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Senado, Menéndez, Exilio

Menéndez y las amistades peligrosas

El senador Bob Menéndez fue encausado el miércoles por cargos de corrupción, en los que figuran que, al parecer, hizo muchos favores políticos a un amigo y benefactor

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Se puede estar de acuerdo o no con las opiniones políticas de Bob Menéndez. Hay quien coincide en su visión sobre el caso cubano y otros que se muestran totalmente en contra. El legislador tiene simpatizantes, por lo que se consideran posiciones liberales y progresistas sobre la inmigración, derechos de las minorías y otros temas, así como detractores —y simpatizantes también— debido a sus criterios estrictos y combativos, sobre todo lo que tiene que ver con los gobiernos de La Habana y Teherán. Pero por encima de diferencias y semejanzas, hay dos cuestiones en la que quizá coincidan todos: Menéndez es “amigo de sus amigos” y defiende sus criterios y actúa en consecuencia, por encima de cualquiera: sin importar cargo, pertenencia a un partido o circunstancia. Claro, para un político estas dos cualidades no siempre son apreciables, y para un ciudadano no lo eximen de culpa.

El senador Menéndez, demócrata por New Jersey, fue encausado el miércoles por cargos de corrupción, en los que figuran que al parecer hizo muchos favores políticos a su amigo íntimo del sur de la Florida y acaudalado benefactor, el doctor Salomon Melgen, cuyas cuentas comenzaron a ser revisadas en detalle cuando información del gobierno mostró el año pasado que recibió más dinero en reembolsos del Medicare en 2012 que cualquier otro médico en el país.

Estos favores abarcan desde importantes negocios hasta asuntos personales. Según los cargos, Menéndez respaldó las solicitudes de visa de las amantes del oftalmólogo, procedentes de la República Dominicana, Brasil y Ucrania; trató de resolver una querella por muchos millones de dólares del médico con el programa federal Medicare; ayudó a Melgen a comenzar un negocio de vigilancia de puertos en su país natal, la República Dominicana.

En 2013, en un intercambio de correos electrónicos un día después de que Melgen y Menéndez jugaran golf juntos en Florida, el senador le dijo a su abogado principal que se pusiera en contacto con la Policía de Aduanas y Protección Fronteriza para que le solicitara a la agencia que dejara de donarle a la República Dominicana equipo de monitoreo y vigilancia de contenedores navieros, según afirma la acusación formal.

Melgen tenía un contrato para proporcionar monitoreo exclusivo de la carga en puertos dominicanos, y el plan de la agencia de Protección Fronteriza habría afectado sus intereses financieros, afirman los fiscales.

Se acusa al legislador de que, a cambio de este y otros favores, aceptó varios vuelos en el avión privado del médico, además de otros costosos regalos como una estancia en un hotel de París y donaciones de campaña por un total de alrededor de un millón de dólares de manos de Melgen. El médico contribuyó incluso con $40.000 al fondo de defensa legal del político en un asunto de destitución, según las autoridades.

Hasta aquí todo se limita a un supuesto tráfico de influencia, soborno y corrupción.

Sin embargo, no hay duda que la política —y en especial la posición del legislador respecto a Cuba— le ha ganado no pocos enemigos, tanto en la Casa Blanca actual como en el Congreso a lo largo de los años. No se trata de conectar ambas situaciones a la ligera, ni de decir de una manera simplista que una es consecuencia de la otra o viceversa. Pero en ambas queda claro un patrón de comportamiento de Menéndez, en que nunca ha dudado el asumir riesgos y comportarse de una forma poco convencional. Si en el caso que involucra al doctor Melgen se dio un paso más allá y se cometió delito, es algo que compite a la justicia estadounidense, pero en general puede afirmarse que no solo el senador ha nadado contra la corriente en ocasiones, sino que se ha mantenido firme en asumir decisiones personales sobre lo que considera o no terrorismo, con independencia de los criterios nacionales y de su partido.

Menéndez, Cuba y el Partido Demócrata

El 30 de marzo de 2009 el diario The Washington Post publicó una información sobre los avances de la tendencia hacia la eliminación de varias restricciones en la política de Estados Unidos hacia Cuba, que entonces cada día cobraba mayor fuerza.

