Ir al menú | Ir al contenido

Actualizado: 28/03/2024 20:04

País, Cuba, Exilio

Frank País: «Facts & Fake News»

No se vislumbra talante reconciliador en el caso cubano, ni siquiera entre los que abogan por el tránsito a la democracia

Nada más que paseando la mirada por el foro de este mismo sitio aflora la hipótesis de que no habrá reconciliación entre cubanos, como consecuencia de tanto resentimiento y animadversión. Aunque se deje bien claro que el gobierno es dictatorial, criticar a la oposición provoca la cólera de tertulianos que tildan al criticón hasta de ser agente de Castro. Y quienes han venido a tupir con aberraciones como la Enmienda Fariñas, se azoran y tachan de “eunucos morales, intelectuales y políticos” a quienes atinan a destruir las engañifas con buenos argumentos.

Antes que estos últimos, los insultos y chillidos abundan en las discusiones, que sólo buscan defender posiciones tomadas de antemano. No se vislumbra talante reconciliador ni siquiera en la bandería que aboga por el tránsito a la democracia. Ahí tenemos a los líderes opositores ripiándose entre sí y casos tan ilustrativos como Ailer González tachando de “tronco de hijo de puta” a Geandy Pavon.

La reconciliación podría darse acaso después que mueran las generaciones enfrentadas en virtud del castrismo y la verdad no arraigará porque sus portadores convenzan a los demás, sino más bien porque sus oponentes irán muriendo y vendrán nuevas generaciones ajenas a los intereses creados (1). Entre tanto no se puede, como imaginó cierto grupo exiliar, “rescatar la memoria, decir la verdad y buscar la justicia” (2), pues entre cubanos no hay acuerdo ni siquiera en qué ha sucedido, como ejemplarmente ilustran las versiones en torno al asesinato de Frank País y Raúl Pujol el 30 de julio de 1957.

El hijo, el padre y el espíritu histórico

El resentimiento y la animadversión afloraron enseguida al interpretar Luis Haza con su violín el himno nacional de USA durante el anuncio teatral del New Deal de la administración Trump con Cuba. En vez de pergeñar con Alfredo Muñoz u otro violinista de calibre la crítica de la interpretación, Cubadebate se apeó con que había sido “horrenda y desafinada” tan sólo para caer en que el padre de Luis, Bonifacio Haza, “fue uno de los asesinos del joven líder revolucionario Frank País”. La coletilla reza: “Los hijos no son culpables de la actuación de sus padres; pero sí la asumen cuando comulgan y blasonan con ella”. Sólo que hace tres años Cubadebate había dado espacio al testimonio excepcional de Madeline Santa Cruz Pacheco, quien desde la ventana de su casa presenció el asesinato y no vio a Bonifacio Haza:

“Estaban Frank y Pujol sentados en el jeep parqueado en San Germán y el Callejón del Muro cuando llegó [el Teniente Coronel José María] Salas Cañizares vociferando y amenazando con su carabina M-2 con la culata recortada. [Luis Mariano] Randich se acercó al jeep y miró a Frank, le quitó los espejuelos oscuros y al reconocerlo le dijo a Salas: ‘¡Coronel, este es Frank País!… ¡Este es Frank País, Coronel!’ “Al oír esto, Salas fue al jeep y agarró a Frank por la camisa vociferando palabras obscenas y con la culata del M-2 lo golpeó en el pecho. Frank fue a dar contra la pared de enfrente, desfallecido por los salvajes golpes. Raúl se había bajado del jeep y le gritó a Salas que no lo golpeara y además le llamó cobarde. Los matones escoltas de Salas golpearon brutalmente a Pujol, que cayó inconsciente en la acera de la Calle San Germán adonde fue Salas y le ametralló toda la espalda con una ráfaga larga. Se viró para donde estaba Frank y le tiró los últimos proyectiles que le quedaban y mientras colocaba otro cargador le ordenó a Mano Negra, a Basol y a los demás asesinos que le tiraran a Frank, quien cayó boca abajo al recibir los múltiples impactos. Volvió Salas sobre sus pasos hacia el Callejón del Muro y ametralló en el suelo y por la espalda el cuerpo inerte de Frank País” (3).

¿Culpable por asociación?

Así y todo, Jorge Dávila Miguel buscó el tanto de culpa de Haza: “El teniente coronel Salas Cañizares fue quien acribilló a País y Pujol, pero en Santiago de Cuba se conocía el método del comandante Haza: Si había que transportar a un revolucionario, entre un policía bueno y otro malo, el comandante Haza mandaba al malo para que acabara con él”. Aparte de que Haza era entonces capitán, ni siendo comandante podía mandar para nada a Salas Cañizares, teniente coronel y supervisor de la Policía Nacional, quien había llegado a Santiago de Cuba hacia mayo de 1957 e implantado su propio método de contrainsurgencia urbana: cercar determinada zona e ir registrando casa por casa.

