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CON OJOS DE LECTOR

Censura, ¿estás ahí? (V)

La falta de libertad de expresión desarrolla la lectura entre líneas, una suerte de insurrección metafórica que lleva a decir una cosa para expresar otra.

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La coproducción que no llegó a estrenarse

Muy pocos, sin embargo, conocen que en el listado de obras censuradas figura La familia Toth, coproducción con Hungría en la cual trabajaba en 1977 el Teatro Político Bertolt Brecht, buque insignia de la nueva política que empezó a aplicarse en las artes escénicas con la entronización del pavonato. Unas semanas antes de la fecha del estreno, Gábor Zsambéki, quien hoy es uno de los directores más prestigiosos de su país, recibió la orden de suspender los ensayos y regresar a Hungría. El argumento que le escuché decir a un comisario de la Dirección de Teatro y Danza, un dramaturgo de escaso talento aupado durante el pavonato, fue que Zambecki no había sabido resolver las debilidades ideológicas de la pieza de Itsvan Örkeny. He aquí un ejemplo de alguien que era más inquisidor que Torquemada: el texto se había montado sin problemas en todos los países socialistas, y sólo en la Unión Soviética se escenificó en más de veinte teatros. Tampoco tuvo dificultades con la censura la versión para el cine que realizó Zoltan Fabri, y que varios años antes se había proyectado en la Isla. Por cierto, antes de que La familia Toth fuera prohibida pude charlar con Zambéki, y la entrevista apareció publicada en el diario Juventud Rebelde. Por lo menos posee el valor de constituir un testimonio de una obra teatral que la censura nos impidió ver.

Por supuesto, nuestra dramaturgia también cuenta, como el cine y la literatura, con sus obras malditas. Treinta y tres años debió aguardar Antón Arrufat para que se pudiese reeditar Los siete contra Tebas. Eran los mismos años que tenía cuando obtuvo con esa pieza el Premio José Antonio Ramos, en el concurso anual convocado por la UNEAC. Significó el inicio del "caso Arrufat", paralelo al "caso Padilla", unos hechos lamentables a los cuales no hace falta dedicar aquí espacio, pues hicieron correr mucha tinta. Rehabilitado tras laborar durante nueve años en una biblioteca municipal, donde se le convirtió, recuerda el propio Arrufat, "en un escritor inexistente, con las visitas personales prohibidas, observado por la directora y apartado del resto de los empleados", la pieza que suscitó aquel escándalo pudo ver de nuevo la luz en Cuba en el año 2001 (en 1992 había sido publicada en España en la antología Teatro Cubano Contemporáneo), aunque hasta la fecha sigue sin estrenar.

En las palabras que escribió para la solapa de esta nueva edición cubana, Norge Espinosa expresa: "Puede ahora el lector cubano recuperar estas páginas, que ningún viento logró arrebatar. Y acaso pueda también, cuando este libro recorra la Isla, abrirse el telón sobre estos versos, y oírse en la voz de nuestros actores más capaces los parlamentos de esta pieza que ahora, como si entrase a una nueva dimensión de su mito, podremos tocar, entender, encarnar en lo más nuestro".

A diferencia de Los siete contra Tebas, aún permanece en el Index Calixta Comité, con la cual Eugenio Hernández Espinosa se acercó al mundo de los barrios marginales que Sara Gómez mostró en algunas de sus películas, y que en el teatro había aparecido en Al duro y sin careta y Andoba. Uno de los hallazgos del dramaturgo fue, sin embargo, eludir la reproducción naturalista y el afán testimonial, y apostar, por el contrario, por una reelaboración poética de ese microcosmos. Inés María Martiatu, especialista en la obra de Hernández Espinosa, considera que junto con María Antonia, Calixta Comité es su más alta expresión en el tratamiento y la reinvención del lenguaje popular.

Pero nada habría ocurrido si la audacia del autor se hubiese limitado a aspectos estéticos, como lo es el de sustituir el argot barriobajero por dicharachos, refranes, trabalenguas y canciones infantiles. A eso sumó la osadía de presentar desde una óptica problematizadora a la protagonista, una mujer que, puesta en la disyuntiva de tener que actuar como presidenta de un CDR o como madre, ante un hecho delictivo cometido por un muchacho del barrio, opta por esto último. Era algo inaceptable desde el punto de vista ideológico, y de inmediato intervino ese ejército en las sombras que son los censores. Una vez clausurado el Festival de Teatro de La Habana de 1980, dentro del cual el Teatro de Arte Popular estrenó la obra, el colectivo tuvo que hacer una representación especial a puertas cerradas, a la que sólo se permitió asistir a los dirigentes de la Dirección de Teatro y Danza del Ministerio de Cultura y a los directores generales de los grupos teatrales habaneros. La intolerancia y el dogmatismo se ensañaron con la pieza, y aquel tribunal inquisitorial exigió a Hernández Espinosa hacer una serie de humillantes cortes y arreglos, como condición para que se pudiese representar. Ha transcurrido desde entonces un cuarto de siglo, y Calixta Comité permanece condenada al silencio y el olvido.

Retomo lo que expresaba al inicio, acerca de que usualmente la censura aplicada no se da a conocer en la prensa o la televisión. Una de las pocas excepciones en tal sentido la constituye la medida gubernamental mediante la cual se prohibió que las revistas soviéticas Novedades de Moscú y Sputnik dejaran de circular en la Isla. El 4 de agosto de 1989, el periódico Granma publicó un artículo sin firma titulado Una decisión inaplazable, consecuente con nuestros principios. A ese texto pertenecen los siguientes párrafos:

" Novedades de Moscú y Sputnik son portadoras de puntos de vista y posiciones respecto a la construcción del socialismo, a partir de una determinada interpretación de la experiencia soviética, casi siempre controvertidos, cuando no sustancialmente divergentes de los criterios y la orientación esencial de nuestro Partido, tanto en lo que concierne a las vías y métodos de la edificación socialista como a cuestiones ideológicas medulares.

"[…] En estas publicaciones se niega la historia anterior y se caotiza el presente. Escudándose en la imprescindible diversidad de opiniones, se divulgan fórmulas que propician la anarquía. El análisis de la forma de actuar y utilizar los principios rectores del marxismo-leninismo acorde con las nuevas condiciones históricas, introduce elementos que conducen a su negación (…) En sus páginas se descubre la apología de la democracia burguesa como forma suprema de participación popular, así como la fascinación con el modo de vida norteamericano.

"[…] Ello explica que desde hace tiempo, y ejerciendo una creciente presión de opinión, numerosos cuadros y militantes, así como otros revolucionarios de todo el país se han dirigido al Comité Central para expresar sus protestas contra diversos artículos y otros materiales aparecidos en estas publicaciones, a la par que hacían constar la incomprensión existente con su distribución. Este conjunto de circunstancias no le ha dejado a nuestro Partido otra opción que cancelar la distribución de Novedades de Moscú y Sputnik".


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