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Los más vendidos con dos inéditos

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La librería y distribuidora Ediciones Universal ya está circulando su lista de títulos más vendidos este mes, en Miami. Una información que Cuba Inglesa comparte con los lectores:

No ficción:

1) EL ISLAM VISTO POR UN CRISTIANO, Efrén Córdova (Universal) $19.95

2) VIVIDO AYER, LEYENDAS Y MISTERIOS DE CUBA Y LA HABANA, Sergio R. San Pedro Del Valle (Universal) $19.95

3 DIÁLOGO SOBRE LA 3ra REPÚBLICA, Alberto Luzárraga $29.00

4) EL SECRETO, Rhonda Byrne (Atria) $23.95

5) LA FICCIÓN FIDEL, Zoé Valdés (Planeta) $49.00

6) TRUJILLO, EL TIRANICIDIO DE 1961, Juan Daniel Balcácer (Taurus) $39.99

7) LUCES Y SOMBRAS DE CUBA, Néstor Carbonell Cortina $39.00

8) CUBA INFINITA (4 volúmenes), José Guerra Alemán (Véritas) $200.00

9) CONVERSACIÓN EN LOS FUNERALES DEL COMANDANTE, Carlos Alberto Montaner (Brickell Communications) $3.99

10) LAS MUJERES DE HITLER, Anna María Sigmund (Plaza & Janés) $19.95

Ficción:

1) CHIQUITA, Antonio Orlando Rodríguez (Alfaguara) $19.95

2) CONTRAMAESTRE, Raúl Eduardo Chao (Universal) $19.95

3) EL JUEGO DEL ÁNGEL, Carlos Ruiz Zafón (Vintage) $19.95

4) LA SUMA DE LOS DÍAS, Isabel Allende (Harper Collins) $26.95

5) TRAVESURAS DE LA NIÑA MALA, Mario Vargas Llosa (Alfaguara) $19.95

6) LA FIESTA VIGILADA, Antonio José Ponte (Anagrama) $39.00

7) UN DÍA DE CÓLERA, Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara)

8) LA ISLA DE LOS AMORES INFINITOS, Daína Chaviano (Grijalbo / Random House) $17.95

9) MARIDOS, Ángeles Mastreta $14.95

10) NO SE LO DIGAS A NADIE, Jaime Bayly (Booket) $21.00

A continuación, dos artículos inéditos de nuestros colaboradores. El primero aborda el tema de las efemérides castristas. El segundo, “la soledad del escritor de fondo”. Que los disfruten:

Happy Independence Gay

un artículo de Denis Fortún

Este sábado 26 de julio se celebra en Cuba el Día de la Rebeldía Nacional. Una fecha que luego de 1959, en nombre de un nacionalismo antiyanqui impuesto a todas luces y muy lejos de la naturaleza del cubano, vino a sustituir a la más importante de todas: la de la independencia. Un acto que asimismo desmarcó a Cuba del gran concierto de países que conmemoran tan importante evento. Sobre todo en este lado del mundo, donde fuimos colonias y nos llegó, ya fuese por nuestro propio esfuerzo o por la ayuda de otros -desinteresada o estratégica, buena o mal intencionada-, tan merecido empeño.

Sin embargo, de lo que se trata es de ver con qué facilidad el gobierno cubano ha realzado a su conveniencia cualquier tipo de data, ya sea patria o foránea, incluso alguna en una época tan ajena al cubano como es el caso de la Revolución de Octubre o el Primero de Mayo. Al menos con la connotación de esa fuerte impronta de ideología de izquierda con la que todo se visualiza en la Isla.

Basta que únicamente les sirva de pretexto algún aniversario, que luego con bombos y platillos, y sin escatimar recursos, ensalzan con toda pompa la nueva efeméride, que con religiosidad y precisión casi inglesa habrán de aplaudir anualmente. Ejemplos sobran, por lo que no tiene sentido mencionarlos; sería correr el riesgo de olvidar los más importantes, y son tantos dentro de la historiografía revolucionaria que no va a alcanzar el tiempo. Ni el espacio.

Por supuesto, estas alabanzas, cronometradas y seguidas con celo, un día pueden dejar de celebrarse y, sin previo aviso a la población, pasarse por alto. O cuando más revisarse y alguien, desde luego autorizado por la más alta instancia, dirá que fue un exceso que ha de ser rectificado.

