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Periodismo coreano

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No es la primera vez que la isla surcoreana de Yeonpyeong, 120 kilómetros al oeste de Seúl y a tres kilómetros de la línea divisoria con Corea del Norte, es el escenario de escaramuzas. Ya sucedió en 1999, 2002 y 2009. La frontera, trazada unilateralmente por el mando de Naciones Unidas en 1953, es reconocida por el sur, pero no por el norte, que reclama como suya esta zona. Razón por la que unas maniobras militares del ejército surcoreano justo allí es, cuando menos, una imprudencia, aunque no un ataque. Al parecer, Corea del Norte envió varios mensajes exigiendo el cese de las maniobras, que consideraron un simulacro de invasión, aunque el fuego no estuviera dirigido contra su territorio. Al continuar las maniobras, Pyongyang lanzó más de 200 proyectiles sobre la isla y las aguas circundantes. Murieron dos militares, dos civiles y hay decenas de heridos. Seúl respondió con el lanzamiento de unos 80 proyectiles cuyos efectos se ignoran.

Dada la gravedad de los sucesos, en particular por la capacidad nuclear de Corea del Norte, la noticia ha sido portada en todos los periódicos del mundo. Con excepciones.

Korean News (http://www.kcna.co.jp/index-e.htm), de la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte, destaca como principales noticias dos visitas de Kim Jong Il: al Colegio Médico de la Universidad Kim Il Sung y a las obras de una nueva tienda de salsa de soja en Ryongsong. Sus referencias al suceso se limitan a reproducir el Comunicado del Comando Supremo del Ejército del Pueblo de la República Popular Democrática de Corea, donde se afirma que “los títeres de Corea del Sur (…) han lanzado decenas de proyectiles en el interior de las aguas territoriales de la RPDC en torno a los islotes de Yonphyong” (…) “a pesar de las repetidas advertencias de la RPDC”, hecho que fue respondido con un “poderoso golpe de fuerza”. Y subraya que “en el Mar Occidental de Corea sólo existe una línea de demarcación militar marítima, la establecida por la RPDC”. El comunicado amenaza con nuevos "ataques militares despiadados" si Seúl viola su frontera "aunque solo sea 0,001 milímetros".

El comunicado confirma que las maniobras sudcoreanas se circunscribieron a las que, según la ONU, son sus aguas territoriales, aunque para el norte “sólo existe una línea de demarcación militar marítima, la establecida por la RPDC”. Su “poderoso golpe de fuerza”, más que una respuesta a Corea del Sur, que no bombardeó al norte previamente, está dirigido a sus propios súbditos y a obtener nuevas concesiones de la comunidad internacional si quiere evitar una guerra que podría ser devastadora.

El diario Granma, por su parte, el día 23 abre con un descubrimiento de Raúl Castro que, sin dudas, revolucionará la economía mundial: que “trabajar constituya realmente algo vital para todos” y que el salario recupere su papel como principal fuente de ingreso. En portada se comenta también el descubrimiento de fraudes eléctricos en La Habana y la emancipación latinoamericana. Sólo en la sección de internacionales aparece el conflicto de Corea, pero de un modo tangencial bajo el título “Llama Rusia a evitar escalada militar en Península coreana”. El diario comenta el llamamiento de Rusia a ambas partes para evitar nuevos enfrentamientos y se refiere al “intercambio de fuego de sus artillerías”. La palabra clave es “intercambio”. Como, siempre según Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa (el diario Granma no se pronuncia), “los iniciadores de tal acción asumen una gran responsabilidad por los sucesos” y dado que “el hecho ocurrió en medio de las protestas de la República Popular Democrática de Corea contra la realización por parte de Seúl de maniobras militares con la participación de unos 70 mil hombres, lo cual consideran una amenaza para su seguridad”, la culpabilidad está servida al lector de la Isla que no dispone de otras versiones. De paso, Granma menciona los “13 heridos y un muerto”, pero nunca aclara a qué bando corresponden. Cualquier lector cubano podría deducir que han sido pacíficos campesinos del norte masacrados por los artilleros del sur.

