Parque Jurásico en La Habana
Juan Antonio Blanco | 26/02/2008 0:30
No sabíamos que Fidel Castro quedó tan motivado por el film Parque Jurásico que se decidió a escribir su propia versión del guión.
Si se leen con cuidado las “Reflexiones del Comandante” de las últimas semanas, no es difícil adivinar el posible monólogo interior de ese consultor de alto nivel recién contratado por la Asamblea Nacional, al finalizar la jornada del domingo. Debe haber discurrido, más o menos, de esta manera:
"Nada de gatopardos. Lampedusa es un tonto al lado de Spielberg. El problema no es cambiarlo todo para que nada cambie sino, simplemente, no cambiar nada. ¡Vivan los dinosaurios! ¿Normalizar relaciones con los imperialistas de EEUU? Ni hablar. ¿Mejorarlas con los tataranietos de los colonialistas europeos? De eso nada. ¿Reconciliarse con los que desterré y aceptar su cooperación al desarrollo? ¡Tremendo disparate! ¿Quién se creería después lo de la Mafia de Miami? ¿Cambios internos? Poco a poco y a poquito. Nada se puede ir fuera de control. Que todo lo discutan con mucha calma. Denme tiempo a morirme. ¿Debates con intelectuales y comunistas que se toman en serio lo que escribió Marx y Lenin? Dejen que Machado Ventura se encargue de eso. ¿Soltar mis presos? Están locos. A ellos y a Hilda Molina me los dejan donde están, a menos que me convenzan que hay una buena recompensa a cambio o es imprescindible pagar algún favor. Los gusanillos que sigan financiando, con sus remesas y el costo de las llamadas telefónicas, la ineptitud de mis ministros para mejorar la situación. Chávez que mande petróleo y haga lo que tenga que hacer para mantenerse en Miraflores. Y ahora: ¡a trabajar compañeros ¡Con disciplina, fe y unidad!!"
Conociendo la lógica y vocación injerencista del “retirado” más célebre y activo de la historia de Cuba, es por ello deplorable la decisión tomada por la Asamblea Nacional el pasado fin de semana:
"A propuesta de Raúl, quedó aprobado por el voto unánime de los diputados, consultar las decisiones de especial trascendencia, las vinculadas a la defensa, política exterior y desarrollo socio económico, con el líder de la Revolución Fidel Castro Ruz" ( Juventud Rebelde, 02/24/08).
Habrá que ver ahora qué es lo que “el compañero Fidel” considera una decisión trascendente sobre la cual deba ser consultado. A fin de cuentas, continúa siendo el Primer Secretario del PCC, que constituye el poder superior de la sociedad, según el artículo 5 de la constitución en vigor.
Por otro lado –todavía sin definir qué cosa ha de entenderse por socialismo- Raúl Castro reiteró que cualquier debate ha de enmarcarse exclusivamente dentro de ese sistema para luego afirmar:
“Es cierto que hay personas que hablan antes de informarse —puntualizó—, que demandan sin valorar si dicen algo racional o descabellado. Coinciden con los que reclaman derechos sin mencionar deberes. Como dijo Fidel: esperan milagros de nuestra porfiada y digna Revolución”. Recalcó que a esas personas «no le negamos expresarse, pero debe ser en el marco de la ley. No podemos ser extremistas, pero tampoco ingenuos. Debemos ser pacientes y brindar los argumentos necesarios, pero si alguien lo que pretende es presionar, con afán de protagonismo, ambición, demagogia, oportunismo, simulación, autosuficiencia u otra debilidad similar, hay que enfrentarlo resueltamente, sin ofensas, pero llamando las cosas por su nombre». (Juventud Rebelde, 02/24/08).
Muy bien. Es de agradecer tener las cosas claras. Con Machado Ventura juzgando si lo que se dice fue expresado “en el momento, modo y lugar adecuados”, -y se limitaba a observaciones sobre “el radio de acción” de quien se atreva a pedir la palabra-, ya todos sabrán a qué atenerse.
José Ramón Machado Ventura es la persona indicada para mantener a raya toda demanda que sobrepase lo que pueda ser tolerable en esta fase. Su promoción es un oportuno mensaje a los intelectuales y artistas apenas dos meses antes del congreso de la UNEAC: "ojo con lo que dicen, cómo lo dicen y dónde lo dicen, muchachos". Falta por ver si el genio vuelve a la botella.
Una vez más los líderes cubanos han mostrado mayor temor al cambio, las manos tendidas y las invitaciones al diálogo que al aferramiento al status quo y la confrontación.
Pero las arengas ovacionadas en el plenario de la Asamblea no tienen igual resonancia en los solares y los “llega y pon” de los migrantes internos. Tampoco en la mente de los jóvenes. Las actitudes arrogantes que destilan los discursos se corresponden con la percepción de inseguridad que aqueja a quienes los entonan. Las trincheras no resuelven conflictos, sino que invitan a su asalto. Y la vida tiene sorpresas. ¡Sorpresas que da la vida, sí señor!
Mirando la avanzada edad de los hermanos Castro, Machado Ventura y buena parte de la gerontocracia histórica, -apuntalada como una barbacoa de La Habana Vieja-, es bueno recordar la frase de un estudiante de Europa del Este cuando la dirigencia de su país se disponía a atrincherarse frente a los vientos de Perestroika: “Ustedes tienen todo el poder; pero nosotros tenemos todo el tiempo”.
Gústeles o no, para muchos de ellos esta es su última Asamblea.
La realidad cubana no está en el Palacio de Convenciones, sino quince cuadras más arriba, en el barrio marginal de “Palo Cagáo”. En lugares como ése es donde se gestará el cambio que no encuentre otro modo de canalizarse y no pueda esperar por los “estudios” del gobierno. Pese al remake del film de Spielberg que presenciamos el domingo, esa gerontocracia y los nuevos diputados tendrán que lidiar con la realidad que les circunda, o sufrir las consecuencias de pretender desconocerla.
A estas alturas, los discursos altisonantes y las promociones de dinosaurios no son más relevantes que el esfuerzo inútil de los camareros del Titanic por levantar las sillas del restaurante cuando el barco estaba a punto de hundirse.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 26/02/2008 3:14