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Virgilio, Literatura, Literatura cubana

Original y beligerante

Dos ediciones, una cubana y otra aparecida en México, vienen a confirmar el interés que sigue despertando Virgilio Piñera, una de las figuras más notables, polémicas y fascinantes del siglo XX cubano

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Allí donde quiera que ahora esté, el espíritu burlón de Virgilio Piñera debe estar disfrutando, ufano y complacido, con el reconocimiento y la notoriedad que por fin ha alcanzado su obra. Es cierto que sus últimos años no pudieron haber sido más oscuros, amargos y crueles. Pero en compensación, su victoria póstuma constituye el mejor desquite contra aquellos que lo borraron de la literatura que él tanto prestigió y vigorizó y lo condenaron a una injusta muerte civil como escritor.

La salida, tras su muerte, de todo lo que escribió durante su etapa de ostracismo ha significado para los lectores una revelación en toda regla. En particular, las nuevas generaciones se han acercado a sus textos primero con curiosidad y después, con sorpresa. Su influencia entre los creadores jóvenes no cesa de aumentar y hoy Piñera ocupa en el panorama literario cubano el sitio de primera línea que en vida se le regateó. Este segundo nacimiento le ha dado además una difusión internacional que antes le fue esquiva. A ello ha contribuido el hecho de que libros suyos han aparecido bajo el sello de editoriales de amplia circulación como Alfaguara y Tusquets.

Un par de títulos que recientemente han visto la luz vienen a corroborar lo que en las líneas anteriores apunté: los dos volúmenes de Virgilio Piñera al borde de la ficción. Compilación de textos (Dirección de Publicaciones Académicas, Universidad de La Habana-Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2015, 804 páginas) y Electra Garrigó (Ediciones El Milagro, Secretaría de Cultura, Ciudad de México, 2016, 323 páginas).

El primero es el resultado de la acuciosa y, en varios aspectos, modélica labor realizada por dos jóvenes investigadores de la Isla, Carlos Aníbal Alonso (1987) y Pablo Argüelles Acosta (1972). Su empeño ha hecho posible que se recojan en una edición depurada y completa los textos de Piñera que se encontraban “dispersos en periódicos y revistas cubanas en su mayoría, desde finales de los años treinta hasta los setenta, que no son considerados, en rigor, textos de ficción, es decir, que no fueron legitimados por Piñera como cuentos, poemas o piezas dramáticas”. El trabajo hecho por los compiladores merece todos los elogios, y es evidente que dedicaron al mismo muchas horas. Implicó, en primer lugar, una búsqueda exhaustiva para localizar los textos, tarea ya de por sí difícil, y después transcribirlos, cotejarlos, corregirlos e incorporar las numerosas anotaciones bibliográficas.

Una parte cuantiosa de esas páginas son críticas, reseñas, artículos periodísticos y ensayos. No obstante, los compiladores aclaran que en muchos casos la determinación genérica puede resultar prescindible, pues por su ambigüedad hay textos que pueden instalarse “un poco más allá o un poco más acá de la ficción”. El material de los dos tomos (más de 200 textos) aparece ordenado en bloques: “1939-1955”, “Piñera en Ciclón”, “1956-1959”, “Piñera en Revolución”, “Piñera en Lunes de Revolución”, “1959-1970”, “Textos póstumos”. Los compiladores incorporaron además otros dos, “Entrevistas y encuestas” e “Intervenciones públicas”. Y finalmente, prepararon un anexo titulado “Catálogo polémico”, donde proporcionan las referencias bibliográficas de textos en los cuales sus autores establecieron un diálogo controversial con trabajos de Piñera. Asimismo, a modo de introducción, Alonso y Argüelles Acosta incluyeron sendos ensayos, “Virgilio Piñera o el teatro del pensamiento” y “Erístico Piñera”, que son aportaciones serias e inteligentes a la bibliografía crítica acerca del autor de La carne de René.

La producción narrativa, poética y dramatúrgica de Piñera ha sido puesta al acceso de los lectores de la Isla, si bien es oportuno decir que se trata de ediciones hace tiempo agotadas y hoy inencontrables en las librerías. Los dos volúmenes de los que aquí se da noticia vienen a completar el corpus literario de quien es una de las voces más originales y beligerantes de nuestras letras. Recogen la zona menos atendida y estudiada de la obra de Piñera, un material cuantioso y variado que a su valor e interés, suma el rigor con que se ha preparado su edición. Tienen plena razón los compiladores cuando expresan que Virgilio Piñera al borde de la ficción “ayuda a reconstruir en su complejidad el mapa ideológico del campo cultural cubano del siglo pasado y a fijar una imagen más acabada de una de las figuras más notables, polémicas y fascinantes del siglo XX cubano”.

En cuanto a Electra Garrigó, ilustra la atención que está recibiendo la obra de Piñera en el extranjero. El libro sido publicado por Ediciones El Milagro, una prestigiosa editorial fundada en 1992 que se especializa en teatro, aunque también da cabida al cine y la fotografía. El consejo editorial lo integran Daniel Giménez Cacho, David Olguín, Gabriel Pascal y Pablo Moya, todos teatristas de reconocida trayectoria. El catálogo es impresionante, tanto por el elevado nivel de calidad de los autores y los textos como por el esmero y la belleza de las ediciones. Está organizado en nueve colecciones: Teatro, Nuestro Teatro, El Apuntador, La Centena, Teatro Emergente, Memorias, La Otra Centena, Cine, Fotografía, aparte de uno dedicado a Ediciones Especiales. En cifras, la actividad de Ediciones El Milagro se resume hasta la fecha en 119 títulos, que incluyen 216 obras de teatro, 92 textos traducidos y 30 guiones de cine

Bajo ese sello, han aparecido los mejores dramaturgos contemporáneos de México. Muy valioso es también su esfuerzo por contribuir a documentar el cine mexicano producido en la década de los 90. Por otro lado y con el propósito de tender puentes hacia otras culturas, se han traducido a numerosos dramaturgos y especialistas extranjeros. Para dar una idea de ello, menciono entre los publicados a Edward Albee, Peter Brook, Étienne Decroux, Witold Gombrowicz, David Mamet, Leonardo Sciascia, Copi, Bernard-Marie Koltés, José Sanchis Sinisterra o los premios Nobel Dario Fo y Gao Xingjian. Asimismo, han aparecido antologías dedicadas al teatro contemporáneo de Alemania, Estados Unidos, Francia y Polonia. ¿Se me tomará a mal si digo que con esta edición de Electra Garrigó Piñera pasa a ser parte del gran teatro del mundo?

Además de la obra de la cual toma el título, el libro incluye otras tres: La boda, Aire frío y El trac. Van precedidas por una introducción que firma la teatróloga cubana Vivian Martínez Tabares. En esas páginas, celebra que las Ediciones El Milagro haya decidido publicar esta pequeña muestra de la creación dramatúrgica de Piñera, que, en su opinión, “permite apreciar diversas líneas y procedimientos expresivos de (…) casi cuatro décadas de infatigables búsquedas”.

Las cuatro obras reunidas en el volumen representan solo una parte de la copiosa producción dramatúrgica de Piñera. Pero como suele decirse, los lectores mexicanos tendrán que agradecer a Ediciones El Milagro el que al menos tengan acceso a un pelo de quien se consideraba el lobo feroz de la literatura cubana.