Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Música

“La emoción como alimento del alma”

Entrevista con el compositor, bajista y productor musical Alain Pérez

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Madrid es uno de los centros urbanos donde la música cubana está teniendo desarrollos transnacionales interesantes en los últimos 20 años, luego de la masiva emigración de artistas y músicos cubanos que tuvo lugar a partir de la crisis económica de los 90 en la Isla. El maravilloso diálogo que se teje entre el jazz, la música cubana, y el flamenco, entre otros géneros, puede darse en estudios de grabación, descargas o en jam sessions en sitios como el Café Populart, Café Berlín y Café Central, entre otros, a cargo de músicos residentes o de pasada, como los pianistas Iván Melón Lewis, Javier Massó “Caramelo” y Osmany Paredes, percusionistas como Fernando Favier y Kiki Ferrer, el saxofonista Román Filiú, el guitarrista Dayan Abad, el trompetista Jerry González, entre muchos otros. La película Calle 54 del realizador Fernando Trueba, el documental sobre el disco de Habana Abierta, Boomerang del realizador Carlos Carca, y el documental Voces de un Trayecto, de la realizadora Alejandra Aguirre, son ejemplos recientes que desde el mundo fílmico han atestiguado la ocurrencia de estos encuentros, donde la música cubana sigue transculturándose y haciéndose más trasnacional, en su recorrido de “ida y vuelta” entre distintos centros urbanos del orbe.

Uno de los protagonistas más relevantes de ese fenómeno es el compositor, bajista y productor musical Alain Pérez, cubano de Manaca y residente en Madrid desde 1999, quien es reconocido entre músicos y críticos como un Maestro por su prolífera y sólida obra musical, como arreglista y de producción, su conocimiento a profundidad de diversos géneros musicales, así como por su dominio como ejecutante de varios instrumentos, incluida la voz. Alain estudió guitarra y piano clásicos en el sistema de escuelas de arte de la Isla, y con solo 17 años pasó a ser vocalista y arreglista de la emblemática banda Irakere. Un año después es solicitado por el salsero Isaac Delgado como bajista de su agrupación, de la que en poco tiempo pasaría a ser su director musical y arreglista. En 1996 graba junto a Chucho Valdés el CD Belebele en la Habana bajo el sello discográfico Blue Note, que fuera nominado a los premios Grammy. En el 2002 fue premiado en la 3ra edición del concurso SGAE de Jazz Latino. Su labor musical es vasta, ya sea como productor y/o en colaboraciones, e incluye a figuras como Celia Cruz, Diego el Cigala, Niño Josele, Paco de Lucía, Paquito de Rivera, Israel López Cachao, Horacio “El Negro” Hernández, Gonzalo Rubalcaba, Giovanni Hidalgo, Orquesta Nacional de Jazz de España, Estrella Morente, David Valentín, Jorge Pardo, Rubem Dantas, entre otros. Hasta el momento ha hecho tres discos en solitario: El Desafío, 2000 (Bat Discos); En el Aire, 2006 (Ayva) y Apetecible, 2010 (Globomediamusic). Ha grabado con Paco de Lucía el CD Cositas Buenas, 2004 (Blue Thumb), premiado con el Grammy Latino, y Paco de Lucía en Vivo, 2011, (Decca International). Actualmente combina su trabajo como bajista de la banda de Paco de Lucía, con sus producciones musicales y presentaciones en vivo con sus colegas en Madrid.

Conversamos con Alain sobre su vida y obra musical, a propósito de su reciente gira con Paco de Lucía por los Estados Unidos.

En tu trayectoria personal y tu formación musical, ¿qué es lo más ha influido en quien eres hoy como músico y productor?

Alain Pérez (AP): Creo que lo que más ha influido hasta ahora en mi carrera es que cada día lo veo como el primero. También el amor que siento por la música y la magia que envuelve a mi ser desde que descubrí que aquella música que aprendí desde pequeño, en el patio de mi casa con mi familia, hoy se reafirma con más deseos, respeto, amor, alegría, superación y auto crítica. Algo que me hace fuerte es preservar mis raíces donde quiera que esté: que el cantío del gallo, el aroma del café y el tabaco de mis abuelos no desaparezca. Esto por supuesto sin rechazo al nuevo mundo que nos ha tocado vivir. La mejor sensación que debe tener un músico es sentir que acaba de empezar, que le queda una vida por experimentar y compartir nuevas naturalezas para así crecer y superarse cada día más. Quiero vivir de emoción, ¡esa es la vida y la música! La emoción es el alimento del alma.

En entrevistas anteriores haces referencia a que “el tumbao” es lo que marcó en buena medida tu formación musical. Sin embargo, en tu forma de tocar el bajo y tus arreglos musicales se distingue también una fuerte influencia del jazz, en particular de músicos como Jaco Pastorius. ¿Cómo se produce esta fusión entre “el tumbao” y el jazz en tu música?

