Cine

Un Festival Jeanne Moreau

En el filme francés de 1964, los realizadores tomaron el personaje de Mata Hari como un pretexto para contar una historia romántica y proporcionar un vehículo de lucimiento a esa excelente actriz

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Las intrigas y el aura ficcional que envolvieron la figura de Mata Hari han sido una fuente inagotable para la literatura y el cine. Su muerte marcó el inicio de una leyenda que escritores y realizadores se han encargado de mantener viva. En el caso del arte cinematográfico, el primer acercamiento se produjo cuando este era mudo. Todo indica que la alemana Astrid Nielsen fue la primera actriz que encarnó a la célebre espía, en la cinta Die Spionen (1920). Le siguió su compatriota Magda Sonja en Mata Hari, die rote tänzerin (Mata Hari, la bailarina roja, 1927).

El año 1931 fue el duelo de las dos Mata Hari. Marlene Dietrich había sido traída a Estados Unidos como la bomba europea de la Paramount, para rivalizar con Greta Garbo, la estrella de la Metro Goldwyn Mayer. Cuando los ejecutivos de ese estudio se enteraron de que la Garbo iba a protagonizar un filme sobre Mata Hari, convencieron a Josef von Sternberg para que se apresurase con el rodaje de Dishonored, entonces en proceso de producción. La cinta, protagonizada por Marlene Dieterich, cuenta una historia que de inmediato remite a Mata Hari: en 1915 la viuda de un capitán del ejército austríaco es convencida para que trabaje para los Servicios Secretos como la espía X-27. La mujer se hace pasar como prostituta y se vale de sus servicios sexuales para obtener información que luego transmite a sus superiores. Pero se enamora de un espía ruso al que ayuda a escapar, y como consecuencia es ejecutada bajo el cargo de traición.

Dishonored se estrenó en marzo de 1931. En diciembre lo hizo Mata Hari, con Greta Garbo como cabeza de cartel. La vida de la famosa espía, ya de por sí cinematográfica, se convirtió en mito a través de la actriz sueca. Pese a que Mata Hari no está entre sus mejores películas, fundamentó el inicio de su encumbramiento. En esa época, ninguna otra artista podía encarnar mejor a la enigmática espía que la Esfinge Sueca. Era un personaje hecho a su medida. No es casual por eso que la estela de ese papel la persiguiera para siempre, pues fue el que realmente la diseñó como diva del cine. Aquel filme ha hecho que, desde entonces, el rostro de Mata Hari quedara asociado a la actriz que hasta hoy es considerada la cara más perfecta de toda la historia del cine.

Mata Hari fue una auténtica superproducción y costó medio millón de dólares. El rodaje duró 43 días y Garbo ganó 7 mil dólares por semana. A nivel de taquilla, resultó un gran éxito y recaudó 2 millones de dólares en todo el mundo. Los críticos fueron menos entusiastas y aprovecharon para burlarse del acento de las estrellas de la cinta. Por ejemplo, en una escena Ramón Novarro, que interpretaba al aviador ruso, decía una frase que sonaba What´s the mata, Mata? La crítica, no obstante, reconoció el trabajo de la Divina Garbo, quien le dio al personaje una gran personalidad y una dimensión trágica. Con su habitual erotismo, dominaba además las escenas románticas con Novarro. Actualmente muchos consideran que ninguna actriz ha podido superar la interpretación que ella hizo de ese personaje.

El filme tuvo algunos problemas con la censura. Hay una escena en que Mata Hari seduce al aviador frente a una imagen de la Virgen María. Para los censores británicos, era demasiado libidinosa y en la versión que se proyectó en ese país la imagen apareció sustituida por la foto de la madre de alguien. Asimismo en 1938, con la entrada en vigor del código Hays a la película le cortaron tres secuencias: la escena final, en la que Greta Garbo baila frenéticamente y se le ve la espalda desnuda; otra en que está vestida con un tenue negligé; y una en que Novarro la abraza y la besa apasionadamente.

La recreación más original realizada en el cine de Mata Hari fue la que se hizo en Casino Royale (1967), una parodia de los filmes de James Bond. Contó con un elenco de auténticas estrellas: Orson Welles, David Niven, Peter Sellers, Woody Allen, Deborah Kerr, William Holden, Charles Boyer, John Huston, George Raft, Jean-Paul Belmondo. En la trama, de los amores de Mata Hari y James Bond nace una hija llamada Mata Bond, que fue interpretada por la inglesa Joanne Pettet. Casi nunca se menciona, en cambio, Up the Front (1972), una comedia británica en la que ese epítome de la celebridad que fue Zsa Zsa Gabor hace de la espía.

