Europa del Este

El nuevo misil ruso

Moscú prepara un cohete atómico con capacidad para destruir una ciudad como Nueva York desde el Mar Blanco.

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Moscú dispondrá el año que viene de un nuevo misil intercontinental atómico que permitirá a la marina rusa destruir una ciudad como Nueva York desde el Mar Blanco, evadiendo todos los sistemas y escudos antimisiles electrónicos, de láser, por satélites y de cualquier radar.

Se trata del cohete SS-NX-30, bautizado como "Bulava", de combustible sólido, que se lanza desde un submarino sumergido y, según su diseñador, Yury Solomonov, es invulnerable a cualquier sistema moderno antibalístico (ABM) de defensa. El ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov, dijo a la agencia Novosti que la prueba final se hará antes de que termine el presente año 2005 y que el arma estará disponible para 2006.

Por su parte, Solomonov, director del Instituto de Termotécnica de Moscú, una organización que se especializa en el diseño de los cohetes de defensa nucleares, explicó a Encuentro en la Red que Bulava es la versión más moderna de los cohetes atómicos SS-27, desarrollados después de la caída de la Unión Soviética, y que representan el pináculo de la tecnología balística rusa.

El científico sostiene que esta familia de cohetes nucleares será, sin dudas, la base del arsenal nuclear estratégico de Rusia para 2015. Durante el presente año, Rusia ha iniciado el reemplazo de su viejo sistema defensivo con los nuevos interceptores S-400, y este año dispondrá de dos nuevos submarinos nucleares estratégicos, el Yury Dolgoruky y el Dmitry Donskov, que serán artillados con el nuevo cohete Bulava SS-NX-30.

¿Cómo funciona Bulava?

Para Solomonov, la novedad de Bulava consiste no sólo en que utiliza combustible sólido, sino que su ojiva nuclear es un vehículo de reentrada múltiple independiente, lo que le permite realizar maniobras evasivas en la medida que se acerca al objetivo y eludir cualquier fase del interceptor terminal. También lleva contramedidas como descodificadores y su cabeza nuclear está provista de escudos contra radiaciones, interferencia electromagnética y alteración física.

Los cohetes anteriores a Bulava podían ser desactivados detonando su cabeza nuclear a diez kilómetros del objetivo, pero el Bulava ha sido diseñado para ser capaz de hacer resistencia a una explosión nuclear hasta a 500 metros de distancia, lo que hace difícil su intercepción, si se tiene también en cuenta su velocidad y maniobrabilidad, además de que está diseñado para enfrentar cualquier ataque con tecnología láser.

Fuentes occidentales reconocen que el Bulava podría alcanzar cualquier objetivo en EE UU o cualquier otra parte del mundo, porque estos cohetes son inmunes al sistema americano de defensa antibalístico ABM.

Los cohetes que existían hasta ahora podían ser detonados a diez kilómetros del blanco, pero el SS-27 y sus variantes han sido designados para hacer casi imposible la maniobra de intercepción. También está preparado para sobrevivir un disparo láser.

Su diseñador está convencido de que cuando estos cohetes estén emplazados en los nuevos submarinos será imposible para cualquier país prevenir un ataque, ya que la tecnología ABM es insuficiente para detener el impacto.

Al utilizar combustible sólido, puede mantenerse en alerta durante períodos prolongados y ser disparado en minutos, lo cual garantiza a Rusia no sólo una inmediata respuesta a cualquier ataque nuclear, sino tener un arma efectiva para un primer ataque.

¿Podría caer Bulava en terceras manos?

El presidente ruso Vladimir Putin confirmó a la prensa que Rusia está desarrollando nuevas armas estratégicas, pero aclaró que "el objetivo de este armamento es luchar contra el terrorismo y no entrar en competencia con nadie".

Para tranquilizar a los americanos, Putin mantiene que existe un riesgo nulo de que los nuevos cohetes puedan ser copiados. Y ha dicho a su colega George W. Bush que no se trata de competir, sino de que estas armas han sido diseñadas para luchar contra el terrorismo y los nuevos peligros que enfrenta su país.

Sin embargo, las fuentes americanas temen que exista la posibilidad de que China pueda obtener esta tecnología, ya que es el único país con capacidad para integrarlos a sus fuerzas armadas.