AFP/ La Habana. Un largo cortejo fúnebre que interrumpió el tránsito en buena parte de La Habana acompañó este miércoles los restos de Lázaro Ros, "el rey de los cantos yoruba", hasta el cementerio Colón, donde fue sepultado.

Destacadas personalidades de la cultura, entre las que fueron divisados por la AFP el afamado pianista Jesús Chucho Valdés y el presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Carlos Martí, asistieron al multitudinario sepelio de Ros, venerado por los practicantes de cultos africanos en la Isla y muy respetado por su arte.

Babalawos y practicantes de los cultos africanos asentados en Cuba asistieron durante la noche al velorio vistiendo sus atuendos y atributos religiosos, donde predomina el color blanco de los tejidos y los collares y pulsos de cuentas blancas, rojas, verdes, azules y amarillas.

El ministro de Cultura, Abel Prieto, y el Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Pedro Ross, también acompañaron al cortejo, que entre cantos, ritos y bailes tardó dos horas en cubrir el trayecto de 3 kilómetros entre la funeraria y el cementerio Colón.

Unos 100 metros antes de llegar a la necrópolis el féretro fue cargado en hombros y utilizado como tambor por los dolientes, que bailaban y entonaban cantos de despedida.

Según estudios académicos, el 70% de los cubanos practica el sincretismo religioso, en el cual se mezclan las religiones cristianas con los cultos africanos, básicamente la Regla de Ocha o santería cubana (yoruba) y la Regla Conga o Palo Monte.

En un gesto poco usual en la Isla, la noticia de su muerte fue comunicada rápidamente por los medios informativos oficialistas, de manera que admiradores y seguidores se enteraron de inmediato y acudieron al velatorio.

El apwon (profesor) falleció este martes en La Habana a los 80 años de edad, víctima de un cáncer que "derribó su fortaleza física en pocos meses", informó el diario oficial Granma.

En un extenso artículo que dedica al "rey de los cantos yoruba", la publicación destaca las palabras de Ros cuando aseguró que "jamás pensó vivir de su voz y mucho menos que a la gente le gustara tanto".

Con una voz privilegiada para ese tipo de música (cantos yoruba), que cultivó profesionalmente desde 1949, colaboró con el Instituto de Etnología y Folclor, así como con importantes investigadores como Miguel Barnet, Rogelio Martínez Furé y Argeliers León.

Ros también mostró un marcado interés por conservar y renovar el legado de sus antepasados africanos.

"Los cantos que trajeron a la Isla nuestros ancestros africanos forman parte del patrimonio, pero no pueden encerrarse en el pasado ni en un cofradía donde no entre el aire de nuestra época", agregó entonces el apwón.

Nacido en 1925, de formación autodidacta, Ros fue uno de los fundadores del Conjunto Folclórico Nacional, con el que recorrió países de Europa, África, América Latina y Estados Unidos en la década del setenta.

Además, grabó numerosos discos, entre ellos los discos Yemayá y Orisha Ayé, según especialistas el más abarcador registro fonográfico del ciclo yoruba en la Isla, por el que fue premiado en el Festival Cubadisco.

En 2001 fue nominado al Grammy Latino, al igual que en 2002 por el álbum Shangó, ambos en la categoría de Mejor Álbum Folklórico.