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Ichikawa: El cartismo

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un artículo de Emilio Ichikawa

He firmado cartas públicas a favor de varias causas. Pero siempre he dudado de ellas; de las cartas, no de las causas. Bueno, de algunas causas también. Las malas historias de las cartas contra Neruda, por la condena de los tres jóvenes que se querían ir de Cuba, las decenas de cartas inútiles que se circularon en las escuelas donde estudié o trabajé… Todo eso debió influir en mi escepticismo. Y digamos que influyeron también, ya que soy un ex profesor de marxismo (y un escritor de ex marxismo), las críticas que para favorecer a la revolución hice a movimientos pacifistas, o semi pacifistas, "burgueses", como el "luddismo" y el cartismo inglés de la primera mitad de siglo XIX.

Cuando hace una semana Ernesto Hernández Busto circuló la carta acerca del affaire "Porno para Ricardo-Gorki", me puse a pensar. Firmé finalmente. Ayudado, tengo que decirlo, por la inspiración de Santiago Chago Méndez Alpízar: creo en una persona que día a día, pase lo que pase, dice algo referente a la poesía, la cenicienta de las artes contemporáneas. Sin embargo, no tenía razón para dudar de la creencia de Hernández Busto en la efectividad de las cartas. Fue por él por quien precisamente me decidí a firmar otra carta circulada hace poco, por no recuerdo qué causa. Justa, eso sí me consta, porque después lo comentamos. Esta última carta ha sido inspiradora. Y me alegro por Penúltimos Días, El Tono de la Voz de Jorge Ferrer y demás promotores.

Pero a los e-Box siguen llegando otras cartas y otras peticiones de firmas, colaboraciones, contribuciones, etcétera. Al momento tenemos la discutida carta por el pedido de clemencia presidencial para el Sr. Arocena, ayer llegó una para pedir al Comité de Estocolmo la nominación del Dr. Oscar Elías Biscet, y comienzan a llegar las convocatorias para solidarizarnos con los compatriotas afectados por el huracán Gustav.

A la altura en que estamos ya uno no pregunta por la causa, sino por quién es el remitente de la carta en cuestión. Puede ser justa la causa, pero si quien la envía no me es de fiar, pues… Y lo contrario: a veces ni sé de lo que se trata, pero si la envía una persona de credibilidad, pues…

Recuerdo aquella famosa carta de Reinaldo Arenas pidiendo un plebiscito a Castro. La firmaban varios Premio Nobel y otras personalidades de la cultura y la política. Pocos realmente, pero aquello pesaba. En el mundo actual la cosa cambia, o debería cambiar. ¿Vale la calidad o la cantidad? ¿Debe firmarse con número de identidad y nombre propio o, como aceptan los blogs promotores, con pseudónimos o "anónimos"? Si en esto el "anónimo" no vale porque se trata de una cosa seria, ¿entonces cómo aceptar que anónimamente se pueda hablar de la libertad de Cuba, del prestigio de un colega o de la legitimidad de una elección?

Si con cartas colectivas podemos liberar a Cuba, entonces, ¿para qué escribir poemas, ensayos e informes retóricos sobre esa libertad tangible?

Cortesía http://www.emilioichikawa.blogspot.com/



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
letrademolde@gmail.com

 

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