Moral hemipléjica
Juan Antonio Blanco | 12/03/2008 5:00
En el tema de derechos humanos, como en el de resolución de conflictos, hay personas y organizaciones que trabajan de manera selectiva, aunque sean sinceros y abnegados en la dedicación a su causa. Padecen, -a menudo de manera inconsciente-, de lo que un conocido disidente cubano denominó moral hemipléjica para caracterizar la actitud de quienes son campeones en la denuncia de abusos en cualquier parte, menos en la isla. Pero el fenómeno es, lamentablemente, más universal y afecta a diversas latitudes ideológicas.
Hay quienes defienden los derechos de una inocente familia palestina masacrada por bombas israelíes, pero prefieren guardar silencio por los infelices que perecieron en una boda judía a manos de lo que consideran es un “heroico” ataque suicida. Condenan la invasión de EEUU del 2001 a Afganistán, pero guardaron silencio en 1979 respecto a la ejecutada por la URSS a ese país. Exigen transparencia para el sistema penitenciario estadounidense, pero no para el cubano. Pero hay quienes, desde el otro lado de las barricadas, asumen posiciones similares. La lógica de ambos es que “no se debe llevar el agua al molino del enemigo”. Es por esa razón -dicen- que las únicas víctimas que han de ser reconocidas son las “nuestras” y los únicos victimarios a ser denunciados han der ser “los otros”.
La esperanza en un futuro mejor depende, sin embargo, de los que intentan facilitar diálogos entre enemigos para explorar las posibilidades de fomentar la paz en lugar de arengarlos a continuar masacrándose de manera recíproca. De quienes siempre denuncian el uso del napalm y bombas incendiarias, bien sea lanzado desde un helicóptero estadounidense o ruso. De los que exigen justicia y se oponen a la impunidad de cualquier acto criminal o terrorista. De aquellos que están convencidos de que un detenido tiene derechos inviolables en cualquier prisión del planeta en que se encuentre aun si fuese realmente culpable de aquello de lo que fue acusado. De quienes saben que los derechos políticos y civiles valen poco sin los económicos, sociales y culturales, pero que estos últimos se transforman en políticas clientelistas y demagógicas en ausencia de libertades básicas, como son las de expresión, prensa y asociación. Quienes comprenden esas cosas no se sitúan a la izquierda o a la derecha, sino delante.
Siempre habrá quienes se rasguen las vestiduras ante aseveraciones como estas y griten “traición” a todo pecho. En esos casos es pertinente recordarles las palabras del escritor judío Amos Oz cuando hablaba de su propia experiencia como disidente de la visión oficial israelita y de los países árabes: “Traidor es quien cambia a ojos de aquellos que no pueden cambiar y no cambiarán, aquellos que odian cambiar y no pueden concebir el cambio, a pesar de que siempre quieran cambiarlo a uno”.
Lo que la humanidad requiere es un cambio de perspectiva, no de camiseta política que de poco vale si apenas supone la sustitución de una moral hemipléjica por otra.
Enlace permanente | Publicado en: Cambio de época | Actualizado 12/03/2008 17:09