AP: Está claro que existe una fusión entre el jazz y la música cubana en mi manera de concebirla, a la hora de tocar, arreglar y dar forma a los tema en mis producciones, composiciones, etc. Ha habido siempre un acercamiento cultural de nuestro país hacia Estados Unidos, una interacción mutua entre el jazz y la música cubana que estuvo presente desde la época de los Big Band en los años 50, las diferentes orquestas cubanas como la Orquesta de Bebo Valdés, Benny Moré, La Riverside entre otras, que ya definían este sonido contemporáneo de fusión y frescura. Yo soy una extensión de todo este legado de los grandes de la música cubana, que gracias a Dios sigue vivo hoy en día entre nosotros. El tumbao del son de Arsenio Rodríguez ya era sofisticado para la época. Yo solo he seguido esa rima y le he puesto mi cadencia, ritmo y melodía, con influencias de bajistas como Feliciano Arango, Carlos del Puerto, Cachao y Pasturius. Le pongo toda mi energía e imaginación. Algo que me gusta destacar es que mi inspiración a la hora de crear un tumbao nace del leguaje rítmico de los tambores, la rumba y los bata, que para mí son el camino para entender el infinito de la timba en mi tumbao.

A raíz de tus producciones musicales con Isaac Delgado, en particular “La Sandunguita” (en el CD La Primera Noche, 1999, Bis Music) se habla de un sello específico en la forma en que tocas el bajo y armas los “tumbaos” en los arreglos de Timba que haces. ¿Podrías explicar en que consiste ello?

AP: La verdad es que Issac Delgado me dio la oportunidad de madurar y crear un sello que sacó mi voz propia y concepto a la hora de plasmar mi música a través de sus discos. Un ejemplo vivo es “La Sandunguita”, tema que en principio no iba a arreglar yo, pero gracias a Dios cayó en mis manos con solo 19 años. Para mí fue un acierto encontrar ese swing y sabor de un término medio entre la timba y la salsa. Esta canción me ha dado muchas alegrías, porque músicos de todo el mundo la han compartido con mucho interés. El tumbao del bajo del segundo montuno revolvió a todos, desde los bailadores hasta los musicólogos. Son tres golpes desplazados con síncopa, que está inspirado en los golpes del tambor de la rumba, sin olvidar los diseños de los metales que también le aportan lo suyo.

En tu último disco Apetecible, se aprecia claramente como pones en diálogo a la música cubana, el jazz y el flamenco, con otros géneros. ¿Qué has descubierto y cuál ha sido tu vivencia de este proceso de fusión creativa?

AP:Apetecible es una muestra de toda las cosas que voy encontrando en el camino y de las influencias vividas que puedo ir contando con todo respeto, como mi encuentro con el flamenco principalmente. Me ha marcado y sentí que era el momento para componer y dibujarlo con algunas melodías y armonías. El tema “Me duele pero te dejo” de este disco también tiene tres etapas donde se ve la transición del soul, el flamenco y la música cubana, siempre en la desembocadura del montuno. En este disco quería experimentar con un sonido más entre el pop y la música cubana, usé guitarras, que antes no lo había hecho, y la verdad que no estoy conforme al 100 % pero me dejó un buen sabor de boca. Creo que el próximo va a tener de esto pero más crudo, es decir: “¡Por el centro sin cráneo! ¡A lo cubano!… jajaja”.

¿Como fue tu experiencia en la producción musical del disco Boomerang de Habana Abierta en el 2006?

AP: El disco Boomerang, de Habana Abierta, fue una experiencia intensa de mucho trabajo y energía. Si producir un disco ya es un reto, imagínate producir un disco para 8 solistas donde cada uno es líder, cantautor de sus temas, con un nivel intelectual sofisticado, bohemios, poetas y locos, en el mejor sentido de la palabra. Yo lo disfruté como nunca. La personalidad de cada cual era distinta pero creo que haber tenido un primo rockero me ayudó mucho jajaja! Sinceramente todos tienen un talento indiscutible y forman parte de un movimiento musical que ya es historia. Igual ellos no calcularon mi background, pero yo también había escuchado a Fito Páez, Silvio, Pablo, Gema y Pavel, Los Rolling Stones, y por ahí pa’llá. Como tengo el pelo largo también, ¡ya tu sabes!

¿Qué te ha significado tu trabajo como bajista y productor con Paco de Lucía?

AP: Primero me gustaría aclarar que no he producido a Paco de Lucía. Sí es verdad que para el disco nuevo de Coplas que esta grabando le hice un arreglo para un tema que canta Oscar de León, y otros pequeños fragmentos dentro de alguna rumba del disco que acaba de salir, Paco de Lucía en Vivo. Trabajar con Paco de Lucía es algo que le sucede a pocos en esta vida. Soy un privilegiado en poder rendir mis sentimientos a favor del flamenco y la música del Maestro de la guitarra, el más grande que ha tenido la historia. Y como vengo de Cuba le pongo mi cadencia y todo mi sabor, por eso ellos dicen que soy cubano-flamenco.

¿Crees que la música cubana que se está haciendo fuera de la Isla se inserta o tiene algún futuro en los circuitos mainstreams en el mercado de la música internacionalmente?

AP: La música cubana siempre estuvo insertada en el mercado internacional y Cuba hoy todavía es una de las 3 potencias musicales más importantes del mundo. A pesar de que nos dejaron “sin agua y sin camello” y cerraron las trasnacionales que existían, Cuba es una fuente inagotable de creadores, artistas, poetas y músicos. Donde quiera que estemos hay que contar con nosotros. Yo me siento comprometido en defender la bandera de nuestra música, y le digo a los jóvenes que no se olviden de la contradanza, el danzón, el cha-cha cha, el mambo, la guaracha y el son. Todo eso podemos traerlo al presente, maquillarlo y diseñarlo como queramos, pero: ¡Que se sepa de donde son los cantantes!

Gracias. ¡Sí con Sí!


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