Son tantos estos elogios nacionales, los hay tan novedosos, frescos, en medio de un diapasón tan amplio, que me pregunto si dentro de un año se va a conmemorar el primer aniversario de la emancipación “gay”, la famosa reunión ocurrida en el Pabellón Cuba, y la de Guanabo semanas más tarde. Me pregunto si Mariela dará un discurso y veremos entonces como fiesta nacional el día de la independencia sexual y la libre manera de elegir el sexo que prefiera cada cual, y podremos tropezarnos con pancartas reivindicadoras a lo largo y ancho de la Isla, y leer, en varios idiomas, “Happy Independence Gay”.

No sé, en Cuba puede suceder cualquier cosa. La Isla funciona contra toda lógica sajona.

Escritores inéditos

un artículo de El Inglesito

A pesar de lo que pudiera creerse, generalmente los escritores no tenemos nada nuevo que contar. Sobre todo los escritores inéditos, esa raza de seres que me interesan cada vez más y al lado de los cuales los escritores éditos me van pareciendo cada vez más aburridos, con sus novelas bienales y sus entrevistas cada vez más parecidas.

Debían aprender de nosotros y de tantos otros escritores inéditos (siempre me ha parecido absurdo que en el Parlamento de la Literatura no se contara con la mayoría). ¿No saben que un escritor inédito es una mina viva de explicaciones? ¿Que está sometido a cambios constantes de dirección argumentativa no sólo para convencer a los otros, sino peor, para convencerse a sí mismo?

Si los escritores publicados sospecharan lo que se dice a sí mismo todas las mañanas, cuando se levanta de la cama, un escritor inédito en la flor de la edad límite, podrían enmendar sus discursos con la alegría extraña de estar convencidos -contra la humanidad entera- de algo que sólo ellos ven: el escritor inédito es la encarnación viva de la Ficción.

Desgraciadamente, los nombres en las vitrinas de las librerías comienzan por empobrecer nuestro cotidiano y terminan por empantanarnos en el deber de escribir. El deber de escribir: he ahí la pesadilla del escritor inédito, la imposibilidad de poder justificarse, la desaparición del placer del enemigo.

Esas cosas, lo sabemos, ya no forman parte de la vida de los escritores publicados, pero no podemos hacer nada por ellos, tanto mas cuanto que, si los ayudamos, serían capaces, en agradecimiento, de hacernos publicar y convertirnos de un solo plumazo en un escritor publicado.

Hay que tener prudencia, hasta la misma amistad puede acarrear nuestro fin.



Crónicas: Tierra arrasada. Crónicas alternativas

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Poco se sabe de la desaparición de Camilo Cienfuegos, si se descartan las especulaciones relacionadas con unos hermanos Castro celosos de su popularidad. Lo cierto es que el carismático comandante no murió derribado por un caza de la fuerza aérea castrista, como sostienen algunos autores, y ni siquiera desapareció en el mar a causa del mal tiempo. Cienfuegos se exilió en Thamacun el 28 de octubre de 1959, con el beneplácito del propio Fidel Castro.

Durante su niñez, la madre de Cienfuegos visitó el islote en varias ocasiones. La recurrencia de sus rememoraciones thamacunesas seguramente habrá avivado la curiosidad de su hijo, quien hizo escala en la futura Cuba Inglesa al regreso de su primer viaje a Estados Unidos. Posteriormente, el también conocido como “Señor de la Vanguardia” recaló en Thamacun en otras dos oportunidades. De manera que al momento de exiliarse era prácticamente un “especialista” en el islote.

Divergencias con los hermanos Castro. O la irresistible atracción que ejerció sobre el guerrillero una thamacunesa de origen sefardí. O una proposición de la entonces encargada de Relaciones Públicas de Thamacun, Victoria de las Flores, quien lo habría seducido con la posibilidad –laberíntica- de un viaje a la luna financiado por Washington. No se sabe a ciencia cierta por qué Cienfuegos decidió instalarse en el islote, mucho menos por qué el castrismo camufló el episodio con tanta minuciosidad. Aunque no pocos consideran que con ello Fidel Castro se guardaba un as debajo de la manga. Un as que utilizaría en su momento.

El 27 de marzo de 1960, con el pretexto de que Cienfuegos organizaba una expedición en su contra –auspiciada, como no podía ser de otra manera, por las autoridades thamacunesas y estadounidenses-, Castro ordenó que invadieran Thamacun. En poco menos de 24 horas, y en medio del secretismo más férreo, el islote dejaba de ser para siempre jamás. Política de tierra arrasada. Lo que se conoce en Cuba Inglesa como “la fase final del Segundo Éxodo”.

