Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Literatura, Literatura cubana

Leer, ver, oír

Para la escritora Lilliam Moro, leer es un placer solitario. No se imagina leyendo en lugares públicos, rodeada de gente. Tampoco al aire libre, pues necesita un sitio íntimo, resguardado del “mundo real”, como su casa

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Hace un par de años, Lilliam Moro publicó su Obra poética casi completa (1963-2013). En ese volumen de trescientas y tantas páginas, recogió su labor creadora de cinco décadas, que inició en Cuba cuando estudiaba letras en la Universidad de La Habana y era miembro del grupo nucleado en torno a las Ediciones El Puente. Su primer libro, La cara de la guerra (1972), lo editó tras su salida a España. Allí también vieron la luz Poemas del 42 (1989) y Cuaderno de La Habana (2005). En 2005 también debutó como novelista con En la boca del lobo, con la cual ganó el Premio de Novela Corta Villanueva del Pardillo. En la actualidad reside en Miami, desde donde ha accedido amablemente a contestar las siguientes preguntas.

¿Qué libro(s) estás leyendo o tienes en la mesita de noche para empezar a leer?

Lilliam Moro (LM):La rama dorada, de J.G. Frazer.

¿Recuerdas el primer libro que leíste?

LM: Fue El pescador y su alma, un cuento de Oscar Wilde editado para niños, con ilustraciones en relieve. Me dejó impactada. Me lo compró mi madre en una tienda que había en los bajos del edificio donde vivíamos, en Caracas, Venezuela. Yo tendría 7 años.

¿De qué libro guardas un mejor recuerdo?

LM: Son muchos los libros y muchas las buenas impresiones que llevo de ellos conmigo, lo mismo a nivel emocional que intelectual. La biografía personal está compuesta por las obras que llenaron nuestra vida y la enriquecieron: después de leer una buena obra, ya nadie es el mismo. Cuando termino de leer un buen libro siento una gratitud especial. Mencionaré unos cuantos, sin orden cronológico (y con un sentimiento de culpa con respecto a los que no incluyo): Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf; Mientras agonizo y Absalón, Absalón, de Wiliam Faulkner; Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro; Robinson Crusoe, de Daniel Defoe; Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll; El Monte, de Lydia Cabrera; El Reino de este mundo, de Alejo Carpentier, Vida de Lazarillo de Tormes, anónimo; La Vorágine, de José Eustasio Rivera; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; La tierra baldía, de T.S. Eliot; La broma, de Milán Kundera; Juan Cristóbal, de Romain Rolland; 1984, de George Orwell; las memorias de Arthur Koestler… y en otro orden de cosas, los Evangelios y Un curso de Milagros.

¿Qué libro famoso se te cayó de las manos o dejaste a la mitad?

LM:El nombre de la rosa, de Umberto Eco.

¿Cuál es el libro que más veces has leído?

LM:La tierra baldía, de T.S. Eliot y los poemas de César Vallejo.

¿Prefieres leer obras nuevas o releer?

LM: Depende. Lo normal sería leer obras nuevas, pero a veces se desea releer, como para recordar un gran amor.

¿Qué libro te gustaría haber escrito?

LM: No poseo el defecto de la envidia.

¿En qué libro te quedarías a vivir?

LM: En Un curso de Milagros.

¿A qué autor invitarías a cenar y a cuál le darías el Premio Nobel?

LM: Le daría el Premio Nobel a Jorge Luis Borges, porque injustamente se quedó esperándolo. Invitaría a cenar a Gastón Baquero, en reciprocidad por las veces que me invitó a mí y porque tenía una conversación inagotable.

¿De todos los lugares de la casa, ¿cuál prefieres para leer? ¿Lees fuera de la casa, por ejemplo, en los viajes, en un café?

LM: Para mí, leer es un placer solitario; no me imagino leyendo en lugares públicos, rodeada de gente; tampoco al aire libre: necesito un sitio íntimo, resguardado del “mundo real”, como mi casa.

¿Qué libro regalarías a un niño para iniciarlo en la lectura?

LM: El mismo con el que yo me inicié: el cuento El pescador y su alma, de Oscar Wilde, si es que encuentro una edición parecida a la que leí 62 años atrás.

¿Qué obra literaria te gustaría ver llevada al cine?

LM: Mi novela En la boca del lobo.

¿Cuál película basada en un libro es tu favorita?

LM: Son tres películas: El doctor Zhivago, El nombre de la rosa y Un tranvía llamadoDeseo.

¿Qué película famosa dejaste a la mitad?

LM: No fue una película, sino una obra de teatro: Largo viaje del día hacia la noche, de Eugene O’Neill, una obra que me gusta mucho pero no puesta en escena.

¿Cuál fue la primera película que recuerdas haber visto?

LM: Dos: la vida de Van Gogh (Lust for Life), de Vicente Minnelli e interpretada por Kirk Douglas, y Helena de Troya, de Robert Wise, interpretada por Rossana Podestá. Ambas películas las vi con 10 años.

¿Cuál es la que más veces has visto?

LM: Tres: Casablanca, de Michael Curtiz, El séptimo sello, de Ingmar Bergman y Cabaret, de Bob Fosse.

¿Qué película te hizo llorar o reír a carcajadas?

LM: Llorar sin lágrimas: Gorilas en la niebla, de Michael Apted.

¿Qué obra de teatro te dejó clavada en la butaca?

LM: Ninguna, porque el teatro sólo me gusta leído, como obra literaria, no como representación. Pero de ballet, sí: El lago de los cisnes, de Tchaikovski.

¿Qué tipo de música prefieres y escuchas con más frecuencia: clásica o popular?

LM: Me gustan ambas; depende del momento y de la calidad de la popular; pero la mayor parte del tiempo prefiero la clásica.

¿Qué canción o pieza musical te gustaría haber compuesto?

LM: Lo reitero: no soy envidiosa.

¿De qué pintor desearías tener una obra en tu casa?

LM: De Velázquez.

¿Con qué personaje de ficción te sientes identificado? ¿Por qué?

LM: Con Lilliam Moro, más de la ficción que de la vida real.

Cuéntame, por último, una experiencia cultural o literaria que cambió tu vida.

LM: Leer los poemas de César Vallejo le dio un vuelco a mi sensibilidad estética.