Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Armas químicas, Siria, EEUU

Diplomacia dudosa

Como es de factura rusa la negociación en curso, muchos de los norteamericanos que rechazan la opción militar, desconfían y rechazan la propuesta de Moscú

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La propuesta rusa aceptada por EEUU (negociada entre el Secretario de Estado Kerry y el Ministro de Exteriores ruso, Lavrov, en Ginebra) tomó carácter de acuerdo el pasado sábado 14/09/13 y con ello se abre una pausa o compás de espera. Los términos —a los que el gobierno sirio se ha comprometido— suenan bien, relanzan el papel de la ONU y del Consejo de Seguridad, se incluyen los mecanismos de inspección y destrucción de las armas químicas y rechazan el recurso de la violencia bajo el capítulo séptimo de la Carta de dicha organización. Este capítulo séptimo es el que muchos sectores gubernamentales en EEUU y Europa Occidental enarbolan como posible justificación legal para lanzar la intervención militar contra Siria.

Pero desde el consenso en Ginebra entre rusos y norteamericanos hasta la formalización del acuerdo, todos los voceros y altas figuras en EEUU y ciertos países de Europa Occidental han hecho toda clase de declaraciones que no presagian nada bueno para dicho acuerdo. Una y otra vez los poderes mediáticos —bien conectados a Washington— caracterizan los motivos de Rusia como “stalling” (léase demorar las cosas con fines aviesos, que no se haga cosa alguna, una simple táctica dilatoria) y de parte de Siria lo mismo: ganar tiempo.

¿Qué indica esto? Que la percepción predominante es que rusos y sirios se han empeñado en una jugada diversionista para lograr ganar tiempo. Al impugnar la propuesta rusa en estos términos se busca no sólo descalificar la misma, sino hacerla fracasar en su etapa de ejecución y plazos y con ello tener el argumento para lanzar los ataques programados.

Una de las figuras más influyentes en política exterior de la administración Obama, el senador Robert (Bob) Menéndez, en un despliegue de excelencia diplomática, se refirió al artículo de opinión (op-ed) de Putin, exclamando: “Estuve a punto de vomitar.” Otro senador importante, John McCain, ha calificado el acuerdo como “sin valor alguno” (meaningless). Un análisis más moderado y balanceado era aportado por The Economist: “El plan de Rusia aporta espacio para respirar. Pero, es probablemente inaplicable,” para agregar en otro comentario que “La propuesta rusa puede haberle comprado a Bashar Assad un poco más de tiempo.”

Por su parte, el Consejo Nacional Sirio, especie de gobierno en el exilio y notoriamente desconectado del interior de Siria, se hace eco y declara que se trata de “una táctica dilatoria para demorar la caída de Assad.”

El Presidente de Francia, Francois Hollande, se ha mantenido todo el tiempo, a la gauche del lenguaje norteamericano en pro de la acción militar, tratando de dar continuidad al patrón de las soluciones militares, sea en Libia o Malí.

Y al otro lado del espectro, el Presidente Assad declaraba a Reuters que “Siria cumplirá con la iniciativa (rusa) y entregará sus armas químicas, sólo cuando los EEUU paren de amenazar con atacar a Siria.” Cualquier solución pactada, y no impuesta, debe comenzar por extender tales garantías, las que no aparecen por ninguna parte.

Pero tal vez el pronunciamiento más contundente con respecto a lo que va a pasar viene del propio negociador, John Kerry. En un artículo de opinión (No debemos darle la espalda a Siria, El País) no deja lugar a dudas. Categóricamente, afirma: “El Assad volverá a usar armas químicas, si antes no emprendemos una acción.” En este mismo pronunciamiento hizo un parangón con el caso de Kosovo y apuntó: “Es por la misma razón por la que, en Kosovo, el Presidente Clinton no ligó su conciencia a un veto ruso o chino en Nueva York: en Kosovo, sin una sola baja en combate, los países con conciencia actuaron y el mundo es un lugar mejor porque así lo hicimos.” A buen entendedor pocas palabras bastan; tan pronto se trabe el proceso negociador en una etapa u otra, EEUU se desentenderá por completo de la ONU o de cualquier fórmula de cooperación multilateral a fin de imponer el rumbo unilateral de sus decisiones, desestimando lo que tengan que decir otras potencias, y arremeterán con todo su poderío. Fue lo que se hizo entonces (Kosovo) y es lo que debe hacerse ahora.