Crónicas alternativas

La sección Crónicas alternativas entra en su segunda edición, y continuará creciendo a medida que los lectores, cronistas y ciudadanos de Cubas Inglesa nos hagan llegar sus trabajos. Esta vez, adicionalmente, enlazamos con el blog Efory Atocha, donde el poeta Santiago Méndez Alpízar (Chago) ha tenido la gentileza de publicar una de nuestras crónicas:

http://www.eforyatocha.com/

Se trata de Una tarde con Cioran, pasaje en el que el filósofo rumano choca de frente con la escritora thamacunesa Mónica Medler. Medler, cuya Apología de la curiosidad ocupa un lugar preferencial en el panteón literario de Thamacun, reprocha a Cioran la ligereza de sus análisis. Agradecemos a Chago por el espacio concedido.

Crónicas alternativas: Sor Adventicia

un texto de Carlos Alberto Montaner

Mi antepasado Fernando Ladrón de Guevara y Montaner le hizo honor a su extraño apellido, desvalijó el sagrario de la Iglesia del Ángel, abandonó a su mujer y a sus siete hijos y se fue a vivir a Thamacun con Sor Adventicia, una monja española recién llegada a Cuba de quien decían, falsamente, que estaba poseída por el diablo. (Según parece, era al revés: el diablo era el único que no la había poseído).

En nuestra familia siempre se mencionaba con reverencia el nombre de Don Fernando y con perplejidad el de Doña Adventicia, la primera mujer ordenada en el Caribe por la Iglesia Anglicana, como revelara Vicente Echerri en su conocida Historia de la cultura británica en América.

Crónicas alternativas: El libro y el librero

un texto de Espartaco

El libro Llave del Nuevo Mundo, de José Martín Félix de Arrate, no es precisamente el prologado por J. Le Riverend Brusone. El ejemplar que poseo y donde aparecen los sucesos que evoco, es de una colección llamada “Intemporal”. Dicha colección se componía de extraños textos de impecable edición que, aunque con ciertas huellas de polillas, aún era posible leer.

Los encontré cuando aún vivía en La Habana, en la librería Cervantes. La visité en esos días para librarme de ciertos libros que le restaban pudor a mi librero y adquirir algún dinero por ellos. El librero me dijo que esos textos eran “incomprables”. Después de esto y de mirar a todas partes, cuando ya no había testigos, puso en mis manos una rara colección de Ediciones Intemporal, a la que me refería.

Se trataba de críticas de Emilio Bobadilla, llamado Fray Candil y azote de escritores de su tiempo (siglo XIX cubano). Lo interesante es que hacía alusión a obras inexistentes que pude ver quince años después. También tenía un interesante texto de Frederick Hayek, titulado Tendencia al enanismo bajo una crisis en el capitalismo. Nunca lo hubiese mencionado, para no ser tomado por loco, si no hubiese visto cómo se ha reducido en Estados Unidos el tamaño de las cosas bajo la reciente crisis: libras de pan con pulgadas de menos, velas con menos cera, papeles sanitarios de rollos reducidos y un largo etcétera.

El libro al que me refiero y con alusión a Asaelo, confieso creí que se trataba de la mención de Julián del Casal y sus enloquecidas andanzas por La Habana del siglo XIX. Pero al hacer mención a Thamacun en siguientes páginas, hubiese creído que se trataba de una broma de aquel extraño librero, que, a propósito, nunca más pude ver al regresar al lugar, donde otro señor me porfiaba que nunca había trabajado allí. El prólogo de mi edición es de un tal Matías Pérez.

Crónicas alternativas: Espartaco y un episodio de transferencia cultural

un texto de Armando Añel

Si no se trata de la versión de Le Riverend Brusone, seguramente las ediciones provenían directamente de Cuba Inglesa. Creo que conozco la colección. En aquella época –supongo que Espartaco se refiere a algún momento de las décadas del setenta o el ochenta- Cuba Inglesa insistía en extender, como una prolongación de la doctrina Morgan, pero ya en un plano posmigratorio –recordar que aún no vivíamos el auge de Internet-, la política “desarrollista” del islote.

