Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Antonio José Ponte, La fiesta vigilada, Anagrama

Antonio José Ponte presenta en Barcelona su último libro, 'La fiesta vigilada'

'Escribía un libro difícil de ubicar, con el que quería mostrar un cuarto de siglo en La Habana, cuando el régimen prohibió la fiesta, cerró bares y centros nocturnos y la trató como un evento político', dijo el narrador.

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El narrador y ensayista Antonio José Ponte presentó este martes en Barcelona su último libro, La fiesta vigilada (Anagrama), que narra cómo ha vuelto la fiesta a La Habana, después de 25 años de prohibición, entre 1968 y 1993, reportó EFE.

Acompañado del editor de Anagrama, Jorge Herralde, Ponte (Matanzas, 1964) ha explicado en rueda de prensa que escribió este libro tras ser expulsado de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) por colaborar con la revista Encuentro de la Cultura Cubana, y hacer objeciones a la política cultural oficial durante la Feria del Libro de Guadalajara (México).

"Escribía un libro difícil de ubicar, con el que quería mostrar un cuarto de siglo en La Habana, entre 1968 y 1993, cuando el régimen prohibió la fiesta, la convirtió en algo privado, cerró bares y centros nocturnos y la trató como un evento político", dijo el escritor.

Con un homenaje a la novela Nuestro hombre en La Habana, de Graham Greene, el protagonista de la novela "que soy yo y no soy yo", agregó, trata de reconstruir ese período.

"Dentro de la obra también está la ruina del país y la duda del protagonista sobre si quedarse en Cuba o exiliarse", dijo el autor, quien reside desde julio en Madrid y declaró que está pensando en quedarse a vivir definitivamente en España si no hay cambios políticos en la Isla.

Aunque el libro se lee de forma ágil, según el escritor "hay muchos temas, lo que provoca que lo haya resuelto como un puzzle o un cubo de Rubik, al que el lector tendrá que darle vueltas, ya que hay saltos y es el lector quien deberá llenar estos vacíos".

Durante la presentación en Barcelona, Ponte advirtió que "quería hacer un libro con detalles personales, pero que no fuera visceral ni iracundo, sino que tuviera un tono de contención", y definió esta novela como "una tabla para sobrevivir" cuando fue expulsado de la UNEAC, pues "en ella hay confesión pero también distancia".

Herralde, por su parte, opinó que La fiesta vigilada es un "inquietante artefacto", "retrato inequívoco de la Cuba de nuestro tiempo", con una escritura concisa, irónica y sarcástica, muy diferente de la de otros escritores cubanos de la actualidad, más barrocos y caribeños.

Según reza la contraportada de la novela, para tejer un retrato de La Habana sin fiesta, por estas páginas pasan personalidades como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Dizzie Gillespie y la Orquesta Aragón, Edith Warthon y Ernesto Guevara, John Lennon y Ernest Hemingway, Compay Segundo y Ry Cooder, además de personajes anónimos: prostitutas, gente de cabaret, escritores exiliados y suicidas, funcionarios estatales.

Autor de los títulos Las comidas profundas, Contrabando de sombras, Un arte de hacer ruinas y otros cuentos y Asiento en las ruinas, entre otros, Ponte lamentó que para muchos intelectuales occidentales la Isla parezca "ideal" y "alternativa" al poder de Estados Unidos, cuando "ésta no existe y, además, no aguantarían ni una semana en las condiciones de los cubanos".

"Esta gente, que cuando tocan el tema cubano es como si su coeficiente intelectual decreciera, reciben tratamiento palaciego y no tienen acceso a la realidad", añadió.