Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Cuba, Cubadebate, Bastión

La manipulación de “Cubadebate”

El sitio oficialista cubano tergiversa una columna de opinión aparecida en El Nuevo Herald

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Bajo el titular “El Bastión y una nueva manipulación mediática contra Cuba”, el sitio oficial cubano Cubadebate publica una nota de José Manzaneda en que se expresa: “Tras el triunfo de Trump, Cuba organiza un ejercicio militar de tres días contra ‘acciones del enemigo’, titulaba el diario argentino Clarín[1]. ‘Horas después del triunfo de Donald Trump, el régimen cubano anunció maniobras militares’, leíamos en Infobae[2]. ‘Saludando a Trump a cañonazos’ encabezaba El Nuevo Herald de Miami[3]”.

El texto de Cubadebate agrega: “Curioso. Porque estas ‘maniobras militares’ cubanas —el llamado ‘Ejercicio Estratégico Bastión 2016’— se realizan en la Isla cada cuatro años, siempre en el mes de noviembre. Y la fecha exacta para este año fue anunciada por el Presidente Raúl Castro, el pasado 16 de abril[4]. Es decir, ¡hace siete meses!”.

Lo realmente “curioso” es que Cubadebate intente señalar una “manipulación” de la prensa recurriendo precisamente a otra manipulación, ente caso sin comillas.

Como soy el autor de uno de los artículos citados por Manzaneda para ejemplificar su argumento de la “manipulación mediática”, me parece pertinente aclarar algunos puntos. Pero antes, quiero agradecerle a Cubadebate que destaque mi trabajo, aunque al mismo tiempo quisiera aclararle al sitio que se equivocaron —no quiero pensar que, por demasiada estima a mi persona, porque no lo merezco— y que lo que escribí fue simplemente una columna de opinión, que en ningún momento encabezó edición alguna de El Nuevo Herald, porque, por supuesto, no era esa su intención ni su destino. Y que como columna de opinión su autor la puede titular bajo criterios diferentes a los que rigen a una información noticiosa.

Pero más significativo es señalar algunas falsedades del texto de Cubadebate que no son simples errores, sino intentos de manipular. Eso que precisamente la nota del sitio oficial cubano intenta denunciar.

Lo primero es que los ejercicios Bastión no se realizan cada cuatro años como se escribe en Cubadebate, sino que su frecuencia ha variado de acuerdo a criterios puntuales, como ya se detalló en CUBAENCUENTRO.

Lo segundo es que la realización de tales maniobras en noviembre no ha sido un hecho omitido ni por CUBAENCUENTRO ni por la columna de opinión de referencia.

Lo tercero es que el dato de que el gobernante Raúl Castro anunciara la realización de las maniobras militares hace siete meses no altera ni determina nada, porque si bien es cierto que para entonces se desconocía quién sería el vencedor en las urnas estadounidenses, lo cierto es que se sabía que para entonces habría un resultado electoral, y ese es uno de los aspectos fundamentales del ejercicio bélico —aunque no el principal—, destinado a enviar un mensaje de fuerza a Washington, con independencia del ganador en las elecciones presidenciales. Y que el énfasis mayor o menor en dicho mensaje vendría determinado por dicho triunfo. Y ello es un hecho ya comprobado. Que el gobernante cubano hiciera el anuncio por radio y televisión de las maniobras, y que incluso han aparecido en la televisión cubana locutores vestidos de uniforme, como señaló un comentarista en este sitio, son prueba de que ahora se ha otorgado un mayor énfasis mediático a las maniobras, por parte del Gobierno de La Habana.

Por último, no hay que olvidar un detalle que Cubadebate no especifica, y es que las maniobras, que surgieron precisamente cuando el presidente estadounidense Ronald Reagan llegó al poder —como adecuadamente señala Manzaneda—, al cual siempre se consideró —tanto en la Isla como en Estados Unidos— que mantendría una actitud de mayor confrontación hacia el Gobierno de La Habana, no han respondido a una periodicidad fija, lo que justificaría la afirmación de que solo obedecen al interés de mantener vigente la preparación combativa. La orden de realizar los ejercicios, adoptada por la Plaza de la Revolución, siempre se enmarcó dentro de los parámetros de la Guerra Fría, los cuales luego se interrumpieron. En este sentido, en el período de 1980 a 1986 se realizaron tres ejercicios Bastión. En 2004, después de 18 años de llevado a cabo el último, se decidió reiniciarlo. Por lo tanto, la afirmación de Manzaneda, de que tales demostraciones bélicas no constituyen “ningún ‘mensaje político’ coyuntural”, no se corresponde con la realidad.