Antes de que la policía llegara a casa de Pujol (San Germán 204), donde se escondía Frank, este dijo: “Yo soy Francisquito Buena Suerte, no me va a pasar nada”. Salió caminando junto con Pujol, pero fueron interceptados y registrados. Al ocupársele a Frank una pistola 38, fueron conducidos al Callejón del Muro y sentados en un jeep. Salas Cañizares recibió el aviso por la planta de radio y enseguida partió con su escolta. Para descargar el asesinato sobre Haza habría que postular entonces que todos quienes tomaron parte en aquel operativo policial, incluso sin haber disparado un tiro, comparten la culpa de Salas Cañizares y sus escoltas, quienes son identificados como los asesinos tanto en la historia oficial como en la versión exiliar de Agustín País García (4):

“La policía cerró tres cuadras de la calle San Germán y fueron entrando casa por casa en los números pares (no sabían la casa en particular). Frank salió con Raúl [Pujol] caminando hacia la próxima calle; pero fueron detenidos por un marinero, que los registró y le encontró el arma a Frank. Cañizares (que no conocía a Frank) llega al lugar. Un acompañante (Luis Randich, ajusticiado días después) reconoce a Frank por el tiempo que estuvo en la Escuela Normal y le dice: “Ese es Frank País, el Jefe del 26 de Julio”. Cañizares le descargó varios tiros de su arma. Así también lo hicieron los escoltas” (5).

Senderos que se bifurcan

La versión exiliar se aparta de la historia oficial en que el operativo de la policía no habría traído su causa de que una tal Esperanza Paz advirtiera a su amante, el funcionario batistiano Laureano Ibarra, sobre movimientos sospechosos en San Germán, sino a “un desliz casual o premeditado” de Vilma Espín, quien “llamó desde la casa de Rosa Bustillo, que estaba detectada por la policía, y al ver que Frank la había sacado de su círculo íntimo (10 días sin llamarla) decidió actuar rápido” (6).

También se aparta —según afirma Dávila Miguel que le contó Agustín— en que Rosario García “no intercedió ante Raúl Castro por la vida de Haza, como se lo pidió su esposa, porque lo culpaba de la muerte de Josué. Haza tenía a Josué herido y en vez de llevarlo a un hospital, se lo entregó al coronel [Alberto del Río] Chaviano. Mi hermano no salió vivo”. En la historia oficial más reciente (7), Haza no aparece vinculado al asesinato de Josué País el 30 de junio de 1957.

Aunque amplifica el ruido contemporáneo de que la policía de Santiago de Cuba estaba “al mando nada menos que del capitán Bonifacio Haza Grasso, padre del mediocre violinista de Donald Trump”, el relato histórico precisa que, tras caer herido Josué en enfrentamiento con la policía, “llega el teniente coronel José María Salas Cañizares, “Masacre”, como le apodaban los santiagueros, [y] dispone que el cuerpo del herido sea trasladado al Hospital de Emergencia, no sin antes llamar aparte a sus matones e imponerles que lo ultimen en el trayecto” (8).

El turno del ofendido

Al ademán acusador de Cubadebate se opuso en el Jeral Bonifacio Haza Jr., hermano del violinista, con la coartada de que su padre “amaneció enfermo con un ataque a la vesícula […] Lo sé porque yo estaba allí, y mi madre nos decía que guardáramos silencio para que mi padre pudiera dormir” (9). Al Jeral acudió también Luis González Lalondry para desmentir la versión de Agustín País y lo visto por Madeline Santa Cruz Pacheco: Frank País no habría sido ejecutado por Salas Cañizares, sino por su ametrallador, el sargento Manuel “El Gallego” Fabelo, quien contó a Lalondry en 1961 que “lo vio y le disparó varias veces” y que “no supo a quién había matado hasta que la noticia corrió”.

Lalondry agregó que Haza “era muy blando con los rebeldes y no seguía las órdenes que recibía de La Habana”. Al triunfar la revolución se enganchó un brazalete del MR-26-7, pero un chofer de carro fúnebre lo acusó de matar a cuatro jóvenes antibatistianos y Raúl Castro mandó a fusilarlo en la Loma de San Juan el 12 de enero de 1959. Ese cuento es más largo.

La maraña de Raúl Castro

Aquí cabe subrayar que, con el Ejército Rebelde a las puertas de Santiago de Cuba, el jefe militar de la plaza, coronel Rego Rubido, se entrevistó con Fidel Castro en El Escandel y decidió pasarse al MR-26-7 en contra de la maniobra del general Eulogio Cantillo en La Habana. Rubido regresó con Raúl Castro al cuartel Moncada y allí fueron ratificados todos los mandos del Ejército y la Policía. Luis Buch, secretario del presidente provisional Manuel Urrutia, dio testimonio de cómo esta medida confundió a ambos bandos —batistianos y fidelistas— pero obedecía al maquiavelismo de los guerrilleros en el poder:

“Recuerdo que Bonifacio Haza Grasso se puso un brazalete del Movimiento 26 de Julio que le llegaba al codo. Se veía de lo más ridículo con aquello, pero quizás él creía que con ese gesto borraba su hoja de crímenes (…) La población se indignó [y] Urrutia nos comisionó a Armando Hart y a mí para que fuéramos a ver a Raúl, [quien explicó:] Miren, yo tengo una situación muy difícil. Yo tengo a toda esa gente armada. No los he podido desarmar. Todos tienen aún sus armas. Son miles de gentes que están aquí, igual que en Bayamo. Hablen con la gente del MR-26-7, reúnan a los revolucionarios, pidan calma; que calmen al pueblo, porque la gente está indignada. Hay tiroteos a cada rato y los ánimos están alterados. Hablen con la gente. Díganles que nosotros vamos a tomar medidas, que vamos a hacer justicia mucho más pronto de lo que ellos consideran, que nosotros vamos a hacer juicios rápidamente, lo más rápidamente posible, y las sentencias se ejecutarán de inmediato” (10).

Coda

Desde luego que los familiares y amigos de los fusilados se mueven en cartografías que jamás podrán coincidir con el mapa de la dictadura de los hermanos Castro, pero los policías de la dictadura de Batista distaban mucho de ser panes de dios. En 1959, el periodista del Chicago Tribune Jules Dubois presidía la Comisión de Libertad de Expresión e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). A pesar de que no tenía nada de castrista, su reportaje “Las ejecuciones en Cuba” puntualizó: “La oposición y las protestas contra las ejecuciones parecen surgir de todas partes, menos de Cuba, [donde] desde el obrero más pobre hasta el magnate azucarero más rico, desde el ateo hasta la jerarquía católica romana, apoya la intransigencia de Castro en este asunto” (11).


Notas:

(1) Tesis que el veterano anticastrista Antonio Veciana expuso el 19 de febrero de 2008 en el programa «A Mano Limpia» (Canal 41, Miami)

(2) Grupo de Trabajo Memoria, Verdad y Justicia: Cuba, la reconciliación nacional, Centro para América Latina y el Caribe, Universidad Internacional de la Florida, 2003, 118 pp.

(3) Cuza Téllez de Girón, José Luis: “Un testimonio excepcional: El día que mataron a Frank País”, Cubadebate, 2 de agosto de 2014.

(4) Hermano de Frank y Josué. En uno de los más deliciosos manjares orientales de la investigación independiente, Juana Victoria Ascencio Martínez (Centro de Estudios Estratégicos para la Democracia Proactiva José Ignacio García Hamilton), descubrió a otro hermano: Tomás, de la raza negra, a quien Rosario García habría adoptado y la revolución dejó abandonado.

(5) País García, Agustín: “Mi Aporte a la Verdad”, Cuba Noticias, 1ro de diciembre de 2014.

(6) Ver Doble asesinato: Frank País y la revolución cubana (2016), documental de José “Pepín” Álvarez.

(7) Palomares, Eduardo: “Su ejemplo vive eternamente en el corazón de los cubanos”, Granma, 30 de junio de 2017.

(8) Al vestir el cadáver de Josué, Gloria de los Ángeles Montes de Oca notó “un tiro que le habían dado en la sien” (García, Pedro Antonio: “¡Todo coraje!”, Bohemia, 26 de junio de 2007

(9) De la Paz, Luis: “Familia de violinista que tocó para Trump niega acusación de Cuba de que su padre mató a Frank País”, El Nuevo Herald, 15 de julio de 2017.

(10) Suárez, Reinaldo: Un insurreccional en dos épocas, Ciencias Sociales, 2001, 289-293 passim.

(11) Bohemia, 1ro de febrero de 1959, 167. La bandería de Castro tildó a Dubois de ser agente de la CIA y José Pardo Llada usó en su contra el motete “coronel de las orejas peludas”.

© cubaencuentro

Relacionados

 

Estado de SAT-IRA

Arnaldo M. Fernández , Broward | 24/06/2017

Comentarios

Subir


En esta sección

Los tontos y el gobierno

Julio Aleaga Pesant , Manzanillo | 15/04/2022

Comentarios


El Mal no viene solo de los Urales

Ariel Hidalgo , Miami | 11/04/2022

Comentarios


Respuesta a Esteban Morales

José Gabriel Barrenechea , Santa Clara | 07/04/2022

Comentarios




Putin está ganando la guerra

Alejandro Armengol , Miami | 11/03/2022

Comentarios


La guerra contra las ideas en Cuba

Alejandro Armengol , Miami | 23/02/2022

Comentarios


El embargo, 60 años y sigue

Alejandro Armengol , Miami | 07/02/2022

Comentarios


Sin los Castro

Alejandro Armengol , Miami | 18/01/2022

Comentarios


La crisis de la «baja» cultura en Cuba

Francisco Almagro Domínguez , Miami | 14/01/2022

Comentarios


Cuba, fin de una estirpe

Justo J. Sánchez , Nueva York | 10/01/2022

Comentarios


Subir