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Sanguinetty: ¿Por qué continúa el castrismo?

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En lo personal, soy un convencido de la incapacidad de nuestra cultura –me refiero, concretamente, a la cubana- para construir, desde sus actuales presupuestos, una democracia moderna. Dicho convencimiento se ha reafirmado particularmente tras observar las reacciones al pedido de acción humanitaria que apoyamos en este blog, en entradas anteriores. Y no por alguna que otra negativa concreta, que entre otras cosas de eso se trata la democracia –de poder estar de acuerdo, o no, públicamente inclusive, con determinado proyecto o propuesta- sino, sobre todo, por la naturaleza de muchos de los silencios y excusas recibidos.

El problema debe abordarse sin medias tintas, pues mientras no se le reconozca abiertamente no se podrá trabajar en función de atenuarlo o eliminarlo (seamos ambiciosos). El siguiente artículo, del economista Jorge A. Sanguinetty, llama la atención sobre algunos de los déficits de la cubanidad relacionados con lo que afirmo en el párrafo anterior: la dificultad de los intercambios entre cubanos o su incapacidad para organizarse adecuadamente, por ejemplo.

¿Por qué continúa el castrismo?

un artículo Jorge A. Sanguinetty

La continuidad del castrismo se puede explicar por la confluencia de dos grupos de factores. Sin comprender estos factores, es muy difícil hallar y aplicar una estrategia que ayude a los cubanos a salir del régimen actual (en este análisis descarto la intervención de una fuerza externa por no considerarla factible en las condiciones actuales).

Uno de los grupos de factores es la capacidad del castrismo de monopolizar casi todas las formas de organización mediante los movimientos de masas y el montaje del totalitarismo. El otro grupo de factores es la falta de una tradición y cultura entre los cubanos que facilite su organización para acciones colectivas sostenibles en plazos largos. En la lucha entre los que quieren mantener la dictadura y los que quieren un cambio fundamental de régimen, los primeros han estado ganando todas las entradas hasta ahora, porque están relativamente mejor organizados.

Pero realmente, ¿qué significa estar mejor organizado? La mayoría de los que han estado sólo expuestos a nuestra cultura o a culturas similares y no han tenido la experiencia de vivir sumergidos en culturas de altos niveles de organización, generalmente los países de mayor desarrollo económico y político, pueden encontrar estas aseveraciones incomprensibles. El hecho es que cuando un grupo de individuos, aun cuando sea relativamente pequeño, se propone algún objetivo común y se organiza adecuada y disciplinadamente para lograrlo, mantiene su plan de acción por un tiempo lo suficientemente largo y está dispuesto a utilizar formas extremas de conducta para lograr sus metas, la única manera de detenerlo o vencerlo es contraponiendo una fuerza lo suficientemente organizada y/o poderosa. Si por otro lado, los primeros vencen y prevalecen sobre los segundos sometiéndolos a su dominio, los últimos tendrán que desplegar un esfuerzo aún mayor del que hubieran requerido al principio para prevalecer.

Es más fácil organizarse cuando hay alguna libertad que cuando se vive bajo un gobierno totalitario. Por eso fue más fácil rebelarse contra Machado y Batista que contra Castro.

Por lo tanto, en lugar de preguntarnos por qué los cubanos no se rebelan contra el castrismo, debiéramos preguntarnos por qué los cubanos no se organizan para mejor resistir a la tiranía y propiciar algunas condiciones de cambio. La respuesta correcta a esta interrogante nos ayudaría a encontrar la fórmula para debilitar al castrismo y evolucionar hacia formas democráticas de gobierno. La experiencia de los polacos con el movimiento Solidaridad demuestra que la organización puede contribuir a la evolución política de los regímenes totalitarios.

Una de las causas principales de por qué los cubanos no se organizan con facilidad es que no se caracterizan por mantener diálogos organizados. Este importante fenómeno fue apuntado por Ortega y Gasset en su libro España Invertebrada, donde hace unas nueve décadas se refirió a las divisiones entre los españoles y la frecuente desorganización de sus diálogos. Comparando las formas predominantes de diálogo entre cubanos con las formas típicas de otras culturas (en este punto es inevitable mencionar como ejemplo a los ingleses), cualquiera se da cuenta que nuestros intercambios tienden a ser difíciles, lo cual, entre otras cosas, no conduce fácilmente a acuerdos. Y mucho menos a acuerdos que requieren compromisos de acciones que deben mantenerse por largo tiempo.

