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Reflexiones, Fidel Castro

La demencia senil de Fidel Castro

Solamente alguien con sus facultades mentales deterioradas puede plantear que un robot sea Presidente de Estados Unidos

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Sé perfectamente que la brigada de respuesta rápida digital van a decirme, de entrada, que el tema de la última “Reflexión” de Fidel Castro es un símbolo, una metáfora, y no algo que deba tomarse literalmente, por lo que no es de buen gusto destacar esa “inspiración” del Comandante como manifestación de demencia senil.

Si se tratara solamente de una idea aislada, un chispazo, un relámpago, podría pasarse por alto, pues a cualquier escribano se le va un borrón. Sin embargo, sugerir un robot para Presidente del país más poderoso, libre, rico y desarrollado del mundo, cuando pocos días antes declaró que Israel y Estados Unidos estaban llevando al mundo hacia un abismo al pretender desatar una guerra nuclear, sería de risa si no hubiera tanta maldad en la intención.

Sí, sí, compañeros, digan que yo estoy destacando aspectos negativos del pensamiento del Comandante en Jefe, y que eso no debería hacerse nunca, y menos en un momento (que ya dura más de medio siglo) en que se pretende exaltar su figura y su visión política para acicalar su legado a las generaciones futuras, teniendo en cuenta que ya ni las pasadas ni las presentes creen en él, aunque la izquierda carnicera pretenda seguirlo presentando como genial y visionario.

Tampoco hay que exagerar: Fidel Castro tiene experiencia en el tema de robots actuando como presidentes, al menos en Cuba. Desde enero de 1959 pretendió robotizar al Dr. Manuel Urrutia Lleó, a quien había nombrado presidente del Gobierno Provisional Revolucionario, pero el magistrado se negó a ser utilizado como títere del Comandante, y presentó su renuncia el 17 de julio de ese año.

Castro no se amilanó: designó Presidente a Osvaldo Dorticós Torrado, y lo mantuvo por diecisiete años, hasta eliminar el cargo en 1976, durante la “institucionalización” totalitaria exigida por la Unión Soviética para mantener los subsidios tras la debacle de la zafra de los no-diez millones. Durante todo ese tiempo que se desempeñó como “jefe de Estado”, el “presidente” nunca dio la más mínima muestra de independencia de criterios en ningún tema, y los cubanos se referían a él como “cucharita”, alguien que ni pincha ni corta.

Tal vez pensando en esa experiencia ahora Fidel Castro desvaría con lo de un robot para Presidente de Estados Unidos, y llega a creerse él mismo los dislates que publica, con conclusiones disparatadas: “Estoy seguro de que el 90 por ciento de los norteamericanos inscriptos, especialmente los hispanos, los negros, y el creciente número de la clase media, empobrecidos, votaría por el robot”.

¿Que le hace pensar al octogenario tirano que se resiste a aceptar que ya su tiempo pasó que sus conclusiones, por ser suyas, con acertadas? ¿Por qué los negros norteamericanos estarían dispuestos a votar por un robot, cuando por primera vez en toda su historia tienen un presidente negro en la Casa Blanca? ¿Por qué los votantes de origen hispano votarían por un robot? ¿Por qué ninguna “democracia” latinoamericana es más libre, fuerte o próspera que este “imperio” que tanto odia Fidel Castro? ¿Por qué la clase media votaría por un robot, si a través de más de dos siglos ninguna clase media en el mundo ha avanzado y prosperado más que la norteamericana?

¿Qué pensará Fidel Castro de un negro de origen hispano que forme parte de esa clase media norteamericana empobrecida? En su rencor y su envidia de descendiente de español derrotado en la guerra hispanoamericana, nunca podrá comprender que ese negro de clase media y origen hispano no necesita para nada un robot como presidente, pues sabe que si el presidente electo no cumple las expectativas de los votantes, a los cuatro años será sustituido. Además, sabe que tiene, como cualquier otro ciudadano de este país, más futuro, perspectivas, posibilidades y esperanzas que el mismo Fidel Castro y toda la nomenklatura totalitaria cubana.

Si realmente Fidel Castro quisiera un robot para presidente, no para Estados Unidos, sino para Cuba, no tiene que alejarse mucho de Punto Cero: Raúl Castro lleva más de cinco años repitiendo como un robot que hay que avanzar “sin prisas”, y solamente se ven los aplazamientos, no los resultados. José Ramón Machado Ventura, primer vicepresidente, lleva años repitiendo como un robot que “el ahorro” y “la exigencia” son la solución para todos los problemas del país, pero los problemas cada vez se agudizan más. El vicepresidente Esteban Lazo acaba de declarar que el 2012 será un año “duro” y que requerirá “un gran esfuerzo” por parte de todos los cubanos. ¿Suena conocida la frase? La repetía Fidel Castro, como un robot, durante todos los años de su nefasto, tiránico y absolutista mandato en el país.

Entonces, la demencia senil del déspota no radica tanto en lo que dice como en confundir a Estados Unidos con la Cuba que él tanto hizo por destruir y destruyó. Si los temas mencionados en sus dos recientes “Reflexiones” se hubieran referido al caso Cuba —que va marchando hacia el abismo dirigida por robots— serían imponderables. Pero pretender que “el imperio” funciona como Cuba lo único que es demuestra es su alucinación estéril.

Porque es nuestra Patria la que hace muchos años es dirigida por robots incapaces de generar pensamiento independiente y opiniones propias y libres. Y la está llevando al abismo, no por una guerra nuclear como la que Fidel Castro pretendió desatar durante la Crisis de Octubre de 1962, sino por mantener un “modelo” que ni sirve ni funciona, una gerontocracia inepta e inculta, incapaz de hacer otra cosa que justificar su miserable existencia, y que se aferra al poder y los privilegios hasta con las uñas.


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