El hecho de que el librero utilizara el término “incomprable” revela una sintaxis propia del Thamacun anterior al Segundo Éxodo. Ese librero era, muy probablemente, un delegado activo a la vieja usanza.

Más sencillamente: Espartaco “sufrió” un episodio de “transferencia cultural”, la principal función de un delegado activo cuando se encuentra lejos de los suyos.



Estreno y presentación

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Presentación de Zona Desconocida, de Denis Fortún

Ediciones Itinerantes Paradiso, a cargo del crítico y ensayista Ignacio T. Granados, acaba de publicar Zona desconocida, un libro del poeta Denis Fortún. El lanzamiento del poemario, que recomiendo enérgicamente, tendrá lugar este viernes 25 de julio, a las ocho de la noche, en el Delio Photo Studio (2399 Coral Way, teléfono 305 856 5632). Zona desconocida será presentada por Armando de Armas.

En Zona desconocida Fortún hace con la décima -un género ninguneado por la intelectualidad cubana más críptica- literalmente lo que le da la gana. Atraviesa las imágenes sin que el corsé métrico que se echó encima lo predisponga, y hasta se da el lujo de metaforizar el mar a través de una cronología en la que la palabra sale ganando:

Pintura que en galerías

de algas tendrá que exhibirse;

requisitos: prohibirse

críticas, pedanterías.

El pez me abraza; porfías

dando al silencio colores;

criatura, mil sabores

le entregan a tu paciencia

otra mar, que en tu presencia

se inclina y te brinda honores.

Jorge Salcedo estrena blog

Es preciso saludar el estreno de http://salcedodiario.blogspot.com/, un espacio que promete mantener la blogosfera cubana en permanente ebullición. Salcedo, que se deja ver esporádicamente por Cuba Inglesa, nos regaló hace poco una décima que da la medida de lo bien que podemos pasarla en su blog.

Fidel Castro responde a míster Parmly, jefe de la SINA, aceptando su oferta de conectar Cuba a Internet a través del cable submarino Miami-Cancún:

Quiero en este matutino

informarles que he aceptado

la oferta de ser clavado

por un cable submarino.

Rapidísimo y genuino,

de Maisí hasta Caimanera,

en Cuba podrá cualquiera

conectarse en banda ancha.

No quiero que haya revancha.

Adiós, Raúl. Cambio y fuera.



Una entrevista con Hubert Matos

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El comandante Hubert Matos cumplió noventa años apenas el mes pasado, veinte de los cuales transcurrieron en las prisiones castristas (fue liberado, luego de cumplir íntegramente su condena, en 1979). Su encarcelamiento ha sido, desde que tengo uso de razón, un símbolo de la esencia miserable del castrismo, de lo inhumano que puede llegar a ser el castrismo. Matos fue uno de esos hombres que luchó por los supuestos ideales de la “primera revolución”, hasta que, tras perseguir inútilmente la utopía de un fidelismo “con todos y para el bien de todos”, dio con sus huesos en la cárcel. Uno de los que nunca descubrió que la revolución era cosa de gángsteres.

Un fragmento de su carta de renuncia, que enviara a Fidel Castro en 1959, resulta particularmente revelador:

“Si se quiere que la revolución triunfe, dígase a dónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas. Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos”.

Castro, que nunca fue grande ni justo, lo metió en la cárcel nada más leer aquello.

Una vez más, Cuba Inglesa agradece la gentileza del periodista de TV Martí Alfredo Jacomino, quien nos cedió la siguiente entrevista. Seguramente, los lectores la disfrutarán con el ardor de su primera entrega:

Una entrevista con Hubert Matos

¿Le hubiese gustado vivir otra vida, sin veinte años de prisión, sin grados de comandante, sin llamarse Hubert Matos?

Es posible que sí, pero el hombre es el hombre y sus circunstancias. Me tocó vivir ésta, y he tratado de hacerlo de acuerdo a mis convicciones, formadas en la niñez y en la juventud.

¿Qué encuentra cuando se mira al espejo?

A un hombre que quiso ser maestro toda su vida. A alguien que ha tenido un montón de experiencias muy complejas, pero que ha tratado de ser siempre fiel a sus principios.

Nombre algunos buenos amigos.

Tengo muchísimos buenos. En mi juventud había uno en mi pueblo, Raúl Milán, hace casi sesenta años que no sé de él, pero lo recuerdo como uno de mis buenos amigos. Y después sería injusto si me pongo a señalar porque tengo muchos amigos de la mejor calidad.

