www.cubaencuentro.com Viernes, 15 de julio de 2005

 
  Parte 1/2
 
Martí: la muerte sin sosiego
Es fácil justificar por qué el Apóstol salió a combatir el 19 de mayo de 1895, pero no explicar por qué fue el único cubano que cayó en Dos Ríos.
por MIGUEL FERNáNDEZ-DíAZ, Miami
 

La caída de José Martí (Dos Ríos, 19 de mayo de 1895) pervive como epopeya desatada y disuelta en prosa periodística o ensayística, que continúa plagada de brozas ideológicas y dislates historiográficos. Unas y otros se esparcen con naturalidad por el ciberespacio.

J. Martí

La Página de José Martí (http://www.jose-marti.org), bajo el cuidado editorial de Hilda Luisa Díaz-Perera, ofrece la versión de que Ximénez de Sandoval "decidió esperar, bien atrincherado, la embestida de Gómez y Masó (…) Entonces mandó una patrulla (…) para hacerse notar y provocar el ataque de los cubanos". Por si fuera poco, "Martí había quedado en el campamento [por orden de Gómez] guardado por un teniente y doce hombres". Al sentirse "humillado", montó en su caballo y "salió del campamento acompañado del joven Miguel Ángel de la Guardia Bello".

Ni siquiera Ximénez de Sandoval refiere haber tomado aquella decisión ni ordenado patrulla alguna con semejante propósito. Tampoco Martí quedó así en el campamento el 19 de mayo de 1895, sino el 17, cuando Gómez salió a hostigar un convoy. Aunque este último casi siempre identificó al compañero del Apóstol en su viaje hacia la muerte como Miguel de la Guardia, y a veces simplemente como Guardia, pero nunca le llamó Ángel, el historiador Enrique Gay-Calbó aclaró ya que se trataba de Ángel Perfecto de la Guardia Bello (Jiguaní, 16 de febrero de 1875-Las Tunas, 30 de agosto de 1897).

Para ilustrar el combate de Dos Ríos, la sección "Hoy en la Historia" de Granmadigital presenta la tricromía imperfecta del óleo Muerte del Apóstol (1918), de Esteban Valderrama. Los mandarines ideológicos del partido único no se han percatado aún de que el Instituto de Historia de Cuba insertó en otra página (http://www.cubagob.cu/otras_info/historia/imagenes/hf16.jpg) un cuadro que recrea la caída de Martí, a caballo, en medio de un tumultuoso combate de infantería.

Igual suerte corre la página de la Sociedad Cultural José Martí en la Universidad de La Habana, que pretende dar "todo lo necesario para aumentar sus conocimientos sobre la vida y la obra de José Martí" y acaba desinformando: "Se adelantan al combate y Gómez ordena a Martí pasar a retaguardia. Martí no obedece. Pide un revólver a su ayudante, el joven Ángel de la Guardia, y avanza. Hieren a Ángel y Martí cae".

Más versiones absurdas

Es sabido que Martí no andaba desarmado y que Ángel de la Guardia no resultó herido en Dos Ríos. Tampoco era ayudante de Martí, sino del mayor general Bartolomé Masó. Asimismo, es absurdo que Gómez ordenara a Martí pasar a la retaguardia y, sin embargo, el sitio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba no vacila en subir la parada: "Gómez ha ordenado a Martí que permanezca en la retaguardia, junto a las fuerzas de Masó, protegido entre los ayudantes de éste, los hermanos Ángel y Dominador de la Guardia".

Para el 29 de agosto de 1896, recogía Fermín Valdés Domínguez, en su diario de soldado, esta opinión de Gómez sobre Masó: "Ese hombre tuvo en parte la culpa de la muerte de Martí". El General en Jefe explicaba que Martí había seguido por el centro, acompañado de Guardia, "un loco", en tanto Masó se abstenía de seguirlo o apoyarlo en el avance, y se puso lejos del peligro.

La Jiribilla se precia como "revista digital de la cultura cubana", pero ha dado espacio a Magaly Cabrales (No me pongan en lo oscuro, http://www.lajiribilla.cu/2003/n106_05/106_13.html) para sentar cátedra de incultura histórica: Gómez, "haciendo un aparte, advirtió a Martí de que no entrara en combate directo, debiendo mantenerse más bien hacia la retaguardia". De puño y letra del General en Jefe sólo consta: el 20 de mayo de 1895, a José Miró: "[L]e di la orden [a Martí], ya cerca del enemigo, que se quedase detrás"; el 22 de agosto de 1895, a Tomás Estrada Palma: "A alguna distancia del enemigo le ordené se retirara"; el 29 de agosto de 1895, a Benjamín Guerra: "Hágase usted atrás, Martí, no es ahora éste su puesto". Las notas íntimas de Gómez rezan: "[Indiqué] a Martí que se retirara hacia atrás, que aquel no era su puesto" (Relación,1905), y "[C]uando ya íbamos a enfrentarnos con el enemigo le ordené que se quedase detrás" (Diario de campaña, 1941).

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