Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Arte, Artes plásticas, LGBT

El arte celebra la diferencia

Con motivo de la celebración en Madrid del World Pride, la gran fiesta del orgullo LGBT, numerosas instituciones culturales han preparado actividades especiales. Aquí se habla de las referidas a las artes plásticas

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A partir de hoy y hasta el domingo 2 de julio, la capital española acoge el World Pride Madrid 2017, la gran fiesta mundial del Orgullo LGBT. Se le ha concebido como un gran festival para celebrar, debatir y mostrar la diversidad. Se prevé la asistencia de más de 2 millones de personas de todo el mundo, y su acto central será la Manifestación Mundial del Orgullo LGBT. Auguran será la más grande del mundo, con cerca de un millón de participantes.

El World Pride se celebrará en el Barrio de Chueca y algunas de las principales calles de Madrid. Habrá conciertos al aire libre, diferentes escenarios, fiestas, arte, cultura y deporte todo ello en torno al barrio de Chueca, en pleno centro de la capital. La elección de Madrid se justifica doblemente. En 2017, se celebra el 40 aniversario de la primera manifestación del orgullo LGBT de España. Celebrada en Barcelona en 1977, marcó el comienzo del movimiento de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales en este país. Entonces estaba inmerso en el proceso de transición hacia la democracia plena, después de 40 años de dictadura, y precisamente la comunidad LGBT fue una de los más afectadas por la represión del régimen. Asimismo, España tiene una de las legislaciones más avanzadas del mundo, en lo que se refiere a la igualdad de derechos para la comunidad LGBT. De ahí que es más que justo que su capital sea este año la sede del World Pride.

World Pride Madrid 2017 sacará la cultura a la calle, en sus diferentes expresiones: música, danza, teatro, pintura, verso, artes plásticas, lecturas dramatizadas, títeres, etc. Sus organizadores creen en una cultura viva, reivindicativa, plural y libre. Una cultura que inunde las calles y plazas del centro de la ciudad para que los residentes, visitantes y turistas puedan disfrutar de la libertad, la modernidad y la diversidad que Madrid les brinda. Por otro lado, WorldPride Sports aglutina numerosas competiciones deportivas, que llenarán a Madrid de color, diversidad y tolerancia. Bádminton, baloncesto, natación, tenis y voleibol serán algunas de las disciplinas que podrán disfrutarse a lo largo del año.

Para apoyar esta celebración, numerosas instituciones han preparado actividades especiales. La lista es extensa y ateniéndome a aquello de que el que mucho abarca poco aprieta, he decidido concentrarme en una manifestación, las artes plásticas. El programa es muy atractivo y no dudo que muchos turistas que pasen en estas fechas por Madrid aprovecharán para beneficiarse del mismo, más allá de cual sea su orientación sexual. Comienzo por la oferta que ha preparado el Museo Nacional del Prado. Fruto de más de un año de trabajo, la que es considerada una de las pinacotecas más importantes del mundo propone La mirada del otro. Espacios para la diferencia, que no es una exposición sino un itinerario por 30 piezas de su riquísima colección. Estas forman parte de su colección permanente y no se han movido del sitio en que habitualmente se hallan. Rubens, Caravaggio, Sandro Boticelli, Guido Rani, Francisco de Goya y Lawrence Alma figuran entre los artistas que las crearon.

Lo que se propone es un nuevo acercamiento a esas obras, a través de un itinerario expositivo en el que se invita a contemplar la realidad histórica de las relaciones sentimentales entre personas del mismo sexo y de las identidades sexuales no normativas. Los comisarios del itinerario, Carlos G. Navarro y Álvaro Perdices, presentan una nueva aproximación, amparada en la historiografía, que permite comprender el significado más profundo de esta treintena de cuadros, dibujos y esculturas, algunas tan icónicas como el grupo escultórico Orestes y Pílades de la Escuela de Pasiteles, La mujer barbuda de José de la Ribera “El Españoleto” o el David con la cabeza de Goliat de Caravaggio, y poco conocidas otras, como las excepcionales El Cid de Rosa Bonheur y El Maricón de la Tía Gila de Goya, que se articulan en recorridos temáticos con varios núcleos expositivos.

