Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Intelectuales de varias generaciones opinan sobre el presente y el futuro de Cuba

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Según la poeta Reina María Rodríguez, "el día después ya ocurrió y todo sigue parecido", a propósito del panorama que se ha abierto en Cuba con la enfermedad de Fidel Castro.

La afirmación fue realizada en entrevista concedida por escritores residentes dentro y fuera de la Isla al suplemento literario Babelia, del diario español El País.

"Yo sentía el silencio cuando caminaba por la calle. Esto es terrible, porque indica que hemos llegado a una situación como cuando una especie no genera, no muta y ese es su fin. Me da terror que la retórica sustituya al sentimiento. La gente debe expresar lo que siente. La retórica oculta el miedo y el miedo es terrible", dijo Rodríguez.

Según la escritora, "la cultura no nos redime de nada" con respecto a la crisis económica. "Estamos a la intemperie y deberíamos lograr que cultura sea también que no haya basureros".

"Sólo puede ser peor una guerra", explicó por su parte Ena Lucía Portela sobre el caos que reina en la Isla. "Creo que difícilmente estaremos peor de lo que hemos estado".

Así, con miras al futuro, opinó que "sería bueno una transición y que se desarrollara con la menor violencia". "Me eduqué en la escuela comunista, me pintaron un maravilloso futuro soviético y ahí tenemos lo que pasó. Este país está agotado y cansado, está podrido", señaló.

La narradora consideró que en Cuba hay "una dictadura establecida y agónica", con "un poquito de apertura en materia de derechos civiles y un gran desastre económico".

Y de la dificultad que tienen los cubanos para acceder a internet, Portela refirió: "Como escritora tengo acceso a internet pero sin privacidad y así prefiero no usarlo. La información llega tamizada, te abren el correo. Cuando viene una periodista a entrevistarme, yo también la entrevisto a ella".

La ausencia de una esfera pública

El narrador y ensayista Rafael Rojas comentó desde el exilio que rechaza "el sistema político que funciona en la Isla, que se basa en un partido único y dos gobernantes perpetuos", pero que por vivir en el exilio no se siente menos cubano: "Cargo para bien o para mal con toda mi cultura, de Varela a Martí, y Carpentier, Lezama, Piñera, Diego o Vitier".

Rojas dijo ver el momento actual como "la última posibilidad de la cultura cubana moderna para impulsar una democratización profunda de la Isla, que preserve los mejores legados de la Revolución y el Exilio".

"La crítica a destiempo del periodo soviético o el inventario exhaustivo de los muertos pueden acabar en rituales perversos si no son inicio de algo impostergable: la libre circulación de los vivos. Dentro y fuera de Cuba se escribe buena literatura, pero ni en la Isla ni en el exilio existe una esfera pública donde los escritores debatan sus diferencias con serenidad y respeto", añadió.

El historiador destacó que "la ausencia de libertades públicas en Cuba es crónica", que "cuestionar la ideología oficial es un delito tipificado como 'propaganda enemiga'" y que "las aperturas que se producen implican nuevos cierres, porque un régimen como el cubano no puede prescindir de la figura del enemigo", que "es siempre el intelectual opositor o la publicación crítica".

Sobre el futuro, se preguntó: "¿Es realista desear una transición soberana a la democracia que conceda derechos civiles y políticos a la ciudadanía de la Isla?". A lo que respondió que "sí", aunque señaló que La Habana parece estar interesada "en una sucesión autoritaria en la que la 'apertura cultural' se vuelva una ceremonia palaciega, que localice todo el expediente represivo en el pasado y garantice a las élites perpetuarse en el poder".

Un cambio pacífico, entre cubanos

En opinión de Antonio José Ponte, poeta y narrador, "este nuevo interés político es perfecto para enfrentar el futuro cubano, y la literatura podría enriquecerse".

Sin embargo, Ponte explicó que "el cambio" que él espera "no ha comenzado aún", ya que "dentro de Cuba continúa existiendo represión y censura". El escritor dijo tener "gran cantidad de miedos (…) a que derramen sangre y esperanza de libertad".

La escritora Wendy Guerra, quien ganó recientemente en España el Premio Bruguera con su primera novela, Todos se van, advirtió que "el peligro es no encontrar una salida desde" el interior de la Isla y agregó que "la mejor sería entre cubanos".

Enfermos de optimismo

En otra cuerda, Senel Paz, escritor y guionista, expresó al diario español que "sería casi una catástrofe para el imaginario colectivo latinoamericano que lo que significa Cuba acabe en frustración".

"Soy un enfermo del optimismo y pienso que hay pocos pueblos que se han ganado la felicidad tanto como éste. No sé si confundo el futuro con mi deseo, pero pienso que la experiencia y la serenidad de los cubanos van a ir abriendo el camino", comentó.

Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura, dijo a El País que creyó "que la enfermedad de Fidel supondría un sobresalto, pero ya han pasado ocho meses desde su retirada y todo va adquiriendo un ritmo algo diferente".

"Creo que la gente maduró y esto se parece a una transición, aunque aquí no usamos esa palabra. La larga educación política y el adoctrinamiento están dando un resultado positivo", añadió.

Arrufat aventuró sobre el futuro que "no va a haber una guerra civil". "No vamos a matarnos unos a otros. Ni los que están fuera están dispuestos a venir con armas, ni nosotros a salir al Malecón a tirarles. Creo en una reconciliación, las fronteras que no existen en literatura tampoco van a existir en la realidad política y social".

El escritor consideró que Cuba ya ha salido de "ese periodo en el que hasta la terminología era soviética" y que ha entrado "de nuevo en la tradición nacional, en la estela de Martí, que tenía amplitud de miras y no era ningún dogmático". Para Arrufat, no hay que convertirse en "unos fanáticos" de Martí, aunque sí "reconocer en él una tradición".

Rogelio Riverón, por su parte, dijo no tener "miedo por el futuro de Cuba. El arte y la literatura son hoy, incluso frente a cualquier obstáculo, algo patente".

"Si deseo para mis hijos un futuro promisorio, alejado del capitalismo salvaje, mi deber como intelectual es ser protagonista de la sociedad cubana", coincidió Alberto Guerra.

Para el escritor Jorge Ángel Pérez, "la sociedad cubana vive hoy un momento singular del que participan los escritores y artistas", quienes en su opinión "han propiciado el diálogo en la sociedad y han propuesto nuevos espacios para el debate y la creación".

La poeta, novelista y periodista Marilyn Bobes afirmó en idéntica línea: "está claro que, como creadores, cada vez tenemos más posibilidades y vías para expresarnos".