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Assayas, Cine, Red Avispa, Arte 7

La picada de la débil avispa

En este filme la garra de un buen director solamente se destaca en la secuencia del derribo de las avionetas, en donde se combinan acción y un dramatismo intenso para mostrar la crueldad de las fuerzas armadas cubanas

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Olivier Assayas (París, 1955) es uno de los más importantes directores del cine contemporáneo. Comenzó como critico de la revista Cahiers du Cinema y junto con su hermano ayudó a su padre, Jacques Remy, ya enfermo a finalizar unos guiones para la televisión. Comenzó ya en el cine como guionista de cortos y documentales. Escribió para André Techiné los guiones de Rendez Vouz (1985) y Scene of the Crime (1986). Ese mismo año debutó como director de largometrajes con Disorder.

Su gran salto como realizador lo hizo con Irma Vep (1996), a la cual siguieron una cadena de películas excelentes como Late August, Early September (1998), Les Destinées (2000), Demonlover (2002) y más tarde Summer Hours (2008), Clouds of Sils Maria (2014) y Personal Shopper (2014), por solo citar algunas piezas clave de su extensa filmografía. Fue también el autor de la excelente serie televisiva Carlos (2010), sobre la figura del conocido terrorista venezolano.

Dada su extraordinaria y siempre ascendente carrera, es difícil comprender cómo cayó en la trampa de escribir y dirigir Wasp Network, una película basada en el libro The Last Soldiers of The Cold War: The Story of the Cuban Five (cito el título de la edición inglesa de la editorial Verso, que poseo), del brasileño Fernando Morais (1946), un hombre que saltó a la fama literaria con su libro A Ilha (1976) que es el recuento de un viaje a Cuba y que ha escrito una biografía de la militante comunista Olga Benario Prestes y del escritor Paolo Coelho. El libro sobre “Los Cinco” (“héroes” según el gobierno cubano, “espías” para el resto de la Cuba dispersa), fue financiado y alimentado por el gobierno cubano. Un libro bastante malo, que comienza con datos interesantes, pero inmediatamente se vuelve un panfleto procastrista.

Puedo conjeturar que quizá se deba a que Assayas señala al filósofo marxista Guy Debord como una de sus principales influencias políticas, o como ha dicho en reiteradas entrevistas, particularmente en un podcast con David Martos durante el festival de Venecia de 2019, cuando dijo que le interesó “la historia de unos individuos que sacrifican su vida por sus ideales”, refiriéndose a uno de los “cinco”, René González y su esposa Olga Salanueva, lo cual quiere decir que Assayas compró la narrativa castrista sin cuestionarla mucho. Nada más lejos de la realidad que esa inmolación por principios revolucionarios. Quizá se debió a la insistencia y el apoyo financiero de un productor tan prestigiosos como Rodrigo Teixiera (Call Me by Your Name, The Lighthouse) quien había comprado los derechos del libro.

La “Red Avispa” fue elaborada por el gobierno cubano para infiltrar las organizaciones del exilio que luchaban en su contra. Consistía en una vasta red de espías que llegaron a Estados Unidos bajo diferentes pretensiones a principios de los años 90. Entre los principales grupos a infiltrar se encontraban los Hermanos al Rescate y la Fundación Nacional Cubano Americana. Principalmente sus líderes, José Basulto y Jorge Más Canosa respectivamente. A pesar de lo elaborado de la red y de las diferentes formas de salir de sus integrantes, el proyecto fue muy poco efectivo porque desde el principio, uno de los futuros espías, Edgerton Ivor Levy, informó al FBI de los planes del régimen de Cuba y las actividades del resto fueron observadas desde su inicio.

Assayas centra su historia en dos personajes: René González y Juan Pablo Roque, este último no es de los “cinco”, aunque fue parte de la red. También tienen un papel preponderante sus parejas. Olga Salanueva, esposa de René, y Ana Margarita Martínez, una cubana residente en Miami que cayó victima de los “encantos” de Roque y completamente engañada se casó con él. Otro personaje relevante es Gerardo Hernández que fue nombrado coordinador de la red.

El filme comienza con la deserción de René, quien se roba un avión y llega a Estados Unidos. A su esposa se le informa que su marido es un traidor y ella, revolucionaria convencida, trabajadora de una fábrica de curtidos, tiene que vivir, con su hija, el dolor de haber sido engañada y abandonada por el hombre que amaba. Más adelante se le informa la verdad y es enviada a Estados Unidos tras ser reclamada por René que es ciudadano americano porque nació en Chicago.

Entre otras cosas, luego se nos muestra como Roque deserta nadando hacia la base de Guantánamo y su posterior romance con Ana Margarita. Luego, brevemente, se nos muestra el entrenamiento que recibe Gerardo para, una vez infiltrado, hacerse pasar por portorriqueño.

Y aquí es donde empiezan los problemas del filme, que no se decide a ser una historia de amor familiar, o un filme de espionaje o un filme político. Va de una dirección a otra sin mucha consistencia y termina siendo un filme muy aburrido, sin ningún filo, con una trama irregular que no logra encaminarse bien. Puede ser incluso confusa.

El filme fue proyectado en el festival de cine de Venecia, con grandes expectativas. Su recepción por la crítica y los asistentes fue tan negativa que Assayas decidió reditarla para “aclarar algunos puntos”. Sin embargo, se quedó corto. Entre otras cosas la película se pierde en interminables secuencias, como la boda de Roque con Ana Margarita, el episodio del salvadoreño quien, pagado por los cubanos del exilio, va a Cuba a poner bombas en los hoteles, y escenas familiares de René con Olga que, por extendidas, resultan inconexas y aburridas, desviándose del argumento central, sin aportar nada al mismo.

