Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Danza, Patrimonio

Carlos Acosta quiere rescatar centro de danza en Cuba

El bailarín cubano reclutó al arquitecto británico Norman Foster para que le ayudara a recaudar fondos de donantes privados para el proyecto. Una gala de beneficio el mes pasado consiguió unos 320.000 dólares en compromisos

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El célebre bailarín Carlos Acosta promete recaudar millones de dólares para rescatar de las ruinas una joya arquitectónica abandonada a medio construir hace cinco décadas en su Cuba natal, reportó la AP.

Pero el plan de Acosta de dar vida al ambiente mortecino del ballet nacional remodelando la deteriorada escuela de danza para convertirla en un centro internacional de danza y cultura ha provocado controversias por atreverse a modificar la visión original del arquitecto.

Acosta, que estuvo en La Habana esta semana para reunirse con funcionarios del Ministerio de Cultura y difundir el proyecto, se vio visiblemente frustrado por la reacción a lo que consideró un modo de devolver algo en momentos en que se prepara para retirarse del Ballet Real de Londres después de una celebrada carrera.

“Yo ya no necesito más flores. Vine como un desconocido y ahora tengo mucho”, dijo Acosta, de 39 años, en las instalaciones del ballet el viernes.

“Lo que le puedo decir en este momento es que este edificio no es nada. Ha estado así durante décadas, y un día se va a desplomar”.

En medio de un distrito arbolado en el oeste de La Habana, la escuela es un llamativo laberinto de corredores sinuosos, arcos gráciles y cúpulas majestuosas.

Fue diseñado por el arquitecto italiano Vittorio Garatti como uno de cinco complejos artísticos adyacentes encargados personalmente por Fidel Castro, que soñaba construir la mejor escuela de arte del mundo en los campos de golf de un club incautado por su régimen.

La construcción comenzó en 1961, pero a medida que Cuba abrazaba el comunismo de estilo soviético y la funcionalidad de la arquitectura de bloques prefabricados, el proyecto fue criticado por considerarlo burgués y elitista. Los trabajos se interrumpieron abruptamente en 1965 cuando a la escuela le faltaban solamente pisos, puertas y ventanas.

“Hubiera sido problema de quince días porque el material ya estaba y todo”, dijo Garatti a los productores del documental del 2011 Espacios inconclusos. “Y después. Bueno”.

A mediados de los años 70 el teatro principal fue convertido en una escuela circense, pero la mayoría del complejo quedó sin utilizar en medio de un ambiente hostil.

En 1999, Fidel Castro dijo lamentar que otros lo hubieran convencido de detener la construcción y prometió que las cinco escuelas de arte renacerían de las cenizas. Pero los fondos escasearon después que se completaron las divisiones de pintura y escultura y de danza moderna, y las escuelas de ballet, drama y música volvieron a quedar en el limbo.

Hoy, de los techos de ladrillos de la escuela de ballet sobresalen arbolitos y malezas. Durante intensas tormentas un arroyuelo cercano se desbordó y entraron cascadas de agua en los salones, cubriéndolos de fango.

Envoltorios de envases de alimentos y colillas ensucian un cuarto de baño sin aparatos, y la mayoría de los azulejos han sido arrancados de las paredes. “Te amo, Ángel", dice un grafito garabateado a lo alto de un muro.

Acosta reclutó al arquitecto británico Norman Foster para que le ayudara a recaudar fondos de donantes privados para el proyecto. Una gala de beneficio el mes pasado consiguió unos 320.000 dólares en compromisos, además de indicios suficientemente prometedores para que Acosta y sus asistentes confíen en alcanzar su objetivo de 10 millones de dólares.

Pero la participación de Foster, cuya notoriedad y vínculos con el mundo financiero internacional son una ventaja para recaudar fondos, ha alarmado a algunas personas que temen que el diseño original de Garatti pueda ser alterado.

Foster es famoso por su expresivo rediseño en vidrio y acero de estructuras históricas como la cúpula del parlamento de Berlín y el patio del Museo Británico.

Garatti, que no respondió a un correo electrónico en busca de declaraciones, al parecer escribió una carta a Fidel y Raúl Castro quejándose de que el proyecto internacional arriesgaba “privatizar” la escuela en una sociedad donde durante cincuenta años el Estado ha sido el principal patrocinador de las artes.

Garatti tiene defensores en la comunidad cultural y arquitectónica de La Habana que debatieron el plan en foros públicos y por correo electrónico.

“Estaría muy contento de que hubiera una obra de Foster aquí en La Habana, pero no sentada arriba de la obra de Vittorio”, opinó el prominente arquitecto cubano Mario Coyula en una reunión en julio convocada para debatir la cuestión.

“Se habla también de un edificio nuevo, pero tampoco hay ninguna imagen de eso. La preocupación principal es un problema ético, es decir, para hablar claro, ¿Foster va a asumir el proyecto o sigue siendo de Garatti?”, agregó Coyula, según las actas de la reunión publicadas por la revista cultural oficial La Jiribilla.

Coyula reclamó que se difunda públicamente un plan definitivo para que el público pueda juzgar el proyecto por méritos y no por rumores. A la vez, instó a Garatti a reconocer que ha pasado medio siglo y que algún cambio es inevitable.

Acosta, que vino al Festival de Ballet de La Habana, afirmó que él y Foster se proponen permanecer fieles al diseño de Garatti y dijo que el centro abrirá de 80 a 100 empleos después que se complete la construcción. El plan maestro no se ha concluido, pero Acosta dijo que se prevén modificaciones menores como acondicionar aulas como dormitorios estudiantiles y expandir la capacidad del teatro principal de 200 a 540.

Esos cambios son necesarios para que el centro reciba fondos y sea autosuficiente, según Acosta y su socio en el proyecto, Rupert Rohan. Sería una organización registrada en Gran Bretaña con una junta independiente para administrar el centro conjuntamente con Cuba, que retendría la propiedad del edificio.

Si eso difiere del papel tradicional del gobierno cubano como principal patrocinador de las artes, Acosta señala que el Ministerio de Cultura está de acuerdo y ha firmado un acuerdo preliminar.

“Es lógico, sentido común. Alguien tiene que pagar por todo, y el gobierno no puede. No tiene la oportunidad, sino lo haría de por sí. El dinero tiene que venir de algún lado”, afirmó Acosta.

En última instancia, las autoridades de la Isla tendrán la última palabra sobre el destino del centro de danzas. Pero Acosta, que vive en Londres, ha dejado en claro que aunque Cuba es su prioridad, está preparado para ofrecer en otros sitios su proyecto.

“Son mis mayores deseos poder lograr este proyecto en Cuba, pero podría perfectamente hacerlo en otro país, por ejemplo Inglaterra”, dijo Acosta en una carta abierta en respuesta a las objeciones de Garatti.

“Mi deseo es dejar algo sólido por lo cual sólido por lo cual ser recordado. aun después que la muerte me haya apagado. No les quepa la menor duda de que lo lograré de cualquier manera”.


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