Y algunos enemigos.

Los dos hermanos Castro están indudablemente entre los enemigos que más se han ensañado conmigo. A esta altura veo que van en decaída y me río de ellos, pero no me río de la obra que dejan.

De sus ex colegas de armas que aún están en Cuba, ¿quién considera que tiene mejores condiciones humanas?

No lo puedo decir porque estaría comprometiendo a una gente en la que tengo esperanzas todavía.

¿Su mayor error?

Quizás fue no tener la visión de lo que venía después, es decir, no saber descubrir toda la entraña perversa que había en Fidel Castro. Pero para eso hubiera necesitado ser algo más que una persona humana.

¿Su mayor acierto?

Haber escogido la profesión de maestro, porque creo que nací para maestro. Los años más felices de mi vida los emplee en la educación, tanto enseñando a niños en la escuela rural como formando maestros en la escuela normal de Manzanillo.

¿Guarda muchos secretos?

No creo que guarde muchos secretos. No creo.

¿Cuál es la mayor lección que ha aprendido de la vida?

Que por muy cruel y muy recia que sea la adversidad uno tiene que crecerse interiormente y abrazarse a los principios, y resistir. Hay que ser leal a esas cosas.

Si pudiera volver atrás cincuenta años, ¿qué cosas cambiaría?

No creo que cambiaría muchas cosas. He tratado de vivir de acuerdo a mis convicciones y las cosas tristes y difíciles que he tenido que encarar las he tenido que encarar por no desteñirme.

A cualquier cubano le hubiese gustado ser presidente, ¿a usted también?

Yo lo que he querido ser toda mi vida es maestro. Desde joven soñé que en la vejez tendría un colegio con todos los niveles de la enseñanza.

El peor defecto de los cubanos es…

Quizás tener demasiado personalismo, el creer que uno es un fenómeno y el no ser objetivo para medir las consecuencias de los pasos que se dan.

Cuando se es joven se puede hasta matar por un ideal. ¿Hasta qué edad eso ocurre?

Más que matar por un ideal, creo en matar por razones muy recias, muy fuertes. Los cubanos aprendimos con los ejemplos que nos dieron Agramonte, Céspedes, Martí y Maceo. Aprendimos que la violencia es justa cuando es necesaria, cuando no hay otra vía. Y pienso que si la razón para matar es defender la libertad, la honra personal, en fin, defender la condición de la persona humana, de seguir siendo honesta, eso justifica cualquier tipo de violencia.

Si le dijeran que puede viajar a Cuba por 24 horas, ¿qué lugares le gustaría visitar?

Yo no viajaría a Cuba nada más que para ayudar a mi pueblo a salir de sus cadenas. Pero me doy cuenta que en las circunstancias actuales es inútil, y que a estas alturas probablemente la violencia no sea la mejor forma para salir del problema cubano.

¿Qué es lo más difícil de estar veinte años preso?

Hay muchas cosas difíciles pero, en mi experiencia, lo más difícil fue encarar a diario las ofensas y los golpes. Por eso tuve que apelar en tres oportunidades a la huelga de hambre. Fue decir: o me respetan o me echan a la sepultura.

¿Cómo le gustaría que lo recordasen?

Por encima de todo como una persona que ha tratado de cumplir con su deber.

Si le mencionan la palabra “revolución”, ¿qué le viene a la mente?

Que fue una cosa muy hermosa que los señores Castro prostituyeron.

Dos cartas públicas se escribieron sobre su libro Cómo llegó la noche. Una del doctor Emilio Cosío y otra del capitán Roberto Cruz Zamora. ¿Quién de ustedes se acerca más a la verdad histórica?

¿Dos cartas que escribieron? Bueno, son dos personas que cuestionaron mi carrera. Los dos mienten.

Si usted y Fidel Castro se encontraran nuevamente, ¿le hablaría de recuerdos, de reproches, o de esperanzas perdidas?

Castro no sabría enfrentarme a mí. Yo lo reté estando preso a que se reuniera en Seguridad del Estado conmigo, con cien guardias si quería, que le iba a decir unas cuantas cosas. Yo creo que le diría: sospechaba que eras un bribón, un miserable, un cobarde, pero me quedé corto al imaginar todo eso.

¿Quién es Hubert Matos en pocas palabras?

Un hombre que quiso toda su vida dedicarse al magisterio y ser un ciudadano útil. Yo he tratado de vivir mi vida y creo que la he vivido más o menos de acuerdo a los patrones que marqué en mi juventud.