El problema hay que apuntarlo para superarlo, aunque no son sólo los diálogos desorganizados los que impiden que los cubanos se organicen eficazmente. Hay otros muchos factores que no puedo tratar en este espacio, pero que se pueden mencionar, como son la voluntad colectiva de adquirir un compromiso y cumplirlo, la necesidad de ser preciso en las comunicaciones y las acciones (la puntualidad es una expresión definitiva de estas formas de comportamiento), la confianza interpersonal que existe en los grupos que funcionan con gran eficacia (como lo hacen los comandos en una operación militar de alto riesgo), etcétera. Yo creo que muchos cubanos sufren hoy de una crisis de confianza en su capacidad de organizarse para actuar colectivamente en defensa de sus intereses. Por eso muchos prefieren abandonar el país, porque ya no creen ni en él ni en ellos mismos.

En las condiciones predominantes en Cuba es difícil organizarse para casi cualquier forma de acción colectiva, pues el gobierno y su aparato de seguridad sospechan que toda agrupación puede servir para fines políticos, lo cual es cierto. Sin embargo, eso no ha impedido que las Damas de Blanco, los movimientos disidentes o independientes y la iniciativa de recoger firmas para demandar reformas hayan sobrevivido los embates de la tiranía. Hay que apuntar que cuando estas iniciativas (todavía insuficientes) aparecen en Cuba, captan la atención de algunos observadores externos, cubanos y de otras naciones, que llegan a ejercer, cada uno a su manera, alguna presión sobre el gobierno cubano para moderar su reacción.

En la actualidad, hay claras manifestaciones de descontento en Cuba, especialmente entre los segmentos más jóvenes de la población, pero son manifestaciones individuales, sin base organizativa y por lo tanto de impacto limitado. Estos jóvenes y los que no lo son tanto pueden comenzar a organizarse aun cuando de inmediato no sea con fines políticos, para ir desarrollando una cultura organizativa que oportunamente servirá para muchos otros fines. Tales iniciativas debieran ser apoyadas por el exilio cubano para facilitar el proceso de formación de una sociedad civil capaz de cambiar los destinos del país. Los cubanos comenzarán a ganar su libertad cuando se liberen del monopolio organizativo del gobierno.

Cortesía http://www.cubafuturo.com/



Cierre: Carta abierta al presidente de Estados Unidos

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Sobre el mediodía de este martes, hora de Miami, Cuba Inglesa tiene previsto cerrar la recolección de firmas para el pedido de acción humanitaria, y con ello este post. Esta carta abierta tiene un recorrido relativamente limitado, y muy concreto: aspira a promover desde Estados Unidos, o con mucha suerte a propiciar, un movimiento de ayuda masiva a los damnificados en Cuba. Sobre todo -pues no es tiempo lo que les sobra ahora mismo a las víctimas de los huracanes-, de ayuda expedita, directa.

De ahí la economía del texto y el breve “rodaje”. El documento debe ser entregado personalmente al presidente George W. Bush, aunque también será enviado por los canales tradicionales.

Agradecemos enormemente a todos los firmantes, incluso a aquellos que sin haber contribuido con su firma han propiciado el debate en torno al pedido, lo cual –salvando los esporádicos exabruptos- siempre resulta enriquecedor.

En lo que a mí respecta, quiero ofrecer mis disculpas a los lectores de este blog si en algún momento puedo haber sonado excesivo, o no me he hecho entender. Si algo no soy es un activista. Pero el azar y la importancia del asunto jugaron su papel, y eso también hay que asumirlo.

Como decíamos en el post anterior, estamos convencidos de que no es momento de consideraciones políticas o partidistas, ni de regodearnos en detalles colaterales, sino de contribuir a que el pueblo cubano pueda recibir ayuda masiva, directa y efectiva, desde Estados Unidos. Y mientras más, y más rápido, mejor.