A continuación, reproduzco el texto de la columna aparecida en El Nuevo Herald, que no apareció en CUBAENCUENTRO sencillamente porque reproduce ideas ya aparecidas en esta publicación. Si lo hago ahora es simplemente para demostrar que en ningún momento dicho texto afirma que las operaciones militares en Cuba sean únicamente una respuesta al triunfo de Donald Trump en las urnas, y que, al limitarse a catalogarlo como tal, Cubadebate se contradice en su afán de demostrar una manipulación donde no la hay, al menos en el caso de dicho artículo. Las “negritas/bold” añadidas tienen a facilitar al lector los párrafos en que se demuestra que Cubadebate miente.

Saludando a Trump a cañonazos

Por lo general el gobierno cubano ha utilizado los ejercicios militares “Bastión”, surgidos durante la época de la presidencia de Ronald Reagan, como un recurso para desviar la atención hacia los problemas internos. Ahora Raúl Castro revive esa vieja táctica para saludar la elección de Donald Trump.

No es que el ejercicio bélico sea, solo y simplemente, una respuesta desde la Isla al resultado electoral de Estados Unidos. Tampoco otorgarle un mérito excesivo a los servicios de inteligencia cubanos, que habrían logrado predecir acertadamente en lo que se equivocaron muchos expertos, de este país y del resto del mundo. Como ocurre siempre con Cuba, es algo mucho más complejo.

La motivación principal para las maniobras bélicas anunciadas por La Habana es interna, no externa. En el exilio, como suele ocurrir, se peca de la asociación fácil. Cuba no se prepara para una guerra que no vendrá con Trump, y la jerarquía del país lo sabe. Únicamente apela a un recurso, viejo pero efectivo, para “distraer” a la población de los problemas internos, al tiempo que se reafirma en su anquilosamiento. Si todo ello coincide con el anuncio de un nuevo inquilino en la Casa Blanca, que en sus últimos días de campaña electoral escarbó votos en el centro más “combativo” del viejo exilio, con declaraciones al uso, pues mejor todavía: posiblemente más despliegue en la prensa oficial de la isla, titulares de mayor advertencia y la palabra “agresión imperialista” sacada nuevamente del baúl. Pero nada más.

Hay, sin embargo, semejanzas y diferencias que no deben ser soslayadas.

Lo primero es enfatizar que tales maniobras no se han ordenado a consecuencia de un resultado electoral al otro lado del estrecho de la Florida. Ni es tampoco la primera vez que se llevan a cabo.

Es la séptima vez que Cuba realiza estos ejercicios, pero también los mismos han ocurrido —en ocasiones— en momentos de alta tensión con Estados Unidos. No ocurre así ahora, pero la Plaza de la Revolución viaja al pasado para continuar en su empeño de perpetuar el presente.

El primer ejercicio de este tipo se realizó en 1980 tras la elección de Ronald Reagan a la presidencia. En el período de 1980 a 1986 se llevaron a cabo tres. En el 2004, 18 años más tarde, se decidió reiniciarlos. Para ello se efectuó “Bastión 2004”, dirigido por Fidel Castro entre el 13 y 19 de diciembre. Desde 2004 no se desarrolló ninguno hasta 2009. En 2008 se anunció su realización, pero luego fue cancelado debido a los destrozos causados por huracanes y las necesidades de la reconstrucción. Tras esa fecha volvieron a interrumpirse. En el 2013 se llevó a cabo uno. Es decir, que incluso durante la presidencia de Barack Obama dichas maniobras se esparcieron, no cesaron.

Los mandos cubanos pueden entonces argumentar que se trata de una práctica “rutinaria”. Los meses elegidos —noviembre y diciembre— siempre han sido los mismos.

Pero esa rutina a veces resulta en coincidencias sospechosas.

“Bastión 2009” ocurrió en noviembre de ese año, y marcó el primer simulacro bélico tras la elección de Obama y luego de que Raúl Castro asumiera el mando cotidiano en los asuntos gubernamentales.

Hal Klepak, un experto y profesor emérito del Real Colegio Militar de Canadá, consideró en aquella ocasión que las maniobras tenían más que ver con enviar un mensaje a los que intentaran desestabilizar al país que con un asalto real en ese momento. Tal objetivo se repite ahora.

Todo apunta en que —con independencia del triunfo de Trump o de Hillary Clinton— La Habana ya preparaba su operación con dos intenciones: una nacional y otra dirigida hacia Washington. Solo que ahora, tras conocerse los resultados electorales, ambos frentes posiblemente se intensifiquen y la presión aumente en ambas direcciones.



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