones a llegar a serlo. Vive con una novia holográfica, una transparente Ana de Armas en un papel breve pero jugoso, que ha sido creada por la propia compañía que lo creó a él, o sea, que es cliente y producto a la vez. El mundo de 2049 es mucho más caótico desde el punto de vista ecológico, que el de treinta años atrás, cuando tuvo lugar la original. También hay una compañía nueva, Wallace, que ha sustituido a la anterior, Tyrell.

Durante su trabajo, K descubre accidentalmente los restos de una replicante que estuvo embarazada, algo casi impensable. Sin él saberlo, mediante manipulaciones laberínticas le encargan eliminar a la descendiente de esta replicante, para encontrar de paso a Deckard, el blade runner original, quien se encuentra escondido hace treinta años. Este es el centro de la trama. No contaré más, pero todos saben que al final aparece el personaje de Deckard encarnado de nuevo por Harrison Ford.

Denis Villeneuve (Prisoners, Enemy, Arrival) ha sido el director seleccionado para dirigir la secuela. Es un realizador que dentro de los patrones del cine convencional, presenta un estilo peculiar. Tiene inclinación por giros macabros e inesperados en las tramas y presenta situaciones chocantes para el espectador. Se siente cómodo en diferentes géneros y ha trabajado el noir y la ciencia ficción. Sin embargo, esta secuela no se distingue mucho del resto del cine de ciencia ficción que se hace hoy en día. Al menos no tanto como lo hacía su predecesora. La escenografía, la fotografía y la sonoridad son muy buenas y eficientes, pero tienen mucho de la misma Arrival del propio Villeneuve (aunque esto no es muy criticable), o de Prometheus del mismísimo Scott.

Villeneuve convierte la obra en algo kafkiano, menos en la línea de Dick, y sus alusiones a Kafka en un momento llegan a ser puerilmente obvias cuando K asume llamarse Joseph K., como el personaje kafkiano de El proceso. Tampoco logra un ritmo adecuado entre las secuencias de búsqueda y meditación y las de acción, que además resultan muy largas. Esto resulta en que el filme dura casi tres horas (163 minutos) y se vuelve un poco aburrido.

Otra cosa en su contra es que termina estableciendo demasiados vínculos con el filme original, llegado el punto que si uno no ha visto Blade Runner no puede entender completamente este filme. Pienso que las obras de arte, más allá de referentes e intertextualidades, deben poder verse y entenderse por sí solas. Deben poder considerarse como obras independientes. Esta es una secuela que es demasiado secuela.

Ryan Gosling, a quien considero entre los peores y más sobrestimados actores del momento, parece haber encontrado su personaje en K, ya que requiere ser interpretado sin expresión y sin emociones, que es lo único que Gosling sabe hacer. Se pasea por casi toda la película con la misma impavidez, como un Buster Keaton desubicado. Ana de Armas hace lo mejor con su papel y participa de lo que yo diría es una de las secuencias eróticas más originales del cine. Harrison Ford se presenta como un Deckard decrépito, que da un poco de risa al verlo enfrascado en acrobacias y combates corporales que no son propios de un hombre de su edad.

El guion esta vez carece de la creatividad que desplegaba el original a pesar de la presencia de Fancher. La fotografía de Roger Deakins, el veterano camarógrafo británico, de excelentes filmes como Sid and Nancy, Fargo, The Big Lebowski y muchas otras, hace muy buen trabajo y cumple perfectamente con lo que Villeneuve le pidió, pero se queda corto con respecto a la labor del ya difunto Jordan Cronenweth en la original.

El filme retoma los cuestionamientos sobre el efecto de la ciencia en el desarrollo del ser humano y sus implicaciones existenciales. Replantea la temática de los laberintos que crean los poderosos para manipular la conducta y las convicciones humanas utilizando el género de ciencia ficción que es cada vez más ciencia y menos ficción. También se mueve en la frontera filosófica entre la vida y la vida artificial. Se aferra a la memoria y a la procreación como únicas garantes de vida, pero también se pregunta cómo diferenciar memorias verdaderas de las memorias implantadas. Muestra un universo aterrador en el cual ya los sentimientos pueden ser prefabricados. Un mundo en donde el Angel Caído ha tomado posesión. Es una lástima que al final se vaya convirtiendo en una película de aventuras muy rutinaria. A Villeneuve lo convencieron de que el corte final lo decide la taquilla.

Blade Runner 2049 (EEUU, Gran Bretaña y Canadá, 2017). Director: Denis Villeneuve. Guion: Hampton Fancher y Michael Green, basado en la novela Do Androids Dream of Electric Sheep?, de Philip Dick Director de fotografía: Roger Deakins. Con: Ryan Gosling, Ana de Armas, Harrison Ford, Sylvia Hoeks, Robin Wright y Jared Leto. De estreno amplio en todo Estados Unidos.


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