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De Hialeah a las Grandes Ligas

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El Nuevo Herald

Por LUIS E. RANGEL

 

Coach cubano de Atlanta sueña con ser mánager de Grandes Ligas

Aurelio Cadahia respiraba béisbol y traspasó en sus genes esa misma pasión por la pelota a sus hijos.

Ellos respondieron. Jugaron y amaron la disciplina, y aunque al final ninguno cumplió el sueño que amasa todo padre fanático --tener un hijo jugando en las Mayores-- uno de ellos sí lo hizo por otra vía.

Con el mismo nombre de su progenitor, Aurelio Cadahia Jr., mejor conocido como "Chino'', es miembro del cuerpo técnico de los Bravos de Atlanta, una posición que bien pudiera catapultarlo a un puesto aún más grande, el de mánager de las Grandes Ligas.

"Bueno, eso sería un sueño. Un gran honor'', respondió al respecto Cadahia, un cubano de 51 años por cuyas venas corre sangre española y china --de ahí su sobrenombre-- y quien se encuentra a la derecha del veterano mánager Bobby Cox.

Cadahia, quien es coach de banco de la tribu desde el 2007, ha embebido las enseñanzas del venerable piloto de los Bravos, un maestro por excelencia y tutor de varios mánagers exitosos en la pelota.

La idea de seguir los pasos de otro cubano, Fredi González, actual dirigente de los Marlins de Florida y ex coach de los Bravos, ha revoloteado en la cabeza de Cadahia.

"Si me llega la oportunidad, lo haría. Y creo que hoy en día ya me siento capacitado para dirigir en Grandes Ligas. En este tiempo con Bobby he aprendido mucho, sobre todo, el manejo de los pitchers'', apuntó.

Pero Cox no es el único modelo que ha copiado Cadahia. En su formación también aparece el respeto hacia los peloteros y la actitud positiva, una doctrina profesada por su padre, y años antes por su abuelo en la Cuba natal, en donde fue por primera vez que le inocularon el germen del béisbol, un virus del que nunca se pudo curar.

"Mi abuelo Benito tenía una liga allá. Jugábamos todos los sábados y domingos. Con él aprendí mucho y cuando llegó el momento en que me dijeron que iba a trabajar en las Grandes Ligas lo recordé mucho'', manifestó Cadahia.

Pero en 1965, el primer despertar de la infancia quedó atrás. Junto a su familia abandonó la Isla, se enrumbó a Florida y terminó recalando en el refugio de miles de cubanos, Hialeah.

Allí, en el Benny Babcock Park, se reencontró con la pelota.

"Ahí la pasábamos muy bien. Crecimos haciendo todo tipo de deportes, no sólo béisbol, sino también básquetbol y football'', evocó "Fue un ambiente muy bueno para crecer''.

Especialmente, si el espíritu de la familia era el deporte.

En la Hialeah de los 70, los Cadahia extendieron sus alas. Su hermano Benny, llamado así en honor a su abuelo, también se inclinó por la pelota, incursionó en el béisbol profesional y fue firmado por los Reales de Kansas City. Aunque no llegó a las Grandes Ligas como jugador, sí lo hizo como catcher de bullpen con los Cachorros de Chicago unos años después.

Otro familiar, Mike, un primo, y quien llegó a trabajar como buscatalento para los Marlins de Florida, es ahora scout en jefe para Estados Unidos de los Marineros de Seattle.

"Chino'' sobresalió a nivel local y terminó destacándose en el equipo de béisbol del Miami-Dade New World Center Community College.

En 1977 firmó con los Filis de Filadelfia, y aunque en su paso en las Menores no mostró el mismo brillo dentro del terreno, sí llamó la atención por la manera de entender el juego.

"José Martínez [ejecutivo de los Bravos] y Tom Kelly [ex mánager de los Mellizos de Minnesota] me dijeron que tenía un buen futuro como coach. Y ahí me decidí'', apuntó.

En 1984 debutó como entrenador de pitcheo en las Menores con los Rangers y luego dirigió en diversos niveles por 10 años dentro de la organización texana. De aquel paso recuerda a Iván Rodríguez, cuyo sobrenombre "Pudge'' le fue puesto por Cadahia.

En 1996 llegó a los Bravos de Atlanta y luego después de más de una década en las Menores, hoy por fin porta un uniforme de Grandes Ligas.

"Esto se lo debo a mucha gente. A mis padres y también a mi esposa [Lynn], quien por mucho tiempo me ha apoyado y aguantado, especialmente luego de habernos mudado como unas 70 veces'', dijo con una carcajada.

Quienes sí no se han mudado son sus padres.

"Siguen en Hialeah'', apuntó. Allá los visita en cada oportunidad que su apretado horario le permite y en cada chance lo espera su plato favorito: el picadillo, arroz, frijoles negros y plátanos maduros.

Y seguramente allí todavía recuerdan al abuelo Benito y aquellas partidas de pelota en los soleados fines de semana, en donde se forjó un sueño que hoy vive su realidad en los terrenos de las Grandes Ligas.



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Sobre este blog

Béisbol cubano, cubanos en las Grandes Ligas y ligas profesionales.

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Autor: Fernando Vilá

Fernando Vilá Chao

Escritor, Director Ejecutivo de Pasión Magazine. Escribe desde Miami,FL
palmardejunco@gmail.com

 

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