Bueno, pues son estereotipos del ballet. Fernandoo Bujones el bailarin mas tecnico que se conoce en la historia del ballet (esto no es chovinismo, es una relalidad ) tambien sufrio embates parecidos.  Afortunadamente ellos abrieron las puerats y hoy en dia hay muchos hispanos gloriosos en el mundo del ballet. Pero no ha sido facil, la lucha ha sido sin tregua y a todo cuartel... Alicia es una bailarina con una combinacion muy interesante, tiene el cuerpo, la pasion, la tecnica, la fuerza para soportar los embates y romper los estereotipos, ademas de una ineteligencia que le permitio  llegar a la cuspide.  Porque independientemente de su posicion politica ( sus adoracion al dictador) no se puede negar ni su gran talento ni su aporte al ballet en nuestros dias.   

POR ESO NUNCA DEJO QUE LO BAILARA NINGUNA DE LAS JOYAS DEL BALLET DE CUBA. ELLA TAMBIEN LO TOMO COMO DE ELLA NADA MAS ,EL BALLET NO TIENE DUEñOS IGUAL QUE LA VIDA Y LA MENTE DE LAS PERSONAS. DA RISA QUE SE COMENTEN COSAS ASI QUE NO TIENE FUNDAMENTO VALIOSO. SIEMPRE MIRANDO AL ENEMIGO EN TODAS PARTES. LEGADO DE LA TIRANIA .

Con Alicia Alonso al frente, el ABT viajó por vez primera a Londres en 1946, para presentarse en el teatro Covent Garden, donde la bailarina obtuvo un gran éxito tanto con el público y como con la crítica, entre otras, con su ya reconocida interpretación de Giselle, aunque en el debut tuvo un pequeño percance en la salida de la tumba: -“Cuando fui a Inglaterra por primera vez, estaba en Covent Garden, en Londres, haciendo el debut con el Ballet Theatre. Y efectivamente, me demoré con el cambio del maquillaje y de vestuario para el segundo acto de Giselle, de verdad el ascensor se trabó, y yo estaba oyendo la música, mi entrada... y tuve que salir corriendo, ¡pero corriendo! de allí, pararme en escena y empezar esa parte rápida-rápida donde doy vueltas, vueltas, vueltas. Fue como un meteorito: llegué, y empecé a dar las vueltas…, me perdí toda la parte de la salida por la tumba..., toda esa parte de ir hacia la Reina y que ella me tocara con la vara mágica y me hiciera bailar. Y el público: ¿¡ehhhhh!?, porque entró aquella cosa rápida y empezó a dar vueltas como una loca e hizo la entrada...” Lo que Alicia nunca supo de buena tinta, aunque sí se lo imaginó y se lo comentó a Fernando, es que el ascensor no tenía nada, sino que dos admiradores de la Markova que trabajaban en el Covent Garden lo trabaron a propósito, para sabotearle la función a la advenediza que había destronado a Lilian Alicia de “su” rol de Giselle. Aunque no se dice en las historias sobre ballet, para los ingleses fue muy duro tener que aceptar y reconocer la superioridad de la Giselle de la cubana por sobre la de su coterránea, que era la primera que rabiaba por esto; incluso alguna crítica trató de cuestionar su interpretación de un ballet tan romántico “por su condición de latina”.