Clásico fracaso I
Fernando Vilá | 23/03/2009 3:20
Tags: Clásico Mundial
Clásico fracaso I
La derrota del equipo Cuba en el Clásico Mundial se puede considerar de histórica puesto que en los últimos 70 años los equipos Cuba de béisbol siempre se han desempeñado muy bien en eventos internacionales y lo que pasó en la ciudad de San Diego es un retroceso.
Analizando el accionar de la novena en los seis partidos del torneo hay varias cosas que resaltan a la vista. Mi opinión es que no se trata solo de perder de la forma que lo hicieron ante Japón, también hay que tomar en cuenta lo que mostraron en general como equipo a lo largo de los seis partidos que efectuaron. Las deficiencias en general ponen al descubierto que esa pelota no goza de buena salud en este momento.
Contra Japón sencillamente no batearon nada, demostraron ante los pitchers asiáticos la gran inferioridad que tienen cuando se enfrentan a lanzadores de calidad y en buena forma. Pitchers que lanzan de una forma inteligente y en las esquinas, que no cometen errores en los partidos, lanzadores que no regalan bases por bolas y que estudian a los bateadores cubanos como hizo Japón en esta ocasión.
Contra ellos los bates cubanos lucieron indefensos y visiblemente alejados de este nivel de calidad. Pero no solo fue ante los cinco lanzadores nipones, recordemos cuando se enfrentaron al zurdo Travis Blackley, un lanzador con muy poca experiencia en Grandes Ligas y con malos resultados a ese nivel, ¿que pasó? Pues el australiano vino con pitcheos difíciles, colocados en las esquinas y los toleteros cubanos dispararon cinco hits y anotaron una carrera en cinco entradas y dos tercios.
De haber sido un juego normal, sin límites en los lanzamientos, ese pitcher hubiera estado más tiempo en el box y cualquier cosa hubiera podido pasar. De cualquier manera ese juego estaba para cualquiera de los dos y se decidió con el jonrón en el octavo inning de Yosvany Peraza.
A la ofensiva se mostraron muy impacientes, la mayoría no sabe batear en conteo, los bateadores cubanos son presa fácil de cualquier lanzador que venga con control. Cometen errores en el home plate, lucen mal y desesperados ante lanzamientos de rompimientos y lanzados de una forma inteligente. Fueron muchas las veces que le hicieron swing a pitcheos fuera de la zona de strike.
Cuando jugaron en México aprovecharon muy bien la altura y conectaron bastantes jonrones. La bola viaja mucho en ese lugar y ellos llevaban días aclimatándose a esa situación de la altura y el aire diferente. No solo fueron los cubanos, los bateadores de México y Australia también se dieron banquete con el bate en el país azteca.
Cuba también disfrutó de los lanzadores de Sudáfrica y contra México tuvo enfrente a serpentineros de la Liga de México y los Grandes Ligas Dennys Reyes y Luis Ayala realmente no estaban ni por asomo en su mejor momento. Reyes no encontraba el home plate y lanzó unos wild pitch que de lo salvaje que fueron le daban honor al nombre con que se nombra a ese tipo de pitcheo. Ayala por su parte, vino por todo el medio de la goma sin localización ninguna y aguantó mucho castigo. Estos dos hombres son mejores de lo que mostraron a lo largo del torneo.
Ahora, si Cuba conectó con fortaleza en el país azteca, una cosa muy diferente ocurrió cuando efectuaron los tres partidos en San Diego. Cuando bajaron a tierra plana apenas batearon y salieron a relucir las debilidades ofensivas.
Ante nueve lanzadores de Japón y México terminaron con average de .235 producto de 24 hits en 102 veces al bate, dispararon cinco extrabases, sin jonrones, y recibieron 25 ponches. Las conexiones cubanas apenas tuvieron fuerza, desaparecieron los jonrones cuando jugaron en un estadio de Grandes Ligas y en condiciones normales. Además de enfrentarse a un pitcheo mejor.
No perdamos de vista que Cuba si se preparó para este torneo como ningún otro equipo. Pararon la Serie Nacional para concentrarse y entrenar para el Clásico, llegaron a México con antelación para adaptarse a la altura, cosa que no hicieron ni Australia ni Sudáfrica en su grupo, en fin, como siempre Cuba toma estos torneos muy en serio y de ahí viene la diferencia en preparación que debían tener por encima del resto. Realmente pienso que si estaban por encima en este aspecto y por eso este resultado alarma más acerca del nivel real que puede tener el béisbol de la isla hoy en día.
La dirección pésima
La dirección en el Clásico fue muy mala. Yo no tengo claro quien dirigió allí, si Higinio Vélez, Lourdes Gourriel, o Antonio Castro. En mi opinión este último era el hombre de las decisiones, que eran recibidas vía teléfono de su padre moribundo. Vélez más bien parecía que era el policía mayor de la novena. Más preocupado en que la prensa no tuviera contacto con sus jugadores y evitando que escaparan.
Fueron varios los errores del alto mando. La sustitución de Yuniesky Maya en el último juego contra Japón fue apurada y sin sentido, el hombre estaba lanzando bien, el juego todavía estaba joven y le aplicaron la grúa.
Además, tuvo sentado en el banco por varios juegos a Leonys Martín y Héctor Olivera. Cuando los puso a jugar, el primero en el jardín central y el santiaguero en la intermedia, los dos dispararon dos hits cada uno. En el juego decisivo le volvió a recetar banco a Martin y el error que provocó las dos primeras carreras llegó en un fly por el center field.
En la inicial, Cuba llevó a dos hombres, Alexander Mayeta y Joan Carlos Pedroso. Después del fracaso de Mayeta con el bate le dio la titularidad en la posición al jardinero Leslie Anderson, que no lo hizo mal, pero no es un inicialista como tal, no está familiarizado con esa posición. ¿Para que llevaron a Pedroso?
No entiendo porque Vélez abrió con Ciro Silvino Licea y no con Yuniesky Maya el primer partido contra México, a mí entender el pinareño es el tercer mejor lanzador de ese equipo tras Aroldis Chapman y Norge Luis Vera.
Y la razón no es que el juego no significaba mucho por estar clasificado para la segunda ronda. Cuba siempre juega a ganar todos los juegos y además trajo a Maya después a relevar.
En un final ya se dijo desde Cuba en una de las “reflexiones”, que la alineación sugerida desde la Habana por los organismos rectores con asesoramiento de expertos, era buena e inspiraba confianza. Ya por ahí se puede deducir que no está claro quien dirigía realmente a ese equipo. ¿Desde el dugout en el terreno de pelota o desde la cama de un enfermo en la Habana?
Enlace permanente | Publicado en: Palmar de Junco | Actualizado 23/03/2009 3:30