Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Cine, Arte 7

El rostro del sobreviviente

Este es un filme que cautiva, visual y argumentalmente. Una obra que despierta interrogantes difíciles de dilucidar

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Dos mujeres se aproximan a un punto de control para entrar en Berlín. El carro es lujoso, el guardia americano les pide identificación. Dándose cuenta de que son judías, les pregunta por qué regresan a Alemania. Es el año 1945 y la II Guerra Mundial acaba de terminar. Una le dice que regresa de Suiza, donde escapó a la guerra para encargarse de asuntos familiares. La otra lleva la cara vendada. El guardia le exige que muestre el rostro y cuando la mujer lo hace, este queda horrorizado. El espectador nunca tiene la oportunidad de verla.

Lene es una abogada dedicada a identificar a las víctimas del nazismo y a sus sobrevivientes. Nelly acaba de salir de un campo de concentración. Su cara fue desfigurada de un disparo y salvó la vida porque la creyeron muerta. Ahora regresa a las ruinas de Berlín para someterse a una cirugía plástica. Quiere quedar igual que antes, pero el cirujano le asegura que será casi imposible.

Tras la operación, Nelly no se reconoce. Lene, su íntima amiga, que ha costeado los gastos del costoso procedimiento, le dice que se alegre, acaba de ganar una nueva identidad. Le propone marchar juntas a la tierra Palestina (el estado de Israel está aún a tres años de constituirse), así podrán empezar una nueva vida en Haifa o en Tel Aviv, donde ya ha buscado apartamentos. Hay un subtexto de lesbianismo platónico en la relación.

Nelly, una antigua cantante de cierto éxito que regresó de Londres a Alemania en 1938 para seguir a su esposo, un pianista con el cual formaba un dúo, no está segura de ello. Quiere buscarlo. Johnny, que no es judío, cayó preso dos días antes que Nelly, en octubre de 1944 y nunca más se volvieron a ver. Lene le revela que este la denunció para salvar su pellejo y que fue liberado el mismo día en que Nelly fue apresada. Esta no quiere creerle a su amiga e insiste en su búsqueda, peligrosa para los tiempos que se vivían.

Cuando finalmente lo encuentra, trabajando de mesero en un cabaretucho llamado Phoenix, este no la reconoce. Ante su insistencia, Johnny le dice que puede aprovechar el parecido que tiene con su difunta esposa para aparecerse ante la familia y recoger la fortuna que le tocaba. Le ofrece unos veinte mil dólares a cambio. Nelly, ambiguamente, le sigue el juego y comienza su preparación, bajo la dirección de Johnny, para personificarse a sí misma.

Seguir contando la trama de Phoenix sería arruinar las expectativas del espectador. Este es un argumento perfectamente manicurado en el cual la suspensión de la incredulidad se vuelve difícil, pero se restablece a medida que el filme avanza. Es un juego de manipulaciones en el cual todos son víctimas y en el cual el juicio moral se echa a un lado. Es también una lucha por la recuperación de la identidad y el sostén de la memoria. La liberación solamente se logra enfrentando los demonios más íntimos.

Christian Petzold (Alemania 1960), es uno de los más destacados directores del cine alemán de los últimos veinte años. En 1996 realizó un interesante largometraje titulado Cuba Libre, en el cual dos desamparados, uno de los cuales se había largado a Cuba a hacer una nueva vida y regresa a Alemania sin un centavo, establecen una relación romántica. Cuba no aparece en el filme, el título se refiere al bar del mismo nombre en el cual se encuentran los enamorados. Su cine es una mirada aguda al pasado alemán, a las consecuencias del nazismo, los efectos del comunismo en el este del país y los resultados de la reunificación.

Es además un autor muy dado a las referencias intertextuales, requiere un público atento e informado, porque no abunda en los detalles del contexto con el cual trabaja. Es sutil, ofrece datos con imágenes aisladas, algún que otro diálogo y el color de la fotografía. No tiene el menor interés pedagógico. Sus personajes están atrapados en una situación sobre la cual no tienen control y tienen que adaptarse lo mejor posible o perecen.