De Armas: El Oba Obama (III)

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un artículo de Armando de Armas

Oba, como sabrán algunos, es un soberano y sacerdote de los pueblos Yorubá, tribus que, originarias de unos territorios ubicados entre las regiones del Chad y el Alto Egipto, florecerían como cultura alrededor del siglo XII en el África Occidental, especialmente en la ciudad santa de Ife y bajo los auspicios de la religión de Ifa, al suroeste de Nigeria.

Barack Obama no es soberano, es senador demócrata y aspira a presidente, pero un senador estadounidense, por no hablar de un presidente, tiene muchísimo más poder de lo que jamás soñó tener ninguno de los orgullosos reyezuelos de los predios Yorubá.

Obama tampoco es practicante de Ifa, ni siquiera es católico. Obama fue musulmán y ahora es protestante. La verdad es que ni siquiera sus ancestros paternos, su parte de la negritud, provienen de Nigeria, sino de Kenia, en el otro extremo, en el África oriental. Elementos estos que en alguna medida explicarían el desarraigo y los problemas de integración no ya de Obama -que ni siquiera es negro, sino mulato-, sino de grandes sectores de la población negra norteamericana, frente al mayor arraigo e integración de la población negra iberoamericana y especialmente caribeña.

Apuntamos a que las disímiles dificultades, fricciones, desencuentros y violencias, la enajenación en suma, de una inmigración forzada, sometida a la esclavitud en un medio y un mundo no ya absolutamente desconocidos, sino absolutamente hostiles; el salto puntual, y mayormente mortal, desde la Edad de Piedra a la Edad Moderna, se habrían agudizado francamente en los predios del colonialismo anglosajón por unas casi insalvables fracturas psicológicas y sociales infligidas por el paso, sin transición, del politeísmo, en unos casos, y del polidemonismo en la mayoría -imperantes entre las tribus africanas-, al más feroz monoteísmo de los protestantes entre la tribu anglosajona.

Situación esta que se amortiguaría en los predios bajo la égida de las monarquías ibéricas, donde ciertamente hubo, a pesar de la leyenda negativa implementada por los anglos protestantes, una mayor tolerancia con la mezcolanza no sólo sexual, sino religiosa, y donde el catolicismo, con su profusa cohorte de vírgenes y santos para cada problema de la cotidianeidad, se manifestaba en la práctica como una especie de politeísmo de baja intensidad en que, con la aquiescencia eclesial, los negros podían, detrás de esas vírgenes y santos, en unos casos acomodar, y en otros camuflar, a sus espíritus y orishas.

Esas señaladas características determinarían probablemente el menor éxito de integración racial en el sistema colonial inglés respecto al ibérico, las evidentes diferencias idiosincrásicas, de actitud ante la vida y la sociedad, de los negros en un ámbito y en el otro.

Muchos de los tropiezos que ha tenido el senador Barack Obama durante su campaña por obtener la candidatura del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos tendrían su probable antecedente en el modo de relacionarse los colonos ingleses con los negros, tanto en Norteamérica como en la misma África (no olvidemos que los ancestros paternos del senador provienen de lo que fue un enclave colonial inglés), y por otra parte en el modo en que los negros reaccionaron ante el modelo anglosajón tras la independencia, la abolición de la esclavitud, la lucha a favor de los derechos civiles, y aún en el presente, en que las secuelas de las antiguas relaciones imperiales perviven, y emergen con fuerza, luego de periodos de aparente normalidad. Esa reacción se ha canalizado, y se canaliza, de manera que amplios espectros de la población negra estadounidense no se sienten identificados con la nación que dejaron en herencia los padres fundadores sino desarraigados y, en casos extremos, enemigos de esa complejísima madeja que ha configurado históricamente a Estados Unidos.

La adopción del islamismo por una parte de la población negra norteamericana (42 por ciento de los tres millones de musulmanes domésticos son negros nacidos en el país, según datos del Consejo Musulmán Estadounidense) y el empleo de términos como afroamericanos y, más recientemente, afrodescendientes, así como el tatuaje de un símbolo maorí en el endurecido rostro del ex campeón de los pesos pesados Mike Tyson, tendrían su origen probable en un ancestral descontento psico-social y en la búsqueda desesperada de una identidad, no importa cuán alucinante pudiera parecer, más allá de los cauces nacionales. Más allá de la cultura occidental lógicamente predominante en Estados Unidos.