A esto sigue lo que Francia anda cocinando con EEUU: el culpable debe ser presentado como criminal de guerra ante la justicia internacional (el expediente Serbia-Kosovo). Han tratado —hasta ahora inútilmente— de plasmarlo en la resolución que se está preparando por el Consejo de Seguridad de la ONU, pero volverán a ella, más temprano que tarde para que rusos y chinos ejerzan el veto y con ello aislarlos diplomáticamente y reforzar la imagen de aliados incondicionales de Siria. Arrinconar a los rusos como aliados de los sirios y justificar la opción militar, es lo que transpira en todo el lenguaje mediático, presidencial y congresional.

A contrapelo del voto en el parlamento británico, en contra de todas las encuestas dentro de los EEUU, en el Reino Unido y Francia rechazando la opción militar, así como del rechazo y crítica del Gobierno de Merkel (Alemania) y de la abrumadora mayoría del mundo, Washington hace prevalecer la opción militar y concede muy poco margen a la iniciativa rusa.

Obama: un discurso tramposo

El Presidente Obama hizo su prometido discurso acerca de la crisis en Siria. En su discurso de 45 minutos, en cinco ocasiones diferentes mencionó a los pobrecitos niños muertos por el maldito gas, buscando así tocar la fibra emocional de muchos norteamericanos y así tratar de modificar la hostilidad mayoritaria entre sus conciudadanos hacia una acción militar. La finalidad mediática/política de esto fue un indicador muy claro de por dónde andan las motivaciones ocultas de la argumentación presidencial y de sus principales asesores.

De todas maneras es enternecedor el repetido argumento de los niños. No sé cuántos niños morirán cuando empiecen a caer los cientos de proyectiles Cruise, Tomahawk y las bombas inteligentes de la supremacía aérea de EEUU. A lo mejor resulta, como dice aquel refrán nuestro, “que el remedio fue peor que la enfermedad.”

Pero, si la imagen de los niños muertos mueve al dolor y la indignación, no sería ocioso recordar cuántos decenas de miles de víctimas inocentes han muerto en Afganistán o Iraq, entre ellos miles de niños como resultado de proyectiles y bombas no tan inteligentes y de drones descarriados de las fuerzas norteamericanas y me limito a esto para no recordar al agente naranja, el napalm, las bombas-racimos y los B-52 en Vietnam. Pero, estas víctimas no cuentan; se diluyen mediante un tecnicismo al que ya nos tienen acostumbrados: “daño colateral.”

En una media docena de ocasiones reiteró el Presidente Obama el mismo esquema: “Nosotros sabemos (We know) que Assad es responsable,” goebbeliano el estilo, pero pruebas (más allá de los manoseados videos) ninguna. Cual acto de fe, hay que creer en la versión oficial porque “nosotros lo sabemos.” El pasado parece no contar para nada, desde Pearl Harbor hasta Iraq. Los secretarios Kerry y Hague han repetido lo mismo hasta la saciedad, reclamando la eliminación de El Assad como condición sine qua non. Sin embargo, Henry Kissinger, el artífice de la cooperación política y militar con la Siria de los Assad (1973-1993), razonaba el domingo en una entrevista con Fareed Zakaria, en CNN, que “fue un error de parte de EEUU definir la cuestión en torno a la eliminación de un líder (Assad).”

Versiones alternativas

Para nada el Presidente ni los grandes poderes mediáticos han mencionado o comentado el reportaje de Dale Gavlak. ¿Quién es esta señora? Periodista, corresponsal, de la Associated Press con contribuciones en PBS, BBC y otros medios. ¿Qué informa desde el suburbio mismo de Ghouta, donde ocurrió la tragedia? En entrevista con rebeldes sirios y familiares de las víctimas, estos reconocían unos pocos días atrás que ellos eran los responsables del “incidente” por el que los poderes occidentales han culpado a las fuerzas de Bashar El-Assad. Revelaron que las víctimas fueron el resultado de un accidente causado por los rebeldes en el mal manejo de dichas armas, suministradas a ellos por Arabia Saudita, más específicamente, por el jefe de la Inteligencia de dicho país, el Príncipe Bandar bin Sultan y que, al producirse, nada más socorrido y provechoso que culpar al gobierno de El Assad y ni remotamente sugiero con esto que éste un santo varón. Es notable la violencia, abusos, crímenes, que se han cometido por ambas partes. Desde los albores del conflicto observadores civiles y militares, han consignado, una y otra vez, que semejante patrón de violencia ha sido responsabilidad de ambas partes.

