Hacer camino al andar
Juan Antonio Blanco | 06/12/2007 2:59
Estoy muy agradecido por la acogida inicial que se ha dispensado a este sitio. En particular estoy en deuda con todos los que han enviado sus comentarios, tanto a mi correo privado como al blog, sugiriendo temas para próximos intercambios. Deduzco de esas acciones el interés por parte de un sector de lectores de colaborar con nuestro blog. Una aclaración: cuando digo “nuestro” no es por compartir la tendencia a conjugar verbos en la primera persona del plural, como acostumbra hacerse en el discurso oficial cubano. Es porque quiero enfatizar que, una vez aceptada mi invitación inicial, se trata en lo adelante de un empeño colectivo. Deseo que mi función, como dije antes, sea la de facilitar el intercambio de ideas y garantizar a los participantes el imprescindible ambiente de respeto para sostener este diálogo.
Esta contribución colectiva viene a sumarse a las ya existentes. Hay excelentes blogs dentro de este mismo portal que llevan buen tiempo haciendo un valioso aporte cotidiano a los lectores. Algunos de sus más destacados autores han dado la bienvenida a este sitio. Al pedirle su asesoría, por su probado dominio del oficio, la han ofrecido de manera generosa. Esto es ya una buena noticia.
Permítanme ahora sugerir una manera de organizar la conversación sobre los múltiples asuntos que han puesto sobre la mesa. Si he entendido bien, creo que han expresado interés en abordar los siguientes temas que les propongo examinar, en este orden, en los próximos días:
- Intolerancia e idiosincrasia nacional (Reinaldo Álvarez)
- Diálogo y discusión (Gustavo Cabrera)
- Visión sistémica de la sociedad cubana y su hábitat internacional (Amparo)
- Dependencia e interdependencia (René Medina)
- Los futuros posibles y el miedo al cambio (Bárbara)
De permanente atención debe ser el reto que nos lanza Malinche Cubensis: ¿Cómo hacemos para asegurar que nuestros intercambios “fluyan de, para y por Cuba”? Ese es el desafío que asumimos al emprender este camino asechados por las intolerancias de la idiosincrasia nacional de la que nos alerta Reinaldo. Pero, como dice el poeta: se hace camino al andar.
Para ir calentando los motores sobre el primer tema, les paso un fragmento de la Declaración de Principios sobre la Tolerancia aprobada por la UNESCO el 16 de noviembre de 1995. Muchos de los firmantes violan lo suscrito. Eso se sabe. Pero lo relevante es que nadie puede ya proclamarse en abierta oposición a estas definiciones. Si la mayor parte del derecho internacional carece de una fuerza que obligue a su implementación, su contenido tiene un valor normativo y moral de alcance universal del que no pueden escapar sus violadores. En lo que a nuestro intercambio se refiere creo útil tener a mano estas definiciones por imperfectas que resulten o hipócrita sea la actitud de muchos de los firmantes de esa Declaración.
Nos encontramos de nuevo el martes próximo en este espacio. Mientras tanto, como acostumbraba decir un inefable meteorólogo del noticiero nacional de TV: “Les deseo lo mejor”.
Artículo 1 Significado de la tolerancia 1.1 La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz. 1.2 Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos, los grupos y los Estados. 1.3 La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la democracia y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos. 1.4 Conforme al respeto de los derechos humanos, practicar la tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas. Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son. También significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los demás. |
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 06/12/2007 3:13