Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Chávez, Venezuela, Cuba

La ¿salud? de Hugo Chávez

Lo único que sabemos con certeza es que no se sabe nada con certeza

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Algo está sucediendo en La Habana alrededor de la salud del presidente Hugo Chávez que tiene en tensión a toda Venezuela, y observando a los que no son venezolanos. Y lo único que se sabe con certeza es que no se sabe nada con certeza.

Aunque ya en estos momentos los rumores y especulaciones han crecido como marabú en campos cubanos, y las versiones tremendistas comienzan a multiplicarse, el prolongado silencio desde La Habana, y las evidentes contradicciones en la información oficial chavista, lejos de contener la imaginación, contribuyen a su diseminación.

Los médicos señalan que una intervención quirúrgica de un absceso pélvico, si no hay complicaciones posteriores y no existían problemas que se verificaron al momento de la cirugía, no requiere demasiado tiempo de convalecencia. Las fotos de los hermanos Castro visitando a Chávez en el hospital tras la operación no sugerían una complicación inmediata. Pero ya el Presidente lleva más de dos semanas en La Habana y no habla a los venezolanos ni hay avisos plausibles de la fecha de su regreso a Caracas.

Se ha señalado que este prolongado silencio del locuaz presidente venezolano podría ser fotocopia de la estrategia cubana de la “desaparición” del líder para desatar ansiedades, y después exhibirse en el momento adecuado, fortaleciendo su propia imagen y debilitando psicológicamente a la oposición con su “inmortalidad”. No es un criterio desorientado. ¿Cuántas veces Fidel Castro ha sido “enterrado” en Miami y otros lugares, para “resucitar” posteriormente?

Dentro de pocos días está prevista una cumbre en Caracas para la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), propulsada precisamente por Chávez. Además, Venezuela vive en estos momentos crisis significativas: la falta de electricidad en extensas zonas de su territorio, el sangriento conflicto en los establecimientos penales, y las sanciones de EEUU contra PDVSA, a lo que se añaden las ya habituales dificultades de abastecimientos y el aumento galopante de la inseguridad y la inflación. Ante tantos temas importantes y urgentes, el silencio del gobernante dice más que un extenso discurso y da pie a los rumores, aunque no esté claro todavía lo que ese silencio indicaría.

La tranquilizante declaración inicial de que se recuperaba satisfactoriamente cambió de tono cuando el Canciller venezolano habló de “la batalla que está dando el presidente por su salud”. Posteriormente, el Vicepresidente venezolano declaró que “hay Chávez para rato”, y se informó que su hija y nietos fueron a Cuba a visitarlo.

Aunque funcionarios del Gobierno aseguran despachar continuamente a distancia con el convaleciente y recibir instrucciones precisas sobre tareas específicas, la única evidencia pública de actividad del gobernante han sido mensajes en Twitter, evidencia que solamente sería absoluta aceptando que los mensajes los escribió el mismo Chávez.

Por el tono, parecen de Chávez. Además, no hay derecho a decir que no los haya escrito, ni que sus ministros estén mintiendo descaradamente a los venezolanos: no hay pruebas para eso; pero es válido destacar que los problemas de salud y convalecencia de un presidente en ejercicio son temas demasiado serios en cualquier país para manejarlos con tanto hermetismo absurdo o a través de una red social.

Una situación así solamente puede mantenerse entre brumas por un tiempo determinado y no muy extenso: más tarde o más temprano Chávez tendrá que aparecer, o deberán haber informaciones más precisas sobre su salud, aunque por el momento las informaciones se estén manejando como “secreto de Estado”. ¿Nos recuerda algo eso?

No será aquí donde se propaguen rumores, especulaciones o tremendismos que ya inundan las noticias desde hace varios días, desde blogs a periódicos y emisoras de radio y televisión, pasando por toda la gama de sensacionalismos e hipérboles.

Sin embargo, hay una información pública que trascendió hace unos días y que, aunque podría tener alguna relación con el tema, no ha llamado la atención: el pasado día 22 el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, conversó telefónicamente con Raúl Castro, sobre “la necesidad de desarrollar y ampliar las relaciones económicas y políticas entre las dos naciones”.

¿Qué tiene que ver esto con la salud de Hugo Chávez? Tal vez nada. Sin embargo, no se conocen conversaciones telefónicas anteriores del gobernante iraní con el cubano, y a la vez Chávez es un estrecho aliado de Ahmadineyad: ambos gobiernos están involucrados en proyectos estratégicos militares y económicos, entre los cuales se mencionan suministros venezolanos de uranio a Irán y suministros iraníes de armamento a Venezuela, además de existir acusaciones contra ambos gobiernos en conjunto por diversas actividades que serían ilegales.

Entonces, vale preguntarse: si al Presidente iraní le preocupara tanto la salud de su aliado suramericano y deseara saber en detalle su estado real, ¿a quién mejor que preguntarle directamente que al Gobierno cubano, que cuida de la salud del aliado, protege las informaciones sobre la misma, podría darle un pronóstico informado del estado y la evolución del paciente, o garantizarle la no interrupción de los suministros de uranio?

Naturalmente, la información oficial iraní sobre esa conversación con Raúl Castro no menciona nada de eso, pero no era de esperar que lo hiciera.

Ni afirmo ni especulo. Ni siquiera es una hipótesis. Solo menciono un elemento que quizás podría tenerse en cuenta para tratar de entender lo que sucede en La Habana. Porque, en realidad, hasta ahora no sabemos a ciencia cierta lo que está sucediendo.


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