Días después, dos rehenes en manos de los rebeldes sirios —el maestro belga Pierre Piccinin y el periodista italiano de La Stampa, Domenico Quirico— hacen declaraciones idénticas, el primero a la emisora RTL de Bélgica y el segundo, a su periódico La Stampa: “Los rebeldes sirios fueron los que cometieron el ataque químico,” narrando con detalles lo que escucharon y vieron, agregando, con buena experiencia de terreno que “Occidente tiene que estar loco y ser suicida para apoyar (a los rebeldes).” Y ambos afirman que lo más doloroso en lo que ahora declaraban, es el hecho de que un año atrás ambos se pronunciaban como decididos partidarios del Ejército Libre de Siria.

Otra versión alternativa, y no menos interesante, es la que ofrece una monja católica, Agnes Mariam, madre superiora del Monasterio de Santiago (Saint James), en Qara, Siria. Afirma que los videos del supuesto ataque químico en Siria “es un fraude… y está terminando un informe al respecto para someter a las NNUU,” en tanto que los medios internacionales han silenciado la matanza de 500 civiles en las afueras de Latakia por Jabhat al-Nusra. De acuerdo a su versión nada encaja ni coincide con el supuesto ataque con gas en Gouta, ni en el tiempo ni con sus víctimas y sobrevivientes.

En declaraciones a la TV suiza, Carla Ponte, miembro de UN Independent International Commission of Inquiry on Syria, afirmaba: “Hay sospechas fuertes y concretas, pero no pruebas irrefutables, que los rebeldes que buscan expulsar a Bashar El Assad hayan usado el gas nervioso.”

Josef Bodansky, con otras fuentes y datos, coincide con la periodista Gavlak; ambos parecen llegar a la misma conclusión de que fueron los responsables de los ataques.

El profesor de Oxford, Mark Almond —conocido especialista de la región— declaró que en base a la evidencia disponible, “No es imposible que los rebeldes lo hayan orquestado.”

Por otro lado, Rusia, desde los sucesos del 21 de agosto, ha expresado sostenidamente su argumento: No fue el Gobierno de Assad; fueron los rebeldes los que orquestaron el ataque o incidente, con claros visos de autoprovocación. Pero a diferencia de otras potencias, Rusia —luego del artículo de Putin— entregó el fin de semana pasado un informe de 100 páginas con diversas evidencias para probar su argumento de que fueron los rebeldes. Alexei Pushkov, director de Comité de Inteligencia de la Duma rusa, dijo: “Hay pruebas de que no solo el Gobierno sirio, sino también los rebeldes cuentan con armas químicas y que estos, en numerosas ocasiones las han usado.”

Unas breves observaciones acerca de esas versiones alternativas: a. Ningún medio de importancia en o funcionarios responsables de EEUU o Europa Occidental se han hecho eco de estas versiones; b. Ninguno de ellos las ha desmentido, al parecer por temor a que prosperen como versiones alternativas; y c. Es más que evidente el intento por silenciar semejantes versiones.

Opción militar

Queda absolutamente claro en las palabras del Presidente Obama que la opción militar (recontra-argumentada como limitada en medios y tiempo, tratando de ahuyentar los fantasmas de Iraq y de Afganistán) prevalece, manteniéndose todos los medios militares listos en su nivel actual de preparación a fin de “mantener la presión sobre Assad (…) y de estar listos por si la diplomacia fracasa.”

Lo que se buscaría con la aplicación de la opción militar sería “degradar” lo más posible el poderío militar sirio en favor de los rebeldes, entre los cuales reconocen la creciente la presencia de Al Qaeda, pero argumentando que esta prospera en medio de situaciones caóticas, razón por la que hay que acabar con el caos en Siria. Así, más de la mitad de su discurso, estuvo enteramente dedicado a fundamentar la necesidad de la opción militar. Sus secretarios de Estado, Kerry, y de Defensa, Haguel, han continuado machacando sobre las mismas ideas, no obstante los acuerdos del sábado 14/09/13 para iniciar un proceso de solución al tema de las armas químicas por medios políticos y no militares.

La creciente presencia de Al Qaeda, incluso dentro del ELS, ha venido ocurriendo con fuerza desde diciembre del pasado año. En esta fecha, en Antalya, una nueva dirigencia militar fue electa y en la que dos tercios de los recién elegidos son señalados como miembros activos de la Hermandad Musulmana, con todos sus extremismos y fundamentalismos, por lo que hoy se afirma que el ELS se ubica más cerca de las corrientes yihadistas. Los fundadores ELS y su jefe, el Coronel Riad al-Assad, que eran caracterizados como más secularistas, han perdido considerable terreno e influencia.

