En presencia de Fidel Castro, el nuncio apostólico en La Habana, Luigi Bonazzi, abogó este lunes por el diálogo en Cuba, en cumplimiento del deseo expresado por Juan Pablo II en su histórica visita al país, informó EFE.

Castro asistió a la misa funeral por la muerte del Papa, realizada en la Catedral de La Habana.

Según AFP, se considera que esta es la segunda vez que el gobernante acude a la Catedral a un oficio religioso en sus 46 años de gobierno. La anterior, fue por la boda de una de sus hermanas, en 1959.

Durante el oficio, el nuncio se refirió a la "inolvidable" visita de Juan Pablo II a Cuba, en enero de 1998, y recordó algunas de las frases más relevantes de sus discursos.

"Que Cuba se abra con todas sus magnificas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba", dijo entonces el Papa, que, según Bonazzi, "quedó profundamente impresionando, asombrado, por la admirable manifestación de afecto que recibió del pueblo cubano".

Marcado por su visita a la Isla, explicó Bonazzi, el pasado enero, cuando el embajador cubano presentó credenciales ante la Santa Sede, Juan Pablo II le mencionó una de las demandas de la Iglesia cubana y le recordó que "es conveniente el diálogo entre todos los grupos que integran el pueblo cubano".

El Papa llegó a Cuba "como mensajero de verdad y esperanza", dijo por su parte el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, para quien Juan Pablo II fue un hombre que "trabajó sin descanso por la paz en el mundo" y un "apasionado de la verdad".

"La Iglesia y el mundo pierden a un hombre referencial en su firme postura ética y en su capacidad de mirar la hora presente de la humanidad con misericordia", afirmó Ortega, quien partió este lunes por la noche hacia Roma para participar en el cónclave cardenalicio que elegirá al nuevo Pontífice.

Ortega señaló que el Papa polaco fue un gran comunicador, a pesar de que "venía de un país donde vivió casi 60 años, antes de asumir el Pontificado supremo de la Iglesia, en el que no tuvo posibilidad de acceso a los medios de comunicación sino en raras ocasiones".

Una de las peticiones de la Iglesia Católica cubana al gobierno de Castro es, precisamente, el acceso a los medios de comunicación, todos bajo control del Estado.

A la ceremonia celebrada en la Catedral acudieron también otros altos cargos del gobierno, dirigentes del Partido Comunista, intelectuales y una amplia representación del cuerpo diplomático.

Varios miles de fieles siguieron la ceremonia a través de pantallas gigantes colocadas en la Plaza de la Catedral.

La ocasión más reciente en que Castro participó en una misa pública fue el 25 de enero de 1998, en la que ofreció Juan Pablo II poco antes de terminar su histórica visita a Cuba.

Antes de acudir a la Catedral, el gobernante y su hermano, el ministro de las Fuerzas Armadas, Raúl Castro, fueron a la Nunciatura Apostólica para firmar el libro de condolencias abierto en esa sede diplomática.

Castro escribió una larga dedicatoria en la que llamó a Juan Pablo II "inolvidable amigo", informó Reuters.

"Fueron vanos los esfuerzos de quienes quisieron usar tu prestigio y tu enorme autoridad espiritual contra la causa justa de nuestro pueblo en su lucha contra el gigantesco imperio", dijo Castro en su texto, en el cual no hizo mención de las peticiones de mayor libertad y mejores relaciones entre el Estado y la Iglesia hechas por el Papa durante su visita de 1998.

"Descansa en paz, infatigable batallador por la amistad entre los pueblos, enemigo de la guerra y amigo de los pobres", agregó el gobernante, que leyó a la prensa su mensaje. "Nos duele tu partida, inolvidable amigo, y deseamos con fervor que tu ejemplo perdure".

El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, presidirá la delegación cubana de alto nivel que viajará a El Vaticano para asistir a los funerales del Papa, informó la televisión oficialista.

La comitiva estará integrada además por Caridad Diego, jefa de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y por el embajador cubano ante la Santa Sede, Raúl Roa-Kourí.