Al día siguiente, 24, la primera plana de Granma tampoco recoge el casus belli coreano. Ese espacio queda reservado a la contraofensiva estratégica de diciembre de 1958, los residuos tóxicos de la OTAN en el Adrático y otro descubrimiento económico de Raúl Castro, que “Nada debe regalarse a los que pueden producir y no producen o producen poco”. De nuevo hay que acudir a Internacionales para encontrar el artículo “La RPDC responde a provocación militar de Surcorea”, donde se reproduce casi textualmente el Comunicado del ejército norcoreano y se añade que “Surcorea reconoció que estaba realizando ejercicios militares regulares y ensayos balísticos en la isla de Yonphyong antes de la respuesta de Corea Democrática”, anotando que esto es tomado de la Agencia Reuters. Si el lector cubano puede desconfiar del comunicado del ejército norcoreano, por ser parte interesada, la coletilla atribuida a la Agencia Reuters, donde la palabra “reconoció” es clave, como si las maniobras no fueran de antemano conocidas y nada secretas, sugiere el culpable. Y para subrayarlo, se anota “antes de la respuesta de Corea Democrática”. Si suya es la respuesta, la pregunta artillera fue formulada por los surcoreanos. El lead de la información especifica: “La República Popular Democrática de Corea (RPDC) denunció hoy que Surcorea disparó decenas de obuses hacia aguas jurisdiccionales de la parte Norte, provocación a la cual respondió el país, según PL”. Aquí no se aclara que la isla Yonphyong es parte del territorio de Corea del Sur, según la línea establecida por la ONU, sino que se acepta tácitamente la pretensión del Norte, que la considera parte de su territorio aunque, de hecho, no le pertenezca. Una lectura atenta nos mueve a la duda: ¿Por qué Corea del Sur dispararía a las aguas jurisdiccionales del norte? ¿Intentaba masacrar tiburones y sardinas imbuidos de la idea Juche? ¿Por qué no respondió Corea del Norte bombardeando a los jureles Samsung y apuntó directamente a una isla habitada por militares, pero también por civiles?

Por su parte, la edición impresa de Juventud Rebelde sólo otorga al asunto una llamada en portada, “Tensión en la península coreana”. El texto al que refiere, y que aparece en la página tres, es un calco del que trae Granma, pero se completa con las opiniones del secretario general de la ONU, la UE, Japón y Estados Unidos. Y anota que los muertos y heridos los puso la parte surcoreana. Aunque ello podría deberse a la pésima puntería de los artilleros del sur.

Siempre que, por razones políticas, la prensa cubana se ve obligada a defender lo indefendible, el ejercicio de manipulación de la información alcanza una maestría que sería merecedora de ensayos y doctorados por parte de la comunidad académica. En el mejor de los casos, se traspapelan acontecimientos trascendentales hacia las páginas interiores, cuando no se silencian. Las medias verdades se combinan con las palabras estratégicas (“respuesta”, “intercambio”, “reconoció”), se habla de los muertos pero se oculta a qué parte corresponden para no enjuiciar a quien los ocasiona. Y, lo más importante, al referirse al tema citando a los rusos o los coreanos —y también a la ONU, la UE, Japón o Estados Unidos en el caso de Juventud Rebelde— se escamotea el apoyo abierto del gobierno cubano a una de las dictaduras más tenebrosas del planeta. La prensa de la Isla es consciente de que cuenta con un lector cautivo y desinformado, pero no estúpido.

Quienes vivimos en una sociedad donde la sobreabundancia de información nos obliga a elegir, combinar y extraer nuestras propias conclusiones de los datos complementarios y/o contradictorios somos apenas hacedores de puzzles. El lector cubano, por el contrario, está condenado a suplir lo que falta, reinterpretar adjetivos, analizar los énfasis y los huecos de silencio para reconstruir algo que se parezca a la verdad. Con suerte, logra adivinar que el puzzle corresponde a Las Meninas de Velázquez, aunque le hayan escamoteado el pintor, el perro, los enanos e incluso las meninas.