Pedido de acción humanitaria

Carta abierta al gobierno de los Estados Unidos tras el paso de los huracanes Gustav e Ike por Cuba

Honorable George W. Bush

Presidente de los Estados Unidos de América:

La situación de los damnificados en Cuba, tras el paso sucesivo de los huracanes Gustav e Ike, se ha hecho desesperada, y empeora por momentos. Nunca antes un acontecimiento meteorológico de esa magnitud se había ensañado con la población cubana. Teniendo en consideración el alcance de los daños, la hambruna y la desesperación que comienzan a adueñarse de los cubanos, y la incapacidad logística y política del régimen de los hermanos Castro para enfrentar la situación, pedimos a la administración que usted encabeza:

1- Que emprenda unilateralmente, o en conjunto con sus principales aliados, una acción humanitaria que garantice el arribo directo a Cuba de alimentos, insumos y medicinas. Dicha acción podría concretarse por mar o por aire.

2- Sería conveniente que dicha acción fuera respaldada por una campaña informativa que ponga en claro su propósito eminentemente humanitario. Dado que el régimen cubano se ha interpuesto reiteradamente entre el apoyo ofrecido por Washington y las víctimas en Cuba, y teniendo en cuenta que es el gobierno de Estados Unidos el más capacitado para hacer llegar a la Isla ayuda masiva, dicha campaña seguramente sería respaldada por todas aquellas personas genuinamente interesadas en evitarle más muerte y sufrimiento a los cubanos.

Firmas:

1- Armando de Armas

2- Luis Mario

3- Armando Añel

4- Luis de la Paz

5- Carlos Alberto Montaner

6- Denis Fortún

7- Emilio Ichikawa

8- Pablo Rodríguez Carvajal

9- Oscar Peña

10- Heriberto Hernández

11- Enrique Collazo

12- Juan. A. Granados

13- Arnaldo Yero

14- Joaquín P. Estrada

15- Roberto Soto

16- Joaquín Gálvez

17- Mercy Sanabria Cala

18- Silvia M. Méndez Rosado

19- Luis M. Casacó Valido

20- Esteban Cereijo

21- Arturo González Dorado (Desde Cuba)

22- Mickey Garrote

23- Raúl Estévez

24- Zoila Estévez

25- Roberto Lozano

26- Ivonne Martin

27- René Hernández

28- Vicky Ruiz-Labrit

29- Delio Regueral

30- Pablo Kleinman

31- Alejandro Fernández

32- José Bermúdez

33- Raisa Metauten

34- Manuel Vázquez Portal

35- José M. Betancourt

36- Augusto Gómez

37- Diorgis Luna

38- Luis M. Camejo

39- Ibrahim Bosch

40- Sara Pimentel

41- Nury Rodríguez

42- Luis García Fresquet

43- Leticia Margorit

44- Efrén Córdova

45- Aida Levitán

46- Rodrigo de la Luz

47- Isabel R. Martínez

48- Ramón González Rayo

49- Juliana E. Villaverde

50- Gustavo Villaverde

51- Ramiro O. Casañas

52- Armando Alvarez Bravo

53- Yusdelei Peña

54- Carlos Manuel Molina

55- Pedro Furré Cremata

56- Marta Salinas (Desde Cuba)

57- Juan A. Salinas (Desde Cuba)

58- Gonzalo Quevedo (Desde Cuba)

59- Daymis Sánchez

60- Alicia Cruz

61- Jorge Sánchez

62- Amanda de Armas

63- Andy de Armas

64- Yanelis Lozano

65- María de los Angeles García

66- Silvio Cárdenas

67- Mirtha de Armas

68- Rodrigo Zúñiga

69- Alberto García

70- Juan García

71- José de Armas

72- Julio Rasta

73- Rolando Lameira

74- Yolanda Millares

75- Ricardo Bofill Pages

76- José Luis López

77- Marcos Reinaldo Salazar

78- René M. Padrón

79- María Ordaz

80- Heriberto Leyva Rodríguez

81- Mayda Solano

82- Jacobo Machover

83- Nestor Herrera

84- Aurora Escobar

85- Albertina Paredes

86- Teresita Alvarez

87- César Méndez

88- Ofelia Santiago

89- Lilia Corujo

90- Enrique C. Herrera

91- Antonio Rubio

92- Ania Hernández

93- Gabriel Baldo

94- Heriberto Mora

95- Pedro Romanach

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97- Aida Gálvez

98- Enrique del Risco

99- Lourdes Favia

100- Marco Antonio Ramos

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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