A poco menos de dos años de reinaugurado, el mural de caricaturas en los accesos de la terminal de ómnibus de Santa Clara ya se cae en pedazos. A la absoluta desatención de la jardinería, presente ya desde el mismo comienzo, se suman ahora la gradual pérdida de adoquines y los pedazos de estuco que comienzan a desprenderse de las paredes. Por sobre todo llama la atención esos desprendimientos, que denuncian a las claras la baja calidad de los materiales utilizados. Algo que resulta inexplicable si tenemos en cuenta que la obra fue priorizada por las autoridades partidistas del territorio, y que la misma fue supervisada a tiempo completo por cuadros del partido, a quienes podía vérseles sentados por horas vigilando a los obreros.

Este nuevo mural en contra de la guerra vino a reemplazar a uno anterior, con idéntico tema, demolido a principios de 2015. Según la versión oficial para permitirle a Gerardo Hernández, por entonces recién liberado de su largo encierro en Estados Unidos., sumar un trabajo suyo. No obstante, la verdad es que en el viejo mural ya él tenía un espacio reservado, que había permanecido en blanco a la espera de su liberación. También resulta muy revelador el que en el nuevo mural las muchas referencias antinorteamericanas explicitas del anterior fueran por completo excluidas. Algo muy significativo, al ocurrir la demolición inmediatamente después del 17 de noviembre de 2014.

En definitiva, la sustitución del viejo por este nuevo que ahora comienza a caerse en pedazos significó una grave postergación para con el humorista Pedro Méndez. Fue él quien había concebido la idea del antiguo, y uno de quienes más obras aportaron al mismo. También había sido él quien concibió lo de dejarle un espacio en blanco a Gerardo, como muestra de solidaridad y confianza en el buen resultado de la lucha que se libraba entonces por su liberación. En consecuencia, lo natural habría sido restaurar el antiguo, que estaba para ese tiempo en mucho mejor estado de lo que este nuevo ahora, y traer a Gerardo para que sumara su obra, como un símbolo de que la confianza de los humoristas villaclareños no había estado descaminada. Más si tenemos en cuenta que en el ínterin Pedro Méndez había sufrido un grave infarto cerebral, que le impedía participar en el nuevo proyecto. Pero por desgracia para el decano de los caricaturistas villaclareños los Cinco volvieron gracias a un comienzo de normalización de relaciones entre Cuba y EEUU, algo que en sus inicios provocó un profundo silenciamiento de la retórica anti-americana del régimen.

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