No es por casualidad, que el periodista italiano antes mencionado hizo una excelente observación: “Estoy extremadamente sorprendido de que los EEUU pueda estar pensando en intervenir, sabiendo muy bien cómo la revolución en Siria se ha transformado en yihadismo; en otras palabras, en Al Qaeda.”

Algunas observaciones finales

Como es de factura rusa la negociación en curso, muchos de los norteamericanos que rechazan la opción militar, desconfían y rechazan la propuesta de Moscú, comprobado en una encuesta divulgada la semana pasada por PBS que señala 59 % de desconfianza hacia la propuesta rusa, 41 % viéndola con buenos ojos. En el complejo tejido psico-social de una nación que se percibe a ella misma como elegida de Dios y llamada a regir los destinos del mundo, está por verse el día en que EEUU, la única superpotencia (de acuerdo a Obama, “la nación responsable del orden mundial,” lenguaje marcadamente imperial), se deje arrebatar la iniciativa por los rusos o “acompañen” como un vulgar y minimizado segundón a los rusos en una crucial movida diplomática. Inimaginable!!!

1. En primerísimo lugar, proyectar la noción de que la crisis siria y el uso de armas químicas son “una amenaza a la seguridad nacional de EEUU” (“…threat to U.S. national security”). Este es el más sacrosanto y justificador argumento de los políticos estadounidenses, se introduce por primera vez con toda fuerza, como la razón última para recurrir a la opción militar una vez más.

2. Seguir explotando el factor del miedo —como otros muchos lo han hecho antes que él, destacadamente George W. Bush en años recientes— para justificar la opción militar: “If we fail to act, Assad will continue to use them” y otros dictadores se sentirán en libertad de hacer lo mismo, combinado todo con las imágenes de los niños y los peligros para EEUU.

3. Y lo más revelador: lo que más parece preocuparle al Presidente Obama es como todo esto “emboldens Iran” (dota de más audacia y coraje) en sus proyectos nucleares y de dominación regional, cosa que no se hace visible en lo absoluto, en un momento de reconocida reorientación y cambios dentro de Irán después de las elecciones, coyuntura novedosa que especialistas de todas las latitudes han identificado y llamado a aprovechar para negociar el conflicto con Irán.

4. Lo curioso es que en los propios EEUU, ciertos círculos académicos influyentes ya comienzan a entender la inevitabilidad y conveniencia de que Irán, finalmente, se decida a desarrollar el arma nuclear (Ver Waltz, Kenneth, Foreign Affairs: Why Iran Should Get the Bomb, July/August 2012). Después de todo, no es ocioso olvidar que en el suroeste de Siria hay una frontera de un país con armamento químico y nuclear desde hace medio siglo, Israel, y que nadie lo conmina a firmar los acuerdos internacionales en este campo ni tampoco a desarmarse.

5. Obama persiste en la “demonización” de Irán; para él nada ha cambiado pese a los cambios, y con ello hace evidente la manera en que EEUU en esta movida encarna, refleja y busca la mejor sintonía con su principal aliado árabe-islámico, Arabia Saudita, y sus más cercanos socios en el Golfo, para aplastar, sofocar, suprimir, lo que los “artífices” de la seguridad regional en Riad y otras capitales del Golfo, perciben como una especie de cerco regional de poderes chiitas sobre ellos (y su petróleo y gas) que corre a lo largo del Creciente Fértil, desde Irán hasta Líbano.

6. El discurso no apunta a la solución diplomática. Ya lo dijo: “It's too early to tell if this effort (Russian initiative will succeed) will succeed” (Demasiado temprano para decir si este esfuerzo fructificará). Es la opción militar la más favorecida; no nos llamemos a engaño.

7. Obama a comienzos del actual siglo rechazó, no apoyó y condenó la invasión de Iraq. Poco tiempo después de asumir la presidencia, en lugar de dar por terminada la intervención militar en Afganistán, envió 30.000 nuevos soldados, a pagar en muertos, heridos, mutilados y víctimas inocentes, a fin de prolongar hasta hoy sin sentido una presencia militar que nada ha resuelto.

8. Ahora, recién comenzado su segundo mandato, la opción militar prevalecerá una vez más con sus costos inútiles. El premio Nobel nos ha deparado la prolongación inútil de un par de guerras (Afganistán e Iraq), una tercera guerra en ciernes (Siria) además de un golpe militar —perdón, no es golpe militar de acuerdo a Washington— en Egipto con cientos de muertos (y los que faltan) y despedida de la democracia y la maltrecha primavera árabe.

El tiempo dirá; ojalá me equivoque…


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