La parte más interesante del artículo tiene que ver con Menéndez y su fuerte oposición a cualquier relajamiento de las medidas entonces vigentes, incluso las aprobadas durante por el gobierno republicano de George W. Bush.

De acuerdo al Post, Menéndez mantenía públicamente una posición de desafío a una medida que disfrutaba de amplio apoyo entre los miembros de su partido. Además, en aquel momento el legislador era presidente de la junta directiva del Comité de la Campaña Senatorial Demócrata (DSCC) —una posición de liderazgo que reclama un elevado cargo de lealtad partidista— y muchos donantes liberales habían protestado por tener que tratar con alguien que ellos consideraban se aferraba a una política obsoleta. Incluso algunos senadores se preguntaban si era la persona más adecuada para la labor del DSCC.

Como ejemplo el periódico señalaba al senador Christopher J. Dodd, quien mantenía una destacada labor a favor de cambiar la política norteamericana hacia Cuba, y que entonces era uno de los legisladores a los que el Partido Republicano tenía en la mirilla para dejar fuera del Congreso en las próximas elecciones legislativas. El diario añadía que algunos demócratas se cuestionaban en privado hasta dónde llegaría la dedicación de Menéndez en la defensa de su colega. En enero de 2010, Dodd anunció que no buscaría la reelección.

Ante ese tipo de dudas, Menéndez respondió al diario: “Cualquiera que me conoce sabe que mis puntos de vista son sinceros y de principios”. También agregó: “A nadie debe sorprender que en esta cuestión yo he utilizado mi capital político, durante muchos años, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado”.

Al mismo tiempo, el senador afirmaba que continuaría utilizando cualquier instrumento disponible para preservar las sanciones, hasta que las condiciones políticas cambiaran en Cuba. En esa posición se ha mantenido firme hasta el día de hoy.

Menéndez permaneció al frente del DSCC en 2010, pero con algunas de las funciones de este comité reducidas, cuando el presidente Barack Obama puso en marcha de nuevo el equipo que le ayudó a ganar la presidencia, con vista a las elecciones legislativas de noviembre de ese año. En 2011, el DSCC pasó a ser dirigido por la senadora Patty Murray.

Un político de New Jersey

Esta firmeza de criterio de Menéndez —algunos la consideran rigidez e intolerancia— tiene mucho que ver con el hecho de que sus primeros pasos políticos transcurrieron en la ciudad de Union City, New Jersey, donde fue electo alcalde hace años.

Durante mucho tiempo, en Union City se concentró un núcleo de votantes exiliados cubanos que siempre mantuvo posiciones intransigentes en lo que respecta a la situación en la Isla, a lo que se suma que a lo largo del tiempo algunos de ellos participaran no solo en acciones violentas contra el gobierno de La Habana, sino también en actividades terroristas en Cuba, otros países latinoamericanos e incluso Estados Unidos. Aunque el estado de New Jersey tiene una población reducida de cubanoamericanos —alrededor del 0,9 %—, estos se concentran fundamentalmente en la base electoral de Menéndez: el condado Hudson.

También están las contribuciones de campaña, que a través de los años Menéndez recibió de grupos del exilio y empresarios ricos de New Jersey y Miami.

Por ejemplo, en el año 2008, de acuerdo a OpenSecrets.org, el U.S.-Cuba Democracy Political Action Committee (PAC) entregó $2.500 a Menéndez.

El 6 de noviembre de 2006, el New York Observer publicó un artículo titulado A Senator With Tough Friends, donde se señalaba que el 5 de septiembre, Abel Hernández, empresario y uno de los principales recaudadores de fondos para las campañas electorales de Menéndez, tuvo que presentarse ante un jurado que investigaba actividades terroristas. También compareció ante el jurado un excontador del fallecido Arnaldo Monzón Plasencia, un aliado y también contribuyente a las campañas de Menéndez.

Añadía el diario que Monzón, el fallecido empresario de Union City, había sido acusado por un exasociado, en junio de 2006, de participar en los planes para llevar a cabo atentados dinamiteros en Cuba en la década de 1990. Monzón había donado $4.000 a las campañas políticas de legislador y formado parte del comité de dirección del grupo que buscó la elección de Menéndez para alcalde de Union City.

