¿Hay comunistas en Cuba?
Juan Antonio Blanco | 03/08/2009 22:30
Cuando cayó la URSS alguien comentó que el mayor error de la CIA en sus estimados sobre aquel país era no haberse percatado de que, desde hacía ya algunos años, no quedaban apenas comunistas en el PCUS. Dicho de otro modo: los militantes ya no eran creyentes del sistema entonces vigente ni compartían sus premisas ideológicas. Me pregunto si la eterna posposición del VI Congreso del PCC por los hermanos Castro se debe en parte a la sospecha que ambos albergan de que quedan pocos comunistas en ese partido que crean en la viabilidad del actual regimen en la isla.
El discurso del General Raúl Castro el pasado 26 de Julio muestra que la elite de poder cubana está consciente de que se inicia una etapa económica y social crítica, sólo comparable a la que se produjo a la caída de la URSS.
Pese a la gravedad de esa conclusión la cúpula dirigente aun no ha alcanzado un consenso –o si ya existe continúa bloqueado por Fidel- sobre el mejor plan de acción económica para enfrentarla. Las referencias a “planes” que se hacen en el discurso reducen ese concepto a un listado de buenos propósitos y acciones puntuales (ie, equilibrar la balanza de pagos, reducir gastos sociales y productivos). Pero esas directrices generales y medidas aleatorias no constituyen una ruta crítica ni concepción estratégica creíble que permitan navegar las actuales turbulencias mundiales y faciliten el cambio hacia un modelo sustentable de desarrollo económico y social. Ni siquiera tienen posibilidades razonables de ser aplicadas con éxito dentro del actual sistema.
El General ha hablado de la necesidad de delinear un modelo económico en indirecto reconocimiento al hecho de que el actual no funciona y de que hasta ahora no hay acuerdo sobre el que pudiese reemplazarlo. Por ello es de esperar que se sigan adoptando medidas ad –hoc en el terreno del ahorro y otras en relación a la esfera monetaria, pero sin llegar a los prometidos cambios de “estructuras y conceptos” por lo que ya lleva tres años esperando el país inútilmente.
En una frase que pudiera pasar por retórica pero no dejaría por ello de reflejar la incertidumbre respecto a los anclajes externos de Cuba, el General Raúl Castro dijo que “Lo que ocurra en Honduras será decisivo para el futuro de Nuestra América”. Los reiterados viajes de Castro a Argelia y Angola –países petroleros a los que Cuba ayudó de manera decisiva en el terreno militar – así como a Brasil parecen indicar que La Habana se está procurando alternativas en caso de que en meses venideros el ALBA retrocediese y Hugo Chávez confrontase problemas internos o regionales de alguna gravedad.
La constatación de que se avecina un tiempo de agravadas escaseces y penurias los pone de nuevo ante la cíclica disyuntiva de la sociedad cubana: represión o reformas. El discurso de Raúl Castro es ambiguo y escaso en indicios claros sobre el modo en que abordarían esta vez esa opción. La impresión que deja es que su respuesta estaría en línea con la que en el pasado ha impuesto su hermano mayor: hacer sólo aquellas concesiones inevitables, factibles de ser revertidas y que no debiliten el control político del caudillo sobre la sociedad.
El gobierno cubano debería comprender que no hay nada “antisocialista” en buscar solución a problemas vitales -como son los de la alimentación y vivienda- liberando las fuerzas productivas a través de actores autogestionarios situados fuera del estado. Pero si no lo entiende e insiste en criminalizar las soluciones en lugar de fomentarlas, debe disponerse a pagar el precio de aparecer como el innecesario verdugo de la población cuando arrecie la crisis. En tal caso, debe estar igualmente dispuesto a pagar las consecuencias de su opción.
Publicado en: Cambio de época | Actualizado 03/08/2009 22:43