Actualizado: 18/04/2024 23:36
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“En las extrañas islas de la noche”

Un libro donde el poeta de En la calzada de Jesús del Monte sigue conversando con sus lectores de manera generosa y directa

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La hija del poeta Eliseo Diego (La Habana, 1920 – Ciudad de México, 1994), la escritora Josefina de Diego, compiló un manojo de parlamentos que el autor de Inventario de asombros había dejado en sus archivos. En las extrañas islas de la noche. Entrevistas a Eliseo Diego (Ediciones UNION, La Habana, 2010) es un libro donde el poeta de En la calzada de Jesús del Monte sigue conversando con sus lectores de manera generosa y directa.

“Cuando mi padre murió me dediqué a ordenar toda su papelería y la fui clasificando por temas: sus poemas inéditos, sus poemas manuscritos, su prosa, pequeños cuadernos de poesía hecho por él para mi madre o para mis tíos, críticas a sus libros, fotos. Entre todos estos papeles había muchas entrevistas que le habían realizado aquí y en otros países, como México y Colombia durante casi treinta años. En esta edición se han incluido esas entrevistas”, apunta Fefé en la nota de presentación del libro, que pudo conformar después de una exhaustiva revisión de los papeles del Premio Juan Rulfo (1993).

“Mis lecturas preferidas han sido, en primer lugar, los cuentos y las leyendas de la Corte del Rey Arturo…, La Divina Comedia, que no he leído en su totalidad… A Shakespeare no he podido leerlo todo”: pausas de sabiduría sin arrestos gratuitos ni petulancia coloreada en confesiones a su hija sumadas a coloquios —sin prisa ni aspavientos— con Minerva Salado, Ana María Jaramillo, Francisco Hernández, Luis Rogelio Nogueras, Juan Pin, Abel Prieto, Raúl Rivero, Agenor Martí, Arturo Arango…

Raúl Rivero le pregunta: ¿Cuál es el momento más hermoso de su existencia?: “Aquel en que por primera vez vi a mi muchacha. Pueden encontrarlo en unos versos que titulé: ‘La joven en el teatro’”. Ciro Bianchi: ¿Hasta qué punto su vida y su obra forman un solocuerpo?: “El trabajo fundamental de mi vida ha sido mi obra. Mi vida, por sí sola, no tiene interés. Si tiene alguno, radica en lo que he podido hacer”. Agenor Martí: ¿Qué familiares, amigos o enemigo influyeron o influyen todavía en su obra?: “Las dos personas que realmente influyeron e influyen en mí —y en consecuencia en mi obra— son dos fantásticas, increíbles muchachas: un amigo que me acompaña desde que ambos cruzamos las grandes y terribles puertas de la juventud, las bautizó ya desde entonces con el mote en apariencia inocuo de ‘las hermanitas Marruz’: son ellas mi esposa, Bella, y Fina, su hermana”. Raysa White: Digamos que la poesía es “una mirada de tal intensidad, que nos toma por sorpresa y arrebata”: “Siempre he pensado que la poesía debe ser como un golpe que lo conmueve a uno, y en esa conmoción está el secreto del asunto; en que un poema debe ser una obra de creación a dos: por una parte el que lo escribe, por otra el que lo lee y recrea”. A Juan Pin Vilar le comenta que “la poesía y la infancia son la misma cosa. Todos los niños, aún los más humildes, viven en la poesía”. Yamil Díaz Gómez: ¿Y el Guillén íntimo, su amigo Nicolas?: “Tengo el privilegio de haber sido amigo de Nicolás. Digo ‘privilegio’ porque era una persona de pocos amigos. Una cosa era su popularidad, con esa nota cordial para todo el mundo, y otra su interioridad, donde era muy arisco. Era muy ingenioso, muy simpático y tenía una memoria prodigiosa. Se sabía la poesía fundamental y la no fundamental de la lengua española”.

Se agrega un acápite (“El silencio de los elogios: Eliseo Diego habla sobre Reinaldo Arenas”) —resumido por Camilo Barquet— en el que aparece una interesante exposición sobre el polémico autor de Antes que anochezca, el novelista Reinaldo Arenas (Holguín, 1943 – Nueva York, 1990): “Una vez convocamos en la Biblioteca Nacional a un cursillo para enseñar a contar cuentos, y un día recibí en el despacho un cuento… Tenía dos cuartillas, quizás tres, lleno de faltas de ortografía, algunas horrendas, y era que este muchacho, Reinaldo Arenas, pensaba que yo iba a dar un curso sobre cómo escribir cuentos, y entonces me mandaba aquel trabajo como una muestra. Menos mal que se encontró conmigo, porque yo pude ver, a través de la enormidad de las faltas de ortografía, el dominio del idioma y la capacidad de imaginar que habías detrás de aquello. Pensé: este muchacho bien vale la pena. Armé un escándalo en la Biblioteca Nacional, fui a ver a la directora María Teresa Freyre, le llevé aquel cuento y le dije: ‘Mire, María Teresa, no se fije usted, por Dios, en las faltas de ortografía. Recuerde que Hans Christian Andersen también escribió con horrendas faltas de ortografía, porque era un pobre diablo que no sabía leer ni escribir, correctamente’. Y ella, que era una mujer muy inteligente, se dio cuenta de lo que había detrás de aquel espanto ortográfico, porque él tenía un dominio natural de la sintaxis. El cuento se llama ‘Los zapatos vacíos’, que, quien sabe por qué, he conservado después de tantos años. Es linda la historia: trata de un niño campesino que, la noche anterior al Día de los Reyes Magos, le pone sus zapatos a los futuros visitantes para recibir regalos, y a la mañana siguiente los encuentra vacíos”. Revelaciones de los inicios literarios de uno de los grandes narradores cubanos del siglo pasado.

“Reinaldo Arenas trabajaba en el Instituto Nacional de Reforma Agraria, hoy desaparecido. Allí embalaba cajas. María Teresa consiguió trasladarlo a la Biblioteca Nacional, donde lo ubicó en la biblioteca circulante, y en un mes él devoró todos los libros que había en esa biblioteca… El muchacho, poco a poco, se fue haciendo de lo que necesitaba…. Entonces, Reinaldo escribió una novela. Para mí, la mejor de todas, que se llamó Celestino antes del alba; el título era un hallazgo prodigioso. La novela era muy buena, de primera clase”, concluye el autor de A través de mi espejo.

Estamos en presencia de un manual que nos pone en contacto con el pensamiento y la sabiduría de un artesano de la palabra marcado por la fidelidad a sí mismo; posiblemente, uno de los poetas más humildes —en el sentido exacto de la humildad— de la literatura cubana.

Entrar a los muelles de En las extrañas islas de la noche, aproximarse a la venturosa eternidad de “El viajero que toca en nuestras puertas mira la honda sala y dice / con nostalgia: su penumbra”: nuestra sombra en los cordeles de la tiniebla. Edición acompañada de un álbum fotográfico en el que apreciamos al autor de Por los extraños pueblos durante su infancia en Villa Berta y, asimismo, retratos de su esposa Bella, Cintio, Fina, hijos y amigos. Crepúsculos, ancladeros, voces, ardores, fugacidades, esplendor y lluvia. Eliseo Diego o las palabras flotando en la noche insular.


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Portada del libro “En las extrañas islas de la noche”Foto

Portada del libro En las extrañas islas de la noche.

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