Poe su parte Hernández, también dueño de un negocio en Union City y un prominente donante y recaudador de fondos para Menéndez —que había contribuido con $8.200 a lo largo de los años— había sido implicado en un fax de 1997, que solicitaba dinero para las bombas en Cuba.

Hernández ya había comparecido ante un jurado de instrucción en Newark cuando se redactó la información del Observer, y había dicho que no saber nada sobre la recaudación de fondos para los atentados.

Dice el Observer que el senador no estuvo disponible para comentar cuando salió publicado el artículo, pero que en aquel momento su campaña política entregó una declaración jurada que decía:

“Los hechos indican que Bob Menéndez se opone a los actos terroristas y tiene un largo historial de apoyo a que la justicia sancione de forma rápida y justa a quienes llevan a cabo estos ataques, incluso con la pena de muerte. Abel Hernández y Arnaldo Monzón han contribuido tanto a políticos demócratas como republicanos, entre ellos George H.W. Bush, que vino a New Jersey para hacer campaña en favor de Tom Kean Jr.”. Matthew Miller, portavoz del senador, añadió en una entrevista que Menéndez “creía en el cumplimiento de la ley”, para agregar: “Pero en este asunto no han existido alegaciones de tipo alguno hechas por agencias policiales”.

Así y todo, el artículo consideraba sorprendente que Menéndez, un hábil político que se sabe mover con igual destreza tanto entres las filas de sus electores y activistas electorales de base como entre las elites políticas de Washington, estuviera tan involucrado con ese tipo de personas.

El proceso sobre estos hechos investigó también la participación de Luis Posada Carriles. Años más tarde, Posada fue absuelto en un tribunal de El Paso, Texas, de 11 cargos relacionados con la ola de atentados dinamiteros en Cuba en 1997 y su entrada a Estados Unidos en 2005. La defensa de Posada Carriles argumentó que EEUU cuenta con documentos que, asegura, revelan que los atentados con bombas a hoteles en Cuba presuntamente fueron orquestados por el exmandatario Fidel Castro.

No solo Menéndez recibió donaciones de contribuyentes que han sido llamados durante investigaciones de terrorismo, sino que contribuyó financieramente a la defensa de un acusado de actos de este tipo.

A comienzos de su carrera —durante la década de 1980, cuando era alcalde de Union City—, Menéndez contribuyó económicamente a la defensa legal de Eduardo Arocena, condenado por el asesinato de un funcionario cubano y la colocación de bombas en lugares públicos de Estados Unidos.

Prominente demócrata

Menéndez, el principal demócrata en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, deberá presentarse el jueves ante una corte federal en Newark, New Jersey.

fue acusado formalmente por cargos de corrupción.

Los cargos penales nublan el futuro político del expresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Menéndez agregó que dejará en forma temporal y voluntaria su papel como el demócrata de mayor rango en la comisión.

Es casi seguro que la acusación formal derive en un pleito legal interminable entre Menéndez y un equipo de fiscales anticorrupción del Departamento de Justicia que han pasado los últimos dos años investigando sus vínculos con Melgen.

La disputa requerirá que los fiscales establezcan que una amistad estrecha y desde hace años entre los hombres fue utilizada para propósitos ilícitos, y probablemente reanime el debate legal en torno a las protecciones que otorga la Constitución a miembros del Congreso por los actos que efectúan mientras ocupan esos puestos.

La acusación formal representa el suceso más reciente de una investigación federal que salió a la luz cuando las autoridades federales allanaron las oficinas médicas de Melgen en 2013.

En ese entonces, Menéndez reconoció que voló en el avión privado del médico a República Dominicana y que en un principio no pagó apropiadamente por los traslados. Posteriormente hizo reembolsos por $58.500.

Pero el documento de encausamiento de 68 páginas detalla regalos adicionales, tales como una estancia en un hotel de París y acceso a un centro turístico dominicano, que no fueron reportados en su declaración patrimonial.

El miércoles por la noche, Menéndez, de 61 años, pronosticó que será “reivindicado” y afirmó que su carrera “no va a terminar de esta forma”.

Bob Menéndez —quien apoyó a Hillary Clinton en contra de Obama, cuando este aspiró a la presidencia por vez primera— es uno de los tres legisladores “latinos” en el Senado. Los otros dos son los republicanos Marco Rubio de Florida y Ted Cruz de Texas. Los tres son de origen cubano.


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