En 1985 se rodó una nueva película sobre Mata Hari, que llevaba como título el nombre de la protagonista. Para darle vida en la pantalla se escogió a Sylvia Kristel, quien en los años 70 se convirtió en un mito erótico con su intervención en la película Emmanuelle. Mata Hari se rodó durante la etapa en que Cannon Group intentó despojarse de su imagen como productora de cintas de acción. Es una película francamente mala, en la que Sylvia Kristel hace lo único que sabía hacer, que no era precisamente actuar. Hay todo lo que cabría esperar de ella: coitos, felaciones, cunninlingus, tríos bisexuales y hasta un duelo a sables de unas mujeres que se baten con los senos al aire.

Pero como si aquel despropósito no fuera suficiente, el cine porno no pudo resistir la tentación de explotar el potencial erótico de Mata Hari. En 1996, la alemana Kelly Trump protagonizó una, es un decir, película en la cual enseñó todo lo que quedaba por ver. Presumo que aprovechando la coyuntura del centenario del comienzo de la I Guerra mundial, para este año se anuncia el estreno de la producción norteamericana Mata Hari, que dirigió el actor David Carradine y protagoniza su hija Calista. No hay nada que despierte el menor interés en ese proyecto, de modo que lo más probable es que no llegue a las pantallas de los cines y vaya directamente al mercado del dvd.

En el registro anterior, que no es ni tampoco pretende ser exhaustivo, no he mencionado un filme que más de uno echará en falta. La omisión es deliberada, pues le voy a dedicar el trabajo de esta semana. El motivo es que en 2014 se cumple medio siglo de su estreno. Quiero decir, de su estreno en Italia, pues en otros países se proyectó en 1965 o bien en 1966 (en Cuba se pudo ver a comienzos de septiembre de este último año). Me refiero a la coproducción franco-italiana Mata Hari (1964), que también se ha distribuido con el título de Mata Hari, agente H-21.

Se prioriza la anécdota romántica

El nombre de su director no creo que diga mucho a los lectores. Se trata del francés Jean-Pierre Richard (1927-2012), cuya filmografía como realizador se reduce a cuatro títulos. El último de ellos, Le déclic, lo rodó en 1985. Antes de Mata Hari había filmado una sola película, Bonne chance, Charlie (1962). Se concentró más en su actividad como actor. La lista de filmes en los cuales tomó parte es bastante extensa y fue dirigido, entre otros, por Jean-Luc Godard, Alain Resnais, Volker Schlöndorff, Alain Corneau, Patrice Chéreau, Armand Desplechin, Benoit Jacquot, Claude Berri, Jacques Rivette y François Truffaut.

Con este último, Richard mantuvo una estrecha relación de trabajo, que lo llevó a actuar en seis de sus películas. Truffaut, a su vez, colaboró con Richard, y de hecho su aporte en Mata Hari es significativo. En los créditos figura como coguionista y escritor de los diálogos, y también produjo la cinta con su propia compañía, Les Films du Carosse. Su intervención, sin embargo, parece que no se limitó únicamente a esos aspectos, y a lo largo de la película de Richard hay indicios y signos que lo denotan.

El título del filme da una pista engañosa. Quienes busquen en el mismo la verdad histórica, quedarán defraudados. Tampoco debe esperarse una reflexión sobre la controversia siempre actual de culpabilidad o no culpabilidad, pues es deliberadamente eludida. Los realizadores tomaron el personaje de Mata Hari como un pretexto para contar una historia romántica: una mujer que trabaja para los Servicios Secretos de Alemania seduce a un oficial francés para obtener unos documentos y termina enamorándose de él. Por supuesto, además del nombre se mantienen varios detalles del modelo real. Es una bailarina especializada en danzas orientales que trae a los hombres enloquecidos. Posee un gran poder de seducción, que ella utiliza para conseguir importantes secretos militares. Y al final, es descubierta y condenada a muerte.