Assayas trata de ser lo más fiel posible a los hechos que narra. Hace algunas omisiones y se toma algunas licencias, pero esto no es un documental y en ficción es muy normal alterar algunos hechos en pos de la efectividad dramática. Y mientras se mantenga dentro del espíritu, aunque no necesariamente la letra del asunto, no hay objeciones. Intenta a su vez ser “objetivo” con la historia, esto es diciendo cosas negativas de ambos bandos. Una falacia de los “objetivistas” que los lleva a quedar mal con todo el mundo.

Donde verdaderamente muestra sus inclinaciones es en el desarrollo de los personajes. René y Olga están bien definidos, se les muestra en toda su humanidad. Incluso Gerardo, que solo aparece en funciones de agente, se muestra con momentos y gestos afectuosos, con empatía. Sin embargo, todos los personajes del exilio son presentados como esquemas unidimensionales. Basulto es un hombre obsesionado con su misión que no le importa mancharse con tal de obtener dinero para ello. Otros son mostrados como oportunistas sin moral, vividores sin remordimiento.

Hay dos excepciones de ambos bandos. Roque y Posada Carriles. Es obvio que al director no le gustó el personaje de Roque, quien llegó a Miami y conquistó a la prensa y a las fuerzas vivas por su supuesto parecido con Richard Gere, para luego mostrarse como un vil traidor. Y el filme lo introduce así. Para colmo, la actuación de Wagner Moura (Sergio), un mediocre actor brasileño, que no solamente parece fuera de lugar, sino que interpreta al personaje como si estuviera perennemente empalado, no ayuda a la percepción del personaje. En cambio, Tony Plana (La Habana, 1952), un veterano del cine y la televisión en Estados Unidos, aprovecha muy bien su corto papel como Posada Carriles y acierta en adoptar los tics y la arrogancia que este siempre mostró en sus apariciones ante la prensa. Es al menos muy fiel a la personalidad pública de Posada Carriles y lo hace con gracia y fluidez.

Las actuaciones del venezolano Edgar Ramírez (Carlos) como René y Penélope Cruz como Olga, son muy buenas. Incluso lograron bastante bien el acento cubano. En cambio, el excelente actor Leonardo Sbaraglia parece obsesionado con dar el acento cubano, pero no puede zafarse del suyo argentino y su actuación se ve forzada y más esquemática que el propio personaje, teniendo que recurrir a “coños” y “cojones” para dar cubanidad. Jamás había visto una peor actuación de un buen actor.

Que intentar dar el acento es algo sobrevalorado (ya que aparte de los cubanos y portorriqueños nadie se entera de la diferencia, como yo no puedo decir si en una película iraní un nativo de la zona turca de ese país habla el farsi con acento o no), lo demuestra Gael García Bernal en su muy buena actuación como Gerardo. No hay hincapié en sonar como cubano, suena bien neutro, pero resulta convincente. Ana de Armas (que no necesita fingir acento), está muy acertada en su rol como Ana Margarita Martínez, otro personaje bien desarrollado por Assayas, quizá por ser víctima de un engaño, y la actriz aprovecha bien su oportunidad.

La garra de un buen director solamente se destaca en la secuencia del derribo de los aviones de Hermanos al Rescate, en donde se combina acción y un dramatismo intenso, para mostrar la crueldad de las fuerzas armadas cubanas, dirigidas por un personaje muy parecido a Raúl Castro (como se dice que fue, pero sin acentuarlo), al atacar unas avionetas indefensas. El guion del propio Assayas es un poco incoherente. Me sorprendieron los diálogos que están bastante adecuados. No he podido averiguar quien los tradujo, porque supongo que el realizador escribió todo en francés. Pero se hizo un buen trabajo al respecto.

Assayas ha dicho en entrevistas que se sintió vigilado durante las filmaciones en Cuba (otras partes fueron filmadas en las Islas Canarias), y muy molesto con la poca cooperación inicial que tuvo de las autoridades. También se quejó de la dificultad de filmar una coproducción financiada por tantos países. Básicamente su “mensaje” es: “Cuba es un país que vive bajo un régimen totalitario y muchos cubanos se han ido para luchar por el restablecimiento de la libertad, pero sufre de un cruel embargo por parte de Estados Unidos que ha sumido a la población en la pobreza”. Políticamente correcto, ni con Dios ni con el Diablo. Es una posición ya gastada y estereotipada.

Wasp Network es un filme muy malo, probablemente el peor de la carrera de Assayas, que no cambia ninguna opinión. Los convencidos de ambos bandos y los que conocemos de veras la historia, no seremos afectados en nuestras ideas. Los que no saben mucho del asunto, la audiencia aleatoria, no va a entender mucho y mayormente se aburrirá con la película.

Wasp Network (Francia/Brasil/España/Bélgica, 2019). Guion y dirección: Olivier Assayas, basado en el libro The Last Soldiers of the Cold War de Fernando Morais. Dirección de fotografía: Yorick Le Saux y Denis Lenoir. Con: Edgar Ramírez, Penélope Cruz, Gael García Bernal, Ana de Armas y Leonardo Sbaraglia. Estrenada por Netflix desde el 19 de junio en su plataforma de streaming.


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