Cómo si no explicar los problemas del senador por Illinois resultantes de sus relaciones francamente antinorteamaricanas. El caso de su pastor y guía espiritual por más de veinte años, el colérico Jeremiah Wright, ese que ofició el casamiento de Obama, ese que luego bautizó a sus hijas, y que ha declarado y reiterado, en el Club Nacional de Prensa, que los ataques terroristas del 9/11 en Nueva York estaban justificados debido a que Estados Unidos era una nación terrorista, que el gobierno norteamericano inventó en sus laboratorios el virus del

SIDA como una forma de genocidio contra la gente de color y que, consecuentemente, era natural que Dios maldijera a Estados Unidos y, lo peor, que él como pastor decía lo que pensaba, decía la verdad, pero que era natural que políticos como Obama dijeran sólo lo que les convenía, dijeran mentira, explicando así ante la prensa la distancia que había tomado el senador demócrata de su mentor espiritual.

Sólo en el sentido analizado es que adquiere cierta lógica la amistad de Barack Obama con los terroristas William Ayers y Bernardine Dohrn, quienes entre 1969 y 1975 encabezaron el grupo Weather Underground que cometería decenas de atentados y crímenes violentos en Estados Unidos.

Michelle, la esposa de Obama, ha declarado pública y tranquilamente, como quien dice lo más natural del mundo, que la postulación de su marido la había hecho sentirse orgullosa de Estados Unidos por primera vez en su vida. Es decir, que antes de eso la señora Obama se sentiría humillada de ser estadounidense, a pesar de que esa sociedad, con la que evidentemente no se sentía a gusto, le habría proporcionado facilidades para que tanto ella como Barack estudiasen en selectas escuelas y facturasen, según la declaración de impuestos dada a conocer por la propia campaña del senador, la nada despreciable cifra de algo más de cuatro millones de dólares durante el pasado año.

Y ya que entramos en la fortuna de los Obama, observemos uno de los tropiezos del senador, relacionado igualmente con el desarraigo, pero en este caso desarraigo no a consecuencia de las secuelas dejadas en el negro norteamericano por vía del colonialismo inglés, sino desarraigo por vía de unas elites intelectuales finalmente enriquecidas de las que sin dudas Obama y su entorno forman parte. El tropiezo ocurrió antes de las elecciones primarias en Pensilvania, al decir el senador que muchos vecinos de pequeñas poblaciones obreras de ese estado están amargados y se aferran a las armas y a la religión para compensar sus frustraciones y problemas económicos.

Unas declaraciones que indicarían no sólo desarraigo, sino desconocimiento absoluto de la nación que pretende gobernar, pues dos de las insoslayables bases sobre las que se ha erigido la nación estadounidense son, precisamente, el derecho ciudadano a la tenencia y ejercicio de las armas, por un lado, y el derecho a la libertad de religión por el otro.

Olvida Obama que ambos derechos aparecen ya en The Bill of Rights o la Lista de los Derechos del Ciudadano, esa que, firmada el 15 de diciembre de 1791, define realmente a Estados Unidos, y sin la cual la Constitución nunca hubiera llegado a ser la Ley Suprema de la Nación. Olvida Obama que relacionar los problemas económicos con la fe, la fe como consecuencia de los problemas económicos, tiene más que ver con el apotegma leninista de que la religión es el opio de los pueblos que con la realidad de un pueblo que, único en el mundo, ha hecho imprimir en su moneda In God We Trust. Olvida Obama que la mayoría de los grandes monumentos arquitectónicos y artísticos de la humanidad se le adeudan más a la religión y a la opulencia que a los problemas económicos.

Cuenta la leyenda que una vez elegido un Oba en la ciudad santa de Ife, tras elaborados rituales y frente al tablero adivinatorio de Ifa, debía hablar la deidad bajo el signo de Obara, palabra que se traduciría como el Rey no dice mentira, seguido del refrán: El perro tiene cuatro patas y coge un solo camino. Lo que auguraría un buen gobierno, pues signo y refrán se referían esencialmente a que el Oba apostaría por la verdad y sabría conciliar, desde un cuerpo central o Mandala, las cuatro esquinas del reino. Era todo cuanto pedían los Yorubá a sus orgullosos soberanos.

Tercer artículo de una serie dedicada al Partido Demócrata de Estados Unidos



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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