Toda la trama de espionaje e intriga queda en un segundo plano. Lo que se prioriza es la anécdota romántica. Al igual que ocurre con otros detalles, en eso hay algo de verdad. Al volver a Francia en la primavera de 1916, la Mata Hari real conoció a Vadim Masloff, un soldado ruso destinado allí, y que al parecer fue el amor de su vida. Era dieciocho años más joven que ella y en ese momento estaba de permiso en París. En la película de Richard, el soldado ruso pasa a ser el capitán francés François Lasalle (ese papel lo interpreta Jean-Louis Trintignant), a quien la espía se propone conocer en una fiesta de la alta sociedad. La razón es que le han encargado la misión de conseguir una documentación que él guarda celosamente en un portafolio que lleva asegurado a una de sus manos. Como se puede comprobar, Richard y Truffaut se tomaron libertades con la historia.

Mata Hari tiene como protagonista a la actriz francesa Jeanne Moreau. El filme fue realizada además por dos enamorados de ella, que crearon una obra para su lucimiento. Richard era su esposo desde 1949, aunque justo en 1964 se divorciaron. Eso no impidió que volvieran a trabajar juntos en 1969 en Le corps de Diane, el tercer filme como realizador de Richard. Por su parte, Truffaut venía de dirigirla en Jules et Jim (1962). Conviene apuntar que, aunque no alcanzó la categoría de musa de la Nouvelle Vague como Anna Karina, Moreau estuvo vinculada a varias producciones de ese movimiento. A pesar de que a veces eran papeles secundarios, intervino en filmes de Louis Malle (Los amantes, Ascensor para el cadalso, El fuego fatuo), Godard (Una mujer es una mujer), Jacques Demy (La Bahía de los Ángeles) y Truffaut (Los 400 golpes).

Pero pese a haber sido rodada en pleno apogeo de la Nouvelle Vague, Mata Hari no participa de la estética de ese movimiento. Las principales fuentes en las cuales bebe hay que buscarlas en el cine clásico de suspenso y aventuras. Y aquí se impone hablar de la aportación activa de Truffaut, sin la cual el acabado del filme habría sido otro. Gran admirador de Alfred Hitchcock, el realizador de Besos robados es autor de El cine según Hitchcock, un libro clásico en el que el cineasta inglés hace una minuciosa reconstrucción de su filmografía. Precisamente, la mano de Truffaut se nota en las escenas de genuino suspenso, algo que aprendió del director de Vértigo.

Las secuencias a las que me refiero son la de la sustitución del portafolio encadenado a la silla, la del robo de los documentos en la Ciudadela y la de la huida de Mata Hari a España. Ambas están muy bien resueltas y filmadas, y dan al filme esa atmósfera inquietante que tanto disfrutan los espectadores. Asimismo es evidente que se deben a Truffaut los breves cameos de cuatro de sus actores favoritos: Marie Dubois, Jean-Pierre Leaud, Charles Denner y Albert Rémy, este en una de sus últimas apariciones.

La película de Richard mezcla drama, misterio y algo de comedia, pero sin acabar de definir el trazo de la propuesta. No obstante ello y pese a sus resonancias trágicas, funciona bien como película ligera y entretenida. Asimismo varias secuencias están filmadas con precisión y elegancia, y el nivel técnico es en general muy correcto. Otros aciertos a destacar son el vestuario y la ambientación, la música de Georges Delerue y la espléndida fotografía en blanco y negro de Michel Kelber.

Pero Mata Hari es, sobre todo, un one-woman-show y como tal, no admite reproches. En su reseña para la revista Télérama, Bernard Genin anotó en la casilla del género del filme: pour Jeanne. Y en efecto, la película ofrece a Jeanne Moreau la oportunidad de demostrar sus excelentes cualidades como actriz. En la pantalla da vida a una Mata Hari que se aleja del cliché de la espía calculadora y fría. Interpreta, en cambio, una Mata Hari humana y vulnerable al amor, a pesar de su personalidad independiente. De otra crítica, la que publicó Eduardo Manet en el diario Granma, quiero reproducir estas líneas:

“Los fanáticos de la actriz no podrán quejarse: van a asistir a un auténtico Festival Jeanne Moreau. La verán disfrazada de javanesa, vestida con sus arreos más elegantes, en salto de cama, casi sin salto; la verán escribiendo con tinta simpática, echándole mantequilla a unas tostadas, cantando… Inteligente además de gran actriz, Jeanne Moreau evitó el fantasma de la Garbo limitándose a ser con gracia infinita… Jeanne Moreau. Somos de los que opinan que la película vale la pena de verse solo para disfrutar de ese gran espectáculo”.


Enlace de la película con subtítulos en inglés: YouTube