Pícaros americanos

Irving Rosenfeld es un pequeño negociante, heredero de una cadena de tintorerías, que desde su infancia en el Bronx está acostumbrado a hacer trampas para poder avanzar sus empresas. También ejerce un discreto comercio como garrotero. Está casado con una agorafóbica cuyo pequeño hijo crió y adoptó.

Un día, en la fiesta de un amigo se encuentra con Sydney Prosser, probablemente la mujer que siempre estuvo esperando. Un alma gemela, graduada de la universidad de la calle, como Irving y con la cual conecta inmediatamente debido a una mutua pasión por Duke Ellington. Sydney no solamente se convertirá en su amante, sino en su compañera de estafas. Se pasan la vida tendiendo celadas a incautos y así se van enriqueciendo, sin muchas complicaciones, hasta que un buen día caen entrampados por un agresivo agente del FBI, Richie DiMaso.

Pero Richie queda seducido por el erotismo y la personalidad de Sydney, asi como por el mimetismo de Irving y les promete amnistiarlos si acceden a participar con él en una operación para atrapar congresistas y senadores corruptos. A falta de alternativas Irving y Sydney acceden a las exigencias de Richie. Su primera víctima, que los guiará a peces mayores, es Carmine Polito, el alcalde de Camden, Nueva Jersey, un hombre que parece genuinamente preocupado por sus ciudadanos, pero que tiene relaciones con políticos corruptos y miembros de la mafia. Irving, encubierto en un papel de hombre de negocios vinculado a jeques árabes, establece una conexión afectiva con Polito. A partir de aquí se desarrolla una vertiginosa trama, llena de giros y complicaciones, que incluye triángulos amorosos, chantajes, amistades destrozadas, desastres políticos y traiciones personales en las cuales llega un momento que nadie sabe quién engaña a quién. Contar más sería arruinar su disfrute a quien no la ha visto. Baste decir que cada vez que uno piensa que ha podido anticipar los hechos, un desenlace inesperado enfrenta al espectador.

Basada en un hecho real ocurrido en 1978, la investigación ABSCAM (abreviatura del inglés por Arab Scam), fue una operación en la cual agentes federales o personificadores encubiertos como Irving (Mel Weinberg en la vida real), posaban de jeques árabes que, a través de negociantes americanos, iban a invertir grandes cantidades de efectivo en proyectos que beneficiaban a los políticos y le daban unos cuantos de miles dólares como adelanto para lograr su influencia. La película, narrada en tono de comedia, se toma bastantes licencias con la realidad para resultar una divertida pieza de ficción.

Dirigida por David O. Russell (Nueva York, 1958), quien también escribió el guión junto con Eric Singer, la película rinde un irónico homenaje a los iconos de la década del 70 (el personaje de Irving parece un clon caricaturesco de Burt Reynolds) y estilísticamente debe mucho al Scorsese de Goodfellas, con su narración de voz en off y con momentos de verdadera tensión criminal. Russell es un director de mucho oficio, que tiene en su haber filmes como Spanking the Monkey, con el cual debutó en 1994, y al cual le siguieron otros éxitos como I Heart Huckabees, The Fighter y Silver Linings Playbook. Aquí ha realizado una excelente labor artesanal, mientras obviamente se divirtió con su extrema pero excelente reproducción del periodo. Cierto que el tono exageradamente exagerado a veces atenta contra la suspensión de la incredulidad, pero por la desfachatez con la cual presenta las situaciones, se le perdona la mayor parte de las veces. Hay momentos, los menos, en los cuales repite estereotipos imperdonables.

Ya es hora que se reconozca al galés Christian Bale como uno de los mejores actores de su generación y aunque este no es necesariamente su mejor papel, aunque está extraordinariamente bien, quizá lo lance a la aprobación de grandes audiencias, lo cual no logró en sus dos roles de Batman, ya que, como usualmente hace, le dio demasiada oscuridad al personaje. Bale, quien hace inmensos sacrificios físicos para interpretar sus personajes, gusta de enredarse en roles de complejidades extremas y siempre con un aspecto de perversidad y de distanciamiento emocional. En Irving encuentra un personaje que combina la astucia del tramposo con la gracia de un hombre sin pretensiones protagónicas. Un verdadero pícaro que quiere pasar desapercibido mientras ejecuta sus patrañas.

Amy Adams nunca ha estado más sexualmente atractiva, pero tampoco había tenido anteriormente la oportunidad de protagonizar un personaje tan lleno de matices como el de Sydney. Aquí despliega todas sus dotes de actriz, que solamente le permitieron revelar parcialmente en Junebug, en Sunshine Cleaning y en The Master. Es capaz de exhibir sexualidad e inteligencia, a la vez que puede causar lástima y comprensión. Es otra pícara que nunca deja de cambiar de máscaras, de las cuales parece tener una colección infinita.

Bradley Cooper se desempeña bien en su más unidimensional y tradicional papel de Richie DiMaso, el ambicioso agente federal que organiza la operación. Lo interpreta como una parodia del Tony Manero de John Travolta en Saturday Night Fever, otro icono representativo de la década. Jennifer Lawrence interpreta muy bien el personaje de la esposa d Irving, desplegándose con soltura en un papel dramáticamente limitado. Jeremy Renner (The Hurt Locker) está impecable en su papel como el alcalde Polito, un hombre más complejo de lo que parece a primera vista. Robert De Niro aparece brevemente, parodiándose eficazmente, en el papel de un mafioso de Miami, que es la mano derecha de Meyer Lansky, y logra establecer un alto nivel de tensión durante su secuencia. El resto del elenco, que incluye al comediante Louis C.K. y a una irreconocible Elisabeth Rohm, cumple aptamente su parte. La fotografía del sueco Linus Sandgren utiliza un enfoque y un grano contemporáneos para establecer un distanciamiento pero captar así con una mirada de meditación nostálgica, el espíritu de los setenta.

American Hustle está muy lejos de ser un filme perfecto, pero estas aventuras de dos pícaros americanos tratando de sobrevivir a costa de estafar a los demás y planeando en cada momento su paso siguiente, moviéndose con estabilidad de alambristas en medio del peligro, es una divertida y entretenida comedia que rinde tributo al estilo y a los personajes del cine de los años setenta.

American Hustle (EEUU, 2013). Dirección: David O. Russell. Guión: Eric Warren Singer y David O. Russell. Director de Fotografía: Linus Sangren. Con: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner y Elisabeth Rohm. De estreno amplio en todo Estados Unidos y ahora también en Europa. Acaba de recibir tres Globos de oro que otorga la prensa extranjera de Hollywood. Acaba de recibir nueve nominaciones para el premio Oscar, entre ellos los que se otorgan a la mejor película, mejor director y mejores protagonistas (masculino y femenino).

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