Lunes, 14 enero 2002 Año III. Edición 279 IMAGENES PORTADA
Música
La fórmula de Issac Delgado

'El chévere de la salsa' ofrece la ecuación del éxito y multiplica su popularidad con la presentación de su último CD 'Malecón'.
por ARSENIO RODRíGUEZ Parte 1 / 2
Issac Delgado
Músico Delgado

Issac Delgado editó en La Habana, hace un año, el que posiblemente sea su mejor disco, Malecón, ACAM y BIS Music 2000, que salió para el mercado norteamericano bajo el título de La Fórmula, editado por Ahí Namá.

En Malecón trabaja nuevamente con invitados de lujo como Pablo Milanés y su amigo Gonzalo Rubalcaba, un disco donde se le canta dos veces a La Habana, una a España, se hace timba con rock, guaguancó, salsa erótica y recuerda en un notable bonus track, La vida es un carnaval.

Comienza el disco con el tema Nadie me quiere bailar con elementos de chachachá y rock, lo que se ha dado en llamar rock latino, herencia que recibió de grupos de los setenta como Irakere, Van Van o Santana, donde los teclados, la guitarra y la cuerda de metales tienen un protagónico discreto y complementario para sus intereses.

Habitualmente Delgado incluye en sus discos canciones de otros. En esta ocasión vuelve sobre Amaury Pérez con Caricias, una canción ligera y romántica que convierte en salsa erótica, quizás volviendo a enviar un guiño a esa forma portorriqueña de hacer la salsa en Nueva York, a fines de los ochenta. Pero en este caso se incluyen improvisaciones importantes de la guitarra, que en nada se parecen a los arreglos miméticos de ese ritmo. Luego cae sobre Gracias a la vida, de Violeta Parra, que personaliza con su voz de una manera digna, sólo acompañado del piano, en el medio de la canción pasa a un guaguancó con guitarra y bajo, para cerrar con una timba; éste es uno de los pasajes más duros armónicamente en todo el disco, todo una joya. Cierra su trilogía de versiones con Te perdono del trovador Noel Nicola, una canción casi olvidada por los medios, pero con una calidad notable, renovada con un arreglo que la lleva desde la nueva trova hasta el bolero salseado.

El solar de La California y Malecón son dos piezas a la capital. La primera no es una canción, intenta ser un himno a La Habana de los noventa, al nivel de Sábanas blancas de Gerardo Alfonso o de 537 de los raperos Orishas. Además de citar lugares emblemáticos de la ciudad, tiene un estribillo que probablemente sea, el más inteligente de todos los que han logrado los compositores de la timba en Cuba. Ya que logra enlazar un clásico del rock de los setenta en inglés, Welcome to the hotel California, tocado por Eagles, con una timba habanera de los noventa. Treinta años para demostrar claramente la relación armónica que tienen los elementos del rock y el son.

Welcome to the Solar de California
En la calle Crespo, between
San Lázaro y Colón

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