www.cubaencuentro.com Lunes, 06 de septiembre de 2004

 
   
 
Profecía retro
La sombra del populismo: ¿Hacia dónde va América Latina?
por HéCTOR AGUILAR CAMíN, México D.F.
 

El referéndum ganado por Hugo Chávez es mal síntoma para Venezuela. No porque lo haya ganado Chávez, sino porque tuvo lugar. Una sociedad dividida en mitades antagónicas es la peor noticia para la vida democrática. Y para la vida política a secas. No puede seguirse de eso si no la dificultad de convivir, la intolerancia, el infierno civil de una sociedad de sí o no, conmigo o contra mí, buenos o malos, víctimas o verdugos. La guerra civil por otros medios.

H. Chávez
Chávez: bravatas y ocurrencias tropicales.

El referéndum es una figura sobrevalorada de la cultura democrática. Divide artificialmente el espectro político en mitades tajantes, cuando en realidad las creencias de una comunidad política no son binarias, sino fluidas, porosas, mezcladas. Sólo los extremos son tajantes, el amplio centro es cambiante, laxo, plural.

Chávez ganó el referéndum poniendo toda la carne en el asador, desde la organización del plebiscito cargada a favor del gobierno hasta un programa de gasto público de 1.700 millones de dólares, que aceitó la simpatía de millones para su "revolución bolivariana".

El verdadero misterio del triunfo de Chávez, sin embargo, es su incuestionable popularidad, el apoyo, por momentos la adoración del pueblo venezolano y de otros países latinoamericanos, para este hombre lenguaraz, que no se priva de nada en materia de bravatas y ocurrencias tropicales.

El misterio de Chávez es el misterio del populismo latinoamericano. Alguien tendría que explicar por qué hábitos políticos tan desastrosos para nuestros países siguen triunfando en la imaginación de tantos latinoamericanos como una alternativa orgullosa, digna y propia, en cierto modo heroica, y verdaderamente popular.

Los pueblos latinoamericanos no han recogido si no ruinas de sus aventuras populistas. El peronismo hundió a la Argentina, pero Argentina sigue siendo peronista. México no acaba todavía de pagar las deudas de su priísmo filantrópico, pero sigue votando por el PRI.

Todos los países latinoamericanos han pagado, siguen pagando, deudas gigantescas contraídas por gastos exorbitantes de gobiernos que buscaron una solución propia para las carencias de sus pueblos. Aquella salida original no fue al fin y al cabo sino gastar más, endeudarse más, dar a la gente bienes que luego les quitó la inflación, la parálisis económica, la devaluación de sus monedas.

Es lo que hace Hugo Chávez en estos días con los inesperados excedentes del precio del petróleo. Cuando Chávez termine de gastar en su revolución bolivariana los excedentes petroleros, Venezuela puede encontrarse con un cuadro similar al que los mexicanos conocieron luego de su auge petrolero de los años ochenta. La riqueza se habrá vuelto deuda y la deuda, empobrecimiento.

La sombra del populismo está de regreso en América Latina. Vuelve a escucharse en muchas partes, en el discurso de muchos, la noción de un proyecto alternativo al neoliberalismo. No se sabe hasta ahora en qué consiste ese proyecto, pero el continente parece listo, luego de una década de fracasos de sus precarias economías de mercado, para echarse en brazos de una nueva generación de profetas populistas. Son profetas del pasado y su profecía ya fracasó, pero son parte de nuestro futuro.

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