Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Irak

Juzgan a 'Alí el Químico' por represión de chiítas en 1991

Se le acusa, junto a otros dos altos ex funcionarios del régimen de Sadam Husein, de masacrar entre 60.000 y 100.000 chiítas después de la primera Guerra del Golfo.

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Alí Hassan al-Majid, alias "Alí el Químico", y otros 14 antiguos colaboradores del ex dictador Sadam Husein serán juzgados a partir de este martes en el Alto Tribunal penal iraquí por crímenes contra la humanidad por la represión brutal de una revuelta chiíta en 1991, reportó AFP.

Hasta 100.000 habitantes del sur de Irak, en su mayoría de origen chiíta, murieron en esa campaña, que se produjo después de que una coalición internacional expulsara de Kuwait a las tropas iraquíes que habían invadido el pequeño país del Golfo en agosto de 1990.

Las tropas de élite del régimen baasista intervinieron entonces para atajar la revuelta de los soldados desmoralizados y de civiles, utilizando helicópteros armados y tanques contra los rebeldes. Las fuerzas extranjeras desplegadas en la región no intervinieron.

Se calcula que fueron masacrados entre 60.000 y 100.000 chiítas.

"Alí el Químico", primo de Sadam y antiguo ministro de Defensa, debe su sobrenombre a su querencia por las armas químicas y a su responsabilidad en la matanza de kurdos con este tipo de armamento en 1988.

Junto a él comparecerán el que fuera también ministro de Defensa, Hachim al-Tai, y el antiguo adjunto de operaciones del ejército, Hussein Rachid al Tikriti, entre otros. Los tres ya fueron condenados a muerte el pasado 24 de junio por la masacre de 182.000 kurdos en Irak en 1988.

Si la pena es confirmada por la Corte de Apelación, tras el recurso presentado por la defensa, todos ellos serán ejecutados en un plazo máximo de 30 días, tal como marca la ley iraquí, por lo que los cargos del juicio que comenzó este martes en Bagdad quedarán archivados.

El nuevo juicio es el tercero contra responsables del antiguo régimen acusados de genocidio y crímenes contra la humanidad. Los procesos precedentes fueron duramente criticados por las organizaciones internacionales, que consideraron que no se había respetado el derecho internacional, pero el gobierno de Estados Unidos respaldó la decisión de los tribunales iraquíes.