De cada obra hay al menos dos lecturas

De acuerdo a Álvaro Perdices, La mirada del otro “no es un relato homoerótico de la colección. Está basado en datos históricos incontestables. Por ejemplo, utilizar la palabra homosexual en algunas épocas es un anacronismo, ya que el término no aparece hasta el siglo XIX”. El recorrido está dividido en varias áreas temáticas independientes, pero que se complementan entre sí: Amistades inmortales, Perseguir los deseos, Engañosas apariencias, Amar como los dioses, Otras miradas. El visitante tiene así varias opciones de ir descubriendo las historias propuestas por los comisarios. Por ejemplo, en Amistades inmortales las relaciones sentimentales de algunos personajes de la Antigüedad clásica permiten abordar la consideración y el trato que recibía en la sociedad el afecto entre hombres antes de la llegada del cristianismo —el amor entre iguales se llegó a considerar un estadio superior al amor entre hombre y mujer—, así como la naturalidad con la que el arte se convirtió en un lugar mítico para la cultura occidental. El último recorrido incluye dos obras excepcionales de la colección, la ya mencionadas El Cid y El maricón de la Tía Gila. Se trata de piezas que visibilizan dos realidades complementarias de una artista y una iconografía claramente alusiva a los contenidos de este itinerario expositivo. La autora de la primera fue una francesa que en la segunda mitad del siglo XIX pidió permiso para llevar pantalones e introducirse en lugares reservados a los hombres, como las ferias de ganado, y de ese modo poder observar a los animales que pintaba.

A propósito de La mirada del otro, la crítica de arte Estrella de Diego escribió: “Porque quizás es cierto que de cada obra hay al menos dos lecturas que, lejos de contradecirse, se complementan: una corresponde al tiempo de la obra misma y las mentalidades de su época; y la otra se relaciona con los intereses posteriores, con una mirada que ‘relee’ a partir de esas nuevas opciones que se van incorporando al relato. Por eso las colecciones clásicas son una historia abierta que cambia incesante los significados interpretados desde los sucesivos pasados y presentes”.

El recorrido se puede hacer de varias maneras: a través de una audioguía, de visitas guiadas (los miércoles hasta el 26 de julio a las 11.00 y a las 17.00), de un pequeño folleto gratuito o de una publicación que incluye textos de los comisarios y de otros especialistas. Asimismo y bajo el título Conversaciones entre artistas, en la página web del Museo se ofrecerán una serie de conversaciones entre artistas —como Guillermo Pérez Villalta, Javier Codesal, Helena Cabello y Ana Carceller, Alexander Apostol y El Palomar— e historiadores, periodistas y agentes culturales —como Estrella de Diego, Manuel Olveira, Jaime de los Santos y Javier Moreno— que abordarán las cuestiones principales y los problemas de la representación de las otras condiciones del amor y la sexualidad a través del arte y la literatura. La mirada del otro. Espacios para la diferencia se puede ver hasta el 9 de octubre.

Otra institución que se ha querido sumar a la celebración del World Pride es el Museo Nacional de Artes Decorativas (Montalbán, 12, Madrid 28014). Lo hace con la exposición temporal Queer Cabinet. El museo revisitado en clave homoerótica, que puede ser vista hasta el 2 de julio con entrada gratuita. La muestra propone la relectura de una selección de piezas de la colección, enfrentando una obra del museo a otra del artista visual David Trullo. Por ejemplo, la fotografía de dos luchadores mexicanos entabla un diálogo con El beso (1898), la célebre xilografía de Peter Behrens. En el centro de esta, se ve a dos mujeres besándose, mientras las líneas ondulantes de sus cabellos llenan toda el área del rectángulo.

Las piezas se redefinen y proponen otras lecturas

A través de su propuesta, Trullo nos lanza un reto: enfrentarnos a nuestras convicciones y a la relectura de la iconografía clásica. La selección se basa en temas clásicos desarrollados por artistas desde la Antigüedad, y que han tenido una influencia determinante en la construcción del imaginario y la identidad homoerótica occidental. Se establece así un diálogo o una confrontación, de forma que las piezas se redefinen y proponen otras lecturas, desde una perspectiva queer. A través de su provocadora instalación, Trullo demuestra que un buen símbolo es aquel que se presta a varias lecturas, que en algunos casos pueden ser contradictorias.

La selección fue hecha por Trullo, quien la realizó entre las piezas expuestas regularmente en las salas del museo, y otras que no se muestran habitualmente. Está basada en temas clásicos desarrollados desde la Antigüedad, y que han tenido una influencia determinante, como son, para ilustrar con un par de ejemplos, la figura de San Sebastián o la de la poetisa Safo. El primero ilustra de manera clara el “trasvase iconográfico”: de santo auxiliar cristiano, ha pasado a ser ídolo gay. La segunda es la más famosa poetisa griega y la que dio nombre al amor entre mujeres, estableciéndose así en referente, mito y advocación. La exposición se plantea como un recorrido en el cual el visitante puede descubrir pequeñas instalaciones, “parejas” de obras que establecen un diálogo o una confrontación, de forma que las piezas se redefinen y proponen otras lecturas. Todo ello desde una perspectiva queer.

El pasado 17 de mayo, coincidiendo con el Día Mundial la Transfobia, la Homofobia y la Bifobia, el Museo de América (Avenida de los Reyes Católicos, 6, Madrid 28040) inauguró el programa Trans, que también tiene la finalidad de apoyar la celebración del World Pride en Madrid, 2017. Bajo ese título, la institución presenta una amplia programación de actividades en torno a la identidad de género y la transexualidad. De acuerdo a los organizadores, la transexualidad es una de las características comunes a todos los grupos humanos, en todas las culturas del mundo y en cualquier época. Se trata de una cuestión de identidad, un sentimiento interno, individual, sobre el género que uno posee y que no depende de categorizaciones externas o asignaciones que los demás realicen sobre uno mismo. Otra consideración diferente es la capacidad que cada sociedad muestra a la hora de reconocer o integrar a las personas trans. A partir de esta premisa, el Museo concibió un programa compuesto por cuatro muestras fotográficas y una exposición temporal que trata la transexualidad desde la perspectiva antropológica, histórica y artística, a las que se suman una serie de conferencias y actividades musicales y teatrales.

Las exposiciones temporales son Vera y Victoria, Flores de Guiechachi, Seres de luz y Trans. Diversidad de Identidades y Roles de Género. La primera consiste en una selección de fotografías y audiovisual de Mar Sáez. Es una especie de diario visual que narra la historia de amor entre una chica y una transexual. También está integrada por fotografías Flores de Guiechachi. Se trata de un proyecto fotográfico realizado por Nuria López a lo largo de dos años, que aborda la cuestión de la identidad de género en el Istmo de Tehuantepec (Oaxaca, México). En esa región, a las muxes —mujeres trans— se les considera como un tercer género. Son reconocidas y valoradas, tanto en la comunidad como en la familia. Usan una indumentaria tradicional, a través de la cual pretenden reafirmar su pasado.

Seres de Luz recoge fotos de Gabriel Pineda y Gerardo Estrada. Ambas concibieron un proyecto altruista que vio la luz por primera vez en el año 2014. Mediante esa obra fotográfica que nace sin prejuicios, buscan mostrar esa luz interna que posee cada persona. El proyecto pretende apoyar la visibilización y normalización del colectivo trans. André Gutiérrez Usillos, conservador del Museo de América, es el comisario de Trans. Diversidad de Identidades y Roles de Género. A través de pinturas, esculturas, cerámicas, fotografías, indumentaria y otros materiales, propone un recorrido sobre la identidad de género. El objetivo principal de esta exposición es mostrar la permanente presencia de personas transgénero en culturas de todo el mundo, así como su tradicional inclusión en la sociedad. Se incluyen representaciones de mujeres trans indígenas de Norteamérica (tradicionalmente conocidas como berdaches), muxes de Oaxaca, tidawinas de Venezuela, retratos como el de Catalina de Erauso (o la Monja Alférez), vírgenes juradas en los Balcanes, y otros numerosos ejemplos.

Artista transgresor y subversivo donde los haya

Queda mencionar, por último, Trans-migrantes, una propuesta fotográfica y audiovisual de Fernando Rivera y Jesús Vecino. El Proyecto Transmigrantes gira en torno al desplazamiento o la migración producida por motivo de discriminación por identidad de género (o transfobia). Recoge la cotidianeidad de diversos protagonistas llegados a España desde distintos países latinoamericanos. A través de un doble proyecto, audiovisual y fotográfico, se pretende reforzar y abrir una nueva vía de relatos de migrantes, relacionándolos con el proyecto Migrar es Cultura. Las cinco muestras podrán ser vistas hasta el 24 de septiembre.

Por su parte, el Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8, Madrid 28014) presenta, con motivo de la celebración del World Pride 2017, dos iniciativas relacionadas con la iconografía y la cultura LGTBI presentes en 15 cuadros de su colección. El itinerario ofrece explicaciones de cuadros como el Retrato de un joven como San Sebastián (1533), de Bronzino, Hércules en la corte de Onfalia (1537), de Hans Cranach, La muerte de Jacinto (1753), de Tiepolo, Muchacho con turbante y ramillete de flores (1658), de Michiel Sweerts, Amazona de frente (1882), de Manet, Retrato de George Dyer en un espejo (1968), de Francis Bacon, Love, Love, Love. Homage to Gertrude Stein (1928), de Charles Demuth, o En memoria de Cecchino Bracci (1962), de David Hockney. El Museo presentará además la restauración del cuadro La muerte de Jacinto, de Giovanni Battista Tiepolo, que refleja la historia de amor entre Jacinto y Apolo. Tal y como relata el mito, Jacinto era un hermoso joven amado por el dios Apolo. Él y su amante jugaban a lanzarse el disco el uno al otro, cuando Apolo, para impresionar a Jacinto, lo lanzó con todas sus fuerzas.

Es realmente lamentable que no forme parte de esa programación con motivo del World Pride 2017, la muestra Faggotry: Bruce LaBruce Photographs 1990-2016, que se puede ver hasta hoy en la Fresh Gallery (Conde de Aranda, 5, Madrid 28001). El canadiense Bruce LaBruce (Southampton, 1964) es un artista transgresor donde los haya. Desde que se dio a conocer en los años 80, su trabajo ha sido habitualmente confiscado por diversas aduanas y a su creador se le ha estigmatizado y juzgado de “obsceno”. Hace pocos años, unas 400 fotografías que formaban parte de la exposición Polaroid Rage: Survey 2000-2010 que se iban a exhibir en la Gallery Wrong Wether, de Oporto, Portugal, fueron decomisadas por la Policía, y además se prohibió su entrada en Canadá. Y en febrero de 2012, Obscenity, su primera exposición no pornográfica, que se presentó en esta misma galería, dio lugar a una protesta del derechista partido Alternativa Española. En esa ocasión fueron rotos los cristales del local y fue lanzado al interior un coctel molotov que no llegó a explotar. Por esa misma época, su película L.A. Zombie fue considerada obscena y se prohibió su proyección en toda Australia. Sin embargo, nada de eso ha detenido a LaBruce, quien sigue impertérrito trabajando, haciendo caso omiso y de la censura y desafiándola.

Lo que hasta hoy hay oportunidad de ver en la Fresh Gallery, es una especie de antología de las diferentes etapas de la obra de LaBruce, desde 1990 hasta 2016. Son 56 imágenes que tienen entre sus constantes el porno, la sangre y la imaginería terrorista. Al verlas, se comprende por qué a lo largo de varias décadas, su autor ha acumulado calificativos transgresor, provocador, subversivo. En el trabajo de LaBruce, ha comentado Ricardo Recuero, la pornografía “actúa como arma de resistencia, el exhibicionismo como afrenta, ambos como recursos de libertad. Sus imágenes conativas, frente a la mutilación cultural e identitaria basada en la fragmentación del cuerpo, tan propia de la pornografía mercantilizada, obligan a una variación en la mirada. LaBruce nos presenta los cuerpos tal y como son, en su plenitud, legibles, parlantes, no silenciados, los cuerpos como generadores de discursos y desde su propia ficción anclando la realidad”. El propio fotógrafo y cineasta ha resumido así el propósito que anima su trabajo: “Explorar áreas tabúes, probar las fronteras y ver cuán lejos se puede ir. Representar lo irrepresentable”.

En un artículo que publicó la semana pasada, el español Luisgé Martín hizo una taxonomía de la literatura homosexual y propuso tres grandes caligrafías. Una de ellas la definió como la de la transgresión en sus múltiples formas: la homosexualidad como arma de combate, como modelo de ruptura con la sociedad biempensante y ortodoxa. En ella sitúa a autores como Genet, Copi, Burroughs. De aplicarse a otras manifestaciones artísticas, en esa categoría se debe incluir a Bruce LaBruce, quien empleó la cámara como un cuchillo desnudo para escandalizar a sus contemporáneos.