En Yella (2007), una mujer decide abandonar su pequeño pueblo en el empobrecido este del país y marcha hacia el oeste en busca de una mejor vida. Queda atrapada en una relación sentimental con un negociante criminal y entonces se defiende como puede para seguir en busca de su sueño de prosperidad. En su siguiente filme Jerichow (2008), un veterano de la guerra de Afganistán consigue trabajo con un comerciante turco-alemán, pero termina enredado con la mujer este. Es una suerte de adaptación de El cartero llama dos veces, pero sin el crimen. Bárbara (2012), se centra en la vida de una médico disidente que es atrapada por la Stasi intentando escapar de Alemania Oriental y es enviada a un remoto pueblo a trabajar en un desvencijado hospital. El filme utiliza referencias a Mark Twain y a la música popular americana de los setenta.

Sus personajes centrales tienen vidas sin salida o con pocas opciones. Habitan los escombros de una sociedad en transición. En Phoenix hay muchos niveles de lectura. El título puede referirse tanto a Alemania, que finalmente se levantó de sus cenizas, como a Nelly, dispuesta a recobrar su vida y a empezar un nuevo camino, o al cabaret en el cual trabaja Johnny. Tiene también homenajes argumentales a Vértigo, a El matrimonio de María Braun, la excelente cinta de Fassbinder y también a La senda tenebrosa de Delmer Daves, con Humphrey Bogart y Lauren Bacall, solo que aquí los roles están invertidos.

Para acentuar las referencias intertextuales, la extraordinaria fotografía de Hans Fromm, veterano de todas las películas de Petzold, utiliza un cromatismo de poco contraste y menos brillo que remeda los claroscuros del cine negro de los cuarenta y las tonalidades y los escenarios de Fassbinder. En las escenas de cabaret hay un poco de la tragicomedia lánguida de Von Sternberg. Petzold no esconde sus influencias pero las trasciende.

Otro desdoblamiento es el tema musical que se repite como leit-motif, la canción Speak Low, compuesta por Kurt Weill, un músico judío que se casó con Lotte Lenya, una actriz no judía y cuyo matrimonio pasó por traiciones, separaciones y exilio. Weill es el compositor también de La ópera de los tres centavos, con su famoso tema Mack the Knife. Compuesta en 1943, Speak Low fue muy popular en 1944, cantada en diferentes versiones por Billie Holiday y Frank Sinatra (y más tarde por Ella Fitzgerald, Barbra Streisand y Tony Bennett entre muchos otros).

En un ejemplo de cruce cultural y cuestionamiento de la memoria, Lene le dice a Nelly, mientras escuchan Speak Low que ya no soporta las canciones alemanas porque solo le recuerdan los nazis y ahora solamente quiere mirar al futuro. Speak Low es una de las canciones que Nelly interpretaba con Johnny y que resurge al final con una fuerza anecdótica imprevista.

Nina Hoss, quien también ha trabajado en las anteriores películas de Petzold y que es una de las mejores actrices alemanas del momento, interpreta a Nelly con una magistral sutileza. Primero aparece famélica y caminado a tientas, sin darnos cuenta, se va transformando ante nosotros en una mujer cada vez más vigorosa y resuelta, al extremo que al final, parece casi otro personaje. Ronald Zehrfeld, quien interpretó al médico del hospital al cual trasladan a Bárbara en el filme anterior de Petzold, está muy bien como Johnny, un hombre ciego de avaricia y apesadumbrado por su culpabilidad. Decidido a aprovechar cualquier situación y a la vez inseguro. Nina Kunzendorf cierra el triángulo con su austera actuación como la muy herida Lene. Es la única actriz que nunca había trabajado con Petzold.

No importa a que nivel se quede cada cual, Phoenix es un filme que cautiva, visual y argumentalmente. Una obra que despierta interrogantes difíciles de dilucidar. Un ejercicio de introspección social que muestra el rostro de quienes sobreviven a la hecatombe. El nuevo rostro de Nelly es engañoso desde muchas perspectivas, puede referirse a la identidad perdida en glorias pasadas o a la oportunidad de lanzarse al abismo de un futuro incierto, sacando lo mejor de los escombros, transformándose con las circunstancias porque la vida no es más que lo que hay, como reza la letra de Speak Low (escrita por Ogden Nash), “mañana está aquí, mañana está cerca y siempre llega demasiado temprano”.

Phoenix (Alemania/Polonia, 2014). Dirección: Christian Petzold. Guión: Christian Petzold y Harun Farocki basados en la novela Le retour des cendres de Hubert Monteilhet. Director de fotografía: Hans Fromm. Con: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld y Nina Kunzendorf. De estreno limitado en ciudades selectas de Estados Unidos.


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