Actualizado: 17/04/2024 23:20
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Literatura

Homenaje al poeta de la remembranza cotidiana

José Emilio Pacheco deja una obra poética sin colorantes ni malicia

Comentarios Enviar Imprimir

Alta Traición: “No amo mi patria. / Su fulgor abstracto / es inasible. / Pero (aunque suene mal) / daría la vida / por diez lugares suyos, / cierta gente, / puertos, bosques de pinos, / fortalezas, / una ciudad desecha, / gris, monstruosa, / varias figuras de su historia, / montañas / —y tres o cuatro ríos.”: José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 30 de junio de 1939 - Ibídem, 26 de enero de 2014). Poeta, ensayista, narrador y periodista cultural. Premio Cervantes 2009; Premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana2009.

El autor del poema citado arriba murió en la Ciudad de México: José Emilio Pacheco se despidió a las 6 y 28 minutos de la tarde del último domingo de este enero airoso y frio para encontrarse con el silencio de la luna y descifrar los elementos de la noche en el reposo del fuego.

Hay que dejar que el tiempo mismo retrase las pausas y prolongue los aguaceros de su flaqueza: tiempo ambicioso que todo lo disipa: tiempo devorador que todo lo predice: tiempo misericordioso que todo lo hace inmaculado: tiempo que fortifica la evocación y suscribe los olvidos. —Dejemos que el tiempo consuma su aniquilación”, escribió el autor de Islas a la deriva.

Edad que subyuga la noche. Extensión que dialoga con el sueño. Mesura del fulgor. Instante que deletrea la presencia. Hostilidad en el ahora que nos expulsa de lo que fuimos y nos coloca en el borde del azar que es futuro: Soy un fue, y un será, y un es cansado pronosticó Quevedo mirando la intemperie fría de la soledad.

Tiempo y lobreguez. Tiempo y duda. Tiempo y orfandad. Tiempos y cifra. Tiempo y apetencia. Tiempo difunto de tiempo. Tiempo masticando tiempo. Tiempo caligrafiando tiempo. Tiempo cabalgando sobre los vestigios del tiempo.

Hay que dejar que el tiempo se enquiste en sus ceremonias. Que se ahogue en sus sollozos. Que se carbonice en su efusión de voces. Que sus augurios enmudezcan. Que sea sólo una usanza de viajeros inocentes: el tiempo.

Hay que ser indiferente frente a las ruinas ulceradas por los marbetes del tiempo. Debemos fortificar los portones. No merecen desvelos los montos del tiempo. “Mide el tiempo, no nuestro tiempo / sino un tiempo más antiguo/ que el tiempo de los cronómetros” (Eliot).

Vivimos zurcidos al tiempo, como si pasado y futuro fueran sencillamente, medianoche y amanecer. Incertidumbre que unta calcinaciones al sabor dichoso de los pórticos para no permitir la entrada al aislamiento de los encuentros.

Tiempo de quietismo: edad de música callada. Tarde o temprano llegarán los mercurios para platear las instintivas angusties que acorralan los períodos. El autor de No me preguntes cómo pasa el tiempo, Ciudad de lamemoria, La edad de las tinieblas, Desde entonces, La arena errante y Las Batallas en eldesierto, —entre otros manuales de narrativa, trabajos periodísticos, crónicas, ensayos, traducciones y poesía— lo sabía muy bien. Tarde o temprano sus versos esclarecerán la tempestuosa crónica de todo lo que somos. “Letras, incisiones en la arena, en el vaho”: ceremonia y ardor de una “alta traición”: escolio para los patriotas de pompas. Escritura donde la infancia es el “eco de un pozo” y la muerte “voraz certidumbre del sudario”; “piel del mundo” la voz del poeta de la remembranza cotidiana.

Nos seducen los versículos de Pacheco y celebramos su risa mortal de viandante del mercado de la esquina. Dicen sus amigos que nunca habló de pesadillas y que su diálogo florecía en las ensoñaciones de la claridad. Obra poética sin colorantes ni malicias: la inocencia preside sus espacios.

Pocas veces en la literatura la concisión ha sido esclusa tan convincente: procesión de ondulaciones donde la ceniza almacena y doblega las máscaras del odio de una sola bocanada: “…estoy en la calle, me quedé sin nada, si —pero no me noquearon. Nadie jamás me vio tendido en la lona”. Tiempo, vida y ser con guiños a Quevedo, Eliot, Nietzsche y Heidegger.

Todo arde, José Emilio / el tiempo es resplandor pesadumbre y desidia / estamos muriéndonos de impaciencia de rabia de mirar las ruinas de nosotros mismos // en las paredes están escritas las peticiones de los niños / en las tapias los perros mean sobre la inocencia / todo se disemina por el arranque de las estaciones / todo se malbarata por la ambición de los mercaderes/ asistimos al sanguinario reflejo de los retratos y nos vemos como hormigas / desesperados caminando por los troncos de los arboles // Arde la noche. El aire húmedo parece hervor de ciénaga // la noche que nos traga / la noche que nos expulsa a las pestilencias/ la noche que nos descuartiza / la noche que nos tiñe en preludio y sombra. // José Emilio, tú que eres un augur de la edad de las tinieblas y sabes conjurar la belleza del jabón común / exorcizar los resquicios de la Avenida Juárez / devotamente mirar las vitrinas y los globos // tú, que prefieres el ladrillo por encima de los mármoles / conoces muy bien la eterna / circulación de lastransformaciones // sabemos que en cualquier pausa una melancolíasorda aparece / sabemos que en los andenes / tu